Susan H. Swetnam - Alégrense y regocíjense: Reflexiones diarias de Pascua a Pentecostés 2022

Nihil Obstat: Rev. Robert Harren, J.C.L., Censor Deputatus

Imprimátur: Most Rev. Donald J. Kettler, J.C.L., D.D., Bishop of St. Cloud, October 7, 2021

Diseño de portada por Monica Bokinskie. Arte de portada cortesía de Getty Images.

Leccionario I © 1976; Leccionario II © 1987; Leccionario III © 1993 Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso por escrito del propietario del copyright.

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© 2021 por Susan H. Swetnam

Publicado por Liturgical Press, Collegeville, Minnesota. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser usada o reproducida de ninguna manera, excepto citas breves en las reseñas, sin el permiso escrito de Liturgical Press, Saint John’s Abbey, PO Box 7500, Collegeville, MN 56321-7500. Impreso en los Estados Unidos de América.

ISSN: 2692-6237 (edición impresa)

ISSN: 2692-6245 (edición en línea)

ISBN: 978-0-8146-6678-4 978-0-8146-6679-1 (e-book)

Introducción

Cuando la alegría pascual estalla sobre nosotros, bien podríamos pensar en esta gran fiesta como una conclusión triunfante. Las penitencias cuaresmales han terminado, y la liturgia sombría es reemplazada por la celebración gozosa, mientras el Gloria suena una vez más y la luz de las velas de la Vigilia de Pascua se pasa de persona a persona. La liturgia pascual habla gloriosamente del cumplimiento, proclamando que el sufrimiento de Cristo es pasado y su sacrificio como cordero de Dios redime nuestros pecados. Nuestro antiguo enemigo, la muerte, ha sido desterrado.

Incluso el mundo creado (al menos para aquellos de nosotros en el hemisferio norte) testifica que ¡He aquí, el invierno ha pasado!” (cf. Cant 2,11). San Juan Crisóstomo, padre de la iglesia bizantina del siglo IV, reconoció esta armonía de la teología y el mundo natural en una homilía de Pascua, conectando la resurrección y las nuevas “rosas, violetas y otras flores” como signos que se refuerzan mutuamente del amor siempre renovado de Dios.

Sin embargo, las lecturas para el tiempo de Pascua demuestran que en lugar de invitar a los seguidores de Jesús a relajarse en una sensación de finalización, el Domingo de Pascua original los confrontó con un momento serio de “¿Y ahora qué?” . La resurrección sacudió suposiciones preexistentes y paradigmas cómodos, por lo que no es de extrañar que los seguidores de Jesús respondieran inicialmente con duda y miedo, confusión y debate. ¿Cómo podría esto ser verdad? ¿Qué quería decir? ¿Cómo iban a vivir sus vidas ahora? ¿Con quién se suponía que debían compartir esta buena noticia?

Más de dos mil años después, tenemos la sabiduría de teólogos, místicos, santos y maestros para informar nuestra fe. Pero todos los que buscan vivir el misterio de Pascua hoy es probable que encuentren esas preguntas todavía evocadoras. Cristo todavía pregunta: “¿Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?” (Marcos 8, 29), y todavía imploramos, “¿Qué tenemos que hacer... ?” (Hch 2, 37). Los miedos, las dudas, la confusión y los desafíos no han desaparecido; de hecho, nuestro mundo ofrece nuevos desencadenantes que son tan resonantes como los que enfrentaron los apóstoles.

Las lecturas del Tiempo Pascual nos llevan directamente al corazón del proceso en constante evolución de volvernos verdaderos discípulos. Su narración abarca unos treinta años, comenzando con la resurrección, a través de los cuarenta días en que Jesús se apareció y guio a los apóstoles, a su ascensión al cielo y el descenso del Espíritu Santo en Pentecostés, a través de las primeras persecuciones y martirios, a la conversión de Pablo, a través de viajes misioneros, y terminando con el arresto domiciliario de Pablo en Roma alrededor del año 60 d.C. ¡Esa es una gran cantidad de historia crucial de la iglesia para comprender en solo unas semanas!

Sin embargo, el drama de estos eventos y la perenne relevancia de los temas de las lecturas nos atraen, invitándonos a reclamar parentesco con Pedro, Esteban, Pablo y otros mientras nos maravillamos de su increíble fortaleza. A medida que recorremos este venerable camino en nuestra imaginación cada primavera, se nos anima a crecer un poco más en sabiduría cada año, a considerar cada vez más profundamente las preguntas clave sobre el llamado, sobre el perdón y la gracia, sobre el equilibrio de la rendición y la iniciativa, sobre la comunidad entre sí y la relación con lo divino, sobre la persistencia y el coraje.

Espero que estas reflexiones mejoren el camino pascual de este año para ti, ayudándote a utilizar este precioso tiempo no sólo para regocijarte, sino también para explorar, abrir y renovar el compromiso con tu propia vocación apostólica.

Reflexiones

17 de abril: Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Replanteamiento radical

Lecturas: Hch 10, 34a. 37-43; Col 3, 1-4 o 1 Cor 5, 6b-8; Juan 20, 1-9 o Lucas 24, 1-12

Escritura:

Porque hasta entonces no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de entre los muertos (Jn 20, 9)

Reflexión: Y así comienza este tiempo, cuando se nos anima: “alégrense y regocíjense” (cf. Salmo 117, 24), maravillándonos de la gracia de Dios, gloriándonos en una nueva alianza.

Hace varios años una mujer que había absorbido completamente ese espíritu nos felicitó a los músicos después de la Vigilia Pascual. “¡Qué hermoso!”, exclamó. “Y apropiado. ¿Puedes imaginar la alegría de la primera mañana de Pascua, cuando encontraron la tumba vacía? ¡Desearía haber estado allí para celebrarlo!”.

Bueno, no exactamente. Esa noche, el entusiasmo de la mujer había invadido su atención a las palabras exactas del Evangelio de Pascua.

Con el beneficio de la retrospectiva, podríamos juzgar sus respuestas como tristemente miopes en una ocasión que debería haber provocado alegría. Sin embargo, desde la perspectiva de la ciencia cognitiva, los apóstoles estaban reaccionando con bastante normalidad. Los investigadores nos dicen que los seres humanos siempre han operado en “esquemas”. Los esquemas nos permiten predecir y funcionar mientras somos bombardeados con nuevos datos, algunos de los cuales pueden parecer “puros cuentos” (Lucas 24, 11).

Dos milenios después somos bendecidos con esquemas cristianos que nos permiten procesar la resurrección como “normal” a la luz del plan de Dios. Es la complacencia lo que amenaza con embotar nuestra respuesta; la narrativa es tan familiar que podemos entumecernos ante su improbable maravilla.

Así que es bueno, creo, que la historia de Pascua como está escrita nos recuerde cada año lo extraordinaria que fue y es la resurrección de Cristo desde una perspectiva humana. Esta sigue siendo una buena noticia con un borde, una buena noticia que invita perennemente a un replanteamiento radical.

Meditación: ¿Tus observancias cuaresmales te animaron a cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento desgastados durante mucho tiempo? ¿Te ayudaron a sacudirte y salir de tu complacencia con respecto a tu fe? Si todavía te sientes “desinflado”, considera cómo puedes invitar dentro de ti una “masa nueva” sana (cf. 1 Cor 5, 7-8): explorando formas alternativas de orar, leyendo libros espirituales, involucrándote en el ministerio parroquial.