© Iñaki Domínguez, 2017
© De la presente edición: Editorial Melusina, s.l.
www.melusina.com
Primera edición: junio de 2017
Primera edición digital: julio de 2020
Reservados todos los derechos de esta edición.
Corrección de galeradas: Albert Fuentes
Ilustración de cubierta: Juan García
e isbn: 978-84-18403-07-1
contenido
Introducción
E s te ensayo analiza la subcultura del moderneo actual desde una perspectiva sociológica. Dicha corriente engloba los valores, gustos, actitudes, tipos de relaciones, filosofía de vida y estrategias propias de personas «modernas». Éstas aspiran a formar parte de una élite que simbolice lo más vanguardista. Se trata de un posicionamiento que, entre otras cosas, integra elementos del esnobismo tradicional. Por su carácter excesivo, dicha subcultura ilustra bien muchos de los rasgos de la comunidad más amplia a la que pertenece.
Principalmente aplico los métodos y reglas de la sociología. No quisiera ser demasiado técnico, ni revelar los secretos metodológicos de esta gran ciencia, ya que ese enfoque sería demasiado farragoso, tanto para el lector como para el autor, dando al texto un aire estéril que llevaría a un mutuo aburrimiento sin sentido. Por eso, en algunos momentos sigo la metodología del malvado Keyser Söze, elaborando mi narración a medida que avanzo. Hago, además, uso de mi intuición y experiencias, integrando mi conciencia como sujeto social (inmerso en el mundo que describo) en el marco de mi explicación teórica. Por otra parte, creo que la historia ayuda también a explicar la realidad del moderneo. Como diría un estudiante de primero de filosofía: «Para comprender el presente es necesario conocer el pasado». Los tópicos por algo son tópicos y no está de más prestarles atención de cuando en cuando. Ofreceré una perspectiva histórica, y prestaré especial atención a aspectos de la historia cultural española. Esto es importante ya que en la tradición ensayística de este país hay poca bibliografía que analice fenómenos de cultura popular, tanto nacional como internacional.
Por otro lado, el sentido del humor no será ajeno a mi exposición, algo que a pesar de no ser estrictamente científico sirve bien al principio de placer. Nadie debe darse por aludido, ya que todos deberíamos en ese caso darnos por aludidos. Si aparecen representadas las debilidades humanas es necesario entender estas como depósito ancestral y vivo del que todos participamos y al que todos alimentamos con nuestras limitaciones vitales, tan omnipresentes y universales. Es necesario rechazar abiertamente cualquier forma de discriminación ontológica de «los otros». No es este un cuento de héroes y villanos. Si unos fallamos en algo, otros fallan en otra cosa, y así se trasciende la debilidad individual. Las faltas, faltas son, y no hemos de destacar unas por encima de otras, todos las cometemos y forman parte de nuestra naturaleza.
¿Por qué hablo de debilidades humanas? Al escribir una sociología aspiro a conocer las causas de un determinado fenómeno. En palabras de Heidegger, el fenómeno es «aquello que se muestra»; en este caso, todo hecho social observable. Quiero desvelar las relaciones y motivaciones subyacentes a la actitud moderna, siendo esta algo como una representación teatral construida a base de roles sociales. Lo «que se muestra» (el fenómeno) es una cosa, lo que subyace es otra bien distinta. De acuerdo con esto, las motivaciones reales (privadas) que sirven de base a la actuación social (pública) son consideradas menos honorables que las representadas ante los demás, aunque sea por el solo hecho de ser privadas. De algún modo, trato de desnudar a los sujetos estudiados, y el hecho de que queden reveladas partes íntimas puede ser molesto, sobre todo cuando se realiza desde el exterior, sin avisar y sin permiso. Pero todo sea en pos de la ciencia.
Quiero escribir un texto ensayístico que integre conceptos de las ciencias sociales (idealmente, introduciendo algunos nuevos) para entender el fenómeno del moderneo en España. Analizo el moderneo actual empleando claves sociológicas dentro de un discurso filosófico basado en mi intuición, experiencias personales, lecturas previas y capacidad discursiva. Quiero mostrar cómo el moderneo es una entidad abstracta construida colectivamente, de la que se nutren las personas para satisfacer necesidades y ambiciones sociales. Aunque trate el asunto desde el ámbito local, considero que en su mayoría los hechos planteados están presentes en buena parte de los países occidentales. Como dijo Jonathan Swift: «Los mismos vicios, las mismas locuras dominan en todas partes, por lo menos, en los países civilizados de Europa»; o en palabras de un moderno: «en todas partes cuecen habas, pero en cada parte a su manera».
Como otras subculturas, el moderneo es un espectro que se muestra en ciertas actitudes y estéticas en constante cambio. Cada (sub)cultura no es una realidad concreta, tangible. Es casi una entidad metafísica; adivinamos su existencia a partir de sus manifestaciones en la vida social. Este espectro se fundamenta en la conciencia colectiva (opinión pública, valores dominantes, reglas del juego). Cada capítulo de este libro expresa laxamente aspectos que componen la conciencia del moderno. ¿Para qué exponer la estructura de dicha conciencia? Porque, dependiendo del grado con el que esta se imponga al sujeto, puede ser una gran antagonista de la libertad individual. Un principio de la sociología consiste en explicar las acciones que el sujeto realiza sin que él mismo sepa muy bien por qué. Cuanto más expliquemos e iluminemos las motivaciones ocultas y las causas de nuestra conducta, más libertad tendremos a la hora de definir nuestro camino y moldear nuestros destinos. Aspiro a revelar los mecanismos con los que el moderneo construye su realidad y ayudar a consolidar una individualidad real frente a las impertinentes e invasivas exigencias del colectivo. Quiero, así, tratar de expandir ese espacio de libertad que tan imperceptiblemente nos es despojado día a día y que, a su vez, sin saberlo, nos arrebatamos a nosotros mismos.
. De las barricadas al gastrobar: los modernos, ¿qué son?
Los modernos han existido en España desde hace más de cincuenta años. Como me dijo un taxista al comentar su larga vinculación profesional con ellos: «Desde 1979 he llevado ‘‘nuevos románticos’’, ‘‘punkies’’, ‘‘rockers’’, ‘‘mods’’, ‘‘poperos’’... ¡Tanto mamoneo! Cogen medio gramo entre cinco y salen toda la noche. ¡Yo eso me lo meto en un semáforo!». Los modernos españoles aparecen en los sesenta, en el contexto de una contracultura clandestina, recorriendo un largo camino hasta convertirse en referentes del mainstream . Con los años, unos han ido dando paso a otros, delegando su estatus en nuevas generaciones, dando continuidad a un fenómeno en constante cambio. A pesar de la diversidad de estilos y configuraciones, todos los modernos tienen una cosa en común: buscan la distinción y el reconocimiento. Esta necesidad es el producto de una vida masificada en la que el individuo parece diluirse. En una población reducida se nos conoce, se nos saluda, nuestra identidad es reconocida: «Y tú, ¿de quién eres?». No ocurre lo mismo al vivir entre millones de personas. El terror al aniquilamiento identitario sirve de acicate para la creación de este tipo de subculturas. También el narcisismo hace su parte, siendo un fenómeno cada vez más dominante, el producto típico de una competitiva cultura de consumo dominada por la imagen y una ideología del espectáculo. En última instancia, el moderneo es un medio para reafirmar la identidad en sociedades complejas.