Josefina Mac Gregor
Belisario Domínguez
Moral y ética, impronta de vida
Lectorum
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Primera edición: septiembre de 2010
ISBN edición impresa: 978-607-457-138-7
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Introducción
Es del dominio público que Belisario Domínguez pertenece al panteón de nuestros héroes. Se sabe que fue senador y que fue asesinado por en-frentarse al régimen autoritario de Victoriano Huerta, quien, para asumir el poder, no sólo se puso al frente de un golpe militar, sino que, ya dueño de la situación, ordenó los asesinatos de Francisco I. Madero y José María Pino Suárez, cuando ya habían renunciado a la presidencia y vicepresidencia de la República, respectivamente. Domínguez asumió el cargo como legislador después de estas muertes; no obstante, y a pesar del peligro que corría por hacerlo, responsabilizó a Huerta de los asesinatos y exhortó a la Cámara de Senadores a resolver la difícil situación que enfrentaba el país. Por ello, Domínguez se convirtió en un símbolo del valor civil y la libertad de expresión y además en una figura emblemática del Senado de la República.
Por ese motivo, desde 1913, año en que el doctor Domínguez fue asesinado, se han escrito muchas páginas sobre él, particularmente para alabarlo y exaltar su valentía. En su mayoría, discursos para conmemorar su memoria, que no ofrecen mucha información sobre el personaje, y más bien son interpretaciones sobre su sacrificio, que permiten sostener posiciones políticas o hacer disquisiciones sobre las circunstancias en las que son emitidos. Las más de las veces, estos discursos, lejos de apoyarse en hechos históricos, se sustentan en anécdotas, difíciles de probar, pero que ayudan a salvaguardar y acrecentar el mito.
La obra propiamente historiográfica sobre Domínguez, en cambio, resulta exigua, aunque mantiene cierta variedad en cuanto a objetivos y fuentes. Así, en algunas oportunidades, más que buscar explicaciones, lo que predominó en esos escritos fue el deseo de descalificar y estigmatizar al gobierno de Huerta, por lo que nada o poco tuvieron que ver con la consulta de documentos y la aplicación de criterios históricos; en otros trabajos, lo que importó fue destacar y hacer la apología de Belisario Domínguez, en ocasiones, sin el suficiente conocimiento de las fuentes, y otras, con un sustento documental más serio, pero, finalmente con un exceso de adjetivos que hace pensar más bien en una historia maniquea, en la que se divide el mundo en buenos y malos. Entre las biografías publicadas —poco más de una docena—, sólo unas cuantas tienen un carácter algo más formal, algunas apenas llegan a ser meros folletos y otras tienen como propósito integrar antologías documentales.
Estudiar con precisión figuras paradigmáticas o heroicas, como la del senador Belisario Domínguez, entraña un trabajo adicional con respecto al que regularmente se realiza en las investigaciones de carácter histórico. En estos casos es preciso desmitificar, distinguir qué se ha imaginado o agregado sin sustento, sólo por el afán de agigantar a los personajes, al grado de convertirlos precisamente en mitos, desvaneciéndolos como figuras históricas. Como si la obra o las acciones de estos hombres, entre los que se encuentra Domínguez, necesitaran de tales artificios para ser reconocidos, sin tener en cuenta que precisamente el desapego a los hechos históricos lleva al público a cuestionar a esos personajes que se quieren presentar como ejemplares o perfectos, o lo induce a distanciarse del conocimiento del pasado por considerarlo manipulado, falto de veracidad. Así, hay que volver al hombre, partir de los documentos, los hechos comprobables, y resistirse a caer en lo trillado. Hay que rehacer los acontecimientos para luego interpretarlos. En este caso, la mirada crítica sobre Domínguez no nos arrojó un personaje anodino y sin valores; por el contrario, nos mostró un hombre comprometido y coherente con los principios de vida asumidos desde su juventud.
En esta oportunidad, queremos ofrecer una biografía de don Belisario Domínguez que tome en cuenta las condiciones sociales de la época que le tocó vivir y que resulte asequible para todos los interesados en la vida de este personaje. Es decir, un trabajo que al mismo tiempo que brinde un panorama de la existencia de este distinguido hombre, exhiba algunos aspectos particulares que permitan valorarlo, además de ubicarlo en la etapa histórica correspondiente. Un periodo que va de la confrontación política de liberales y conservadores de la segunda mitad del siglo xix, al periodo revolucionario, pasando por la intervención francesa y el Segundo Imperio, la República Restaurada y el Porfiriato. Las críticas condiciones políticas, económicas, sociales y culturales de las postrimerías del régimen porfiriano desencadenaron una revolución: la maderista. Después, el derrocamiento del gobierno constitucional llevó a una guerra civil que duró varios años. Durante la primera parte de esta lucha, el senador Domínguez fue asesinado.
Esta biografía, que consideramos novedosa, incluye documentos nunca antes considerados. Se localizaron papeles con datos nuevos e importantes en el Archivo Municipal de Comitán, que resguarda la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, en el Fondo Fernando Iglesias Calderón del Archivo General de la Nación y en la Casa Museo Dr. Belisario Domínguez. Además de los documentos publicados con anterioridad, fue posible abrevar en el Archivo del Senado de la República, para analizar la trayectoria de Domínguez durante el tiempo de su gestión como senador, y no centrarnos sólo en el discurso —nunca leído ni pronunciado— que parecía lo había condenado a la muerte. Fue posible encontrar otra arenga, que tampoco llegó al público, y pudimos constatar la consistencia de la postura de Domínguez, que en nuestra interpretación es de carácter ético y no político, como han sostenido otros autores, y que fue la que provocó, por su fortaleza y persistencia, la reacción represora del general Victoriano
Huerta. Otros opositores al régimen pudieron conservar la vida; Domín-guez, no, porque siempre que podía acusaba al general —de los crímenes de Madero y Pino Suárez, de provocar una guerra civil y confrontar al gobierno de Estados Unidos—, y lo hacía de manera explícita y enérgica, asumiendo un liderazgo que podía poner al régimen en serios aprietos.
En suma, el propósito de este trabajo es brindar al lector interesado en el tema un estudio riguroso, lo más documentado que ha sido posible, y que, abandonando exaltaciones y maniqueísmos infundados, muestre al hombre de carne y hueso, y ofrezca una explicación de las acciones de don Belisario —así, con esta familiaridad, sin títulos, ni cargos, con la cercanía que da el don en nuestra lengua y que significa que se trata de una figura respetable que pertenece a todos los mexicanos.
Josefina Mac Gregor
Facultad de Filosofía y Letras
Universidad Nacional Autónoma de México
Julio de 2010
Capítulo 1
Los primeros años
La familia
Belisario Domínguez Palencia nació en Comitán de las Flores, un importante pueblo comercial del sur de Chiapas, muy cercano a la frontera con Guatemala, el 25 de abril de 1863. Su padre, precisamente, era un comerciante llamado Cleofas Domínguez Román y su madre, que, además de atender a la familia, trabajaba en la tienda familiar, se llamaba María del Pilar Palencia Espinoza y era originaria de Guatemala. Su fe de bautismo asienta que el mismo día que Belisario nació fue bautizado en la iglesia parroquial de la población.(Belisario no fue registrado en el momento de nacer; su padre lo acompañó al registro civil hasta 1892, con el fin de dar cumplimiento a la ley que establecía este requisito.)
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