Nihil Obstat: Reverend Robert Harren, J.C.L., Censor deputatus
Imprimátur: Most Reverend Donald J. Kettler, J.C.L., D.D., Bishop of Saint Cloud, July 27, 2021
Diseño de portada por Monica Bokinskie. Arte de portada cortesía de Getty Images.
Leccionario I © 1976; Leccionario II © 1987; Leccionario III © 1993 Comisión Episcopal de Pastoral Litúrgica de la Conferencia del Episcopado Mexicano. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio, electrónico o mecánico, incluyendo fotocopias, grabaciones o cualquier sistema de almacenamiento y recuperación de información, sin el permiso por escrito del propietario del copyright.
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© 2021 por Amy Ekeh y Thomas D. Stegman, SJ
Publicado por Liturgical Press, Collegeville, Minnesota. Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser usada o reproducida de ninguna manera, excepto citas breves en las reseñas, sin el permiso escrito de Liturgical Press, Saint John’s Abbey, PO Box 7500, Collegeville, MN 56321-7500. Impreso en los Estados Unidos de América.
ISSN: 2692-6423 (edición impresa); 2692-6458 (e-book)
ISBN: 978-0-8146-6676-0 978-0-8146-6677-7 (e-book)
Introducción
La Cuaresma consiste en algo muy sencillo: volver a Jesucristo, y a éste crucificado (1 Cor 2, 2). La Cuaresma es nuestro tiempo para caminar con Cristo, para mirar hacia Jerusalén y acompañarlo hasta la cruz (Lucas 9, 51). La Cuaresma es nuestro tiempo para estar con el Señor crucificado y esperar en silencio con él el brillo de la resurrección.
Sin embargo, la Cuaresma es más que un paseo solitario con Jesús. No recorremos solos este camino hacia la cruz. Caminamos como Iglesia. Caminamos como pueblo de Dios, como Cuerpo de Cristo (1 Cor 12, 27). Sí, todo lo que hacemos al recorrer este camino es con y para los demás. Esto es lo que significa seguir a Cristo, ser testigo de su muerte, conformarse a él y a su camino de amor que encarna la cruz. Significa reconocer que nos pertenecemos los unos a otros, que también debemos dar la vida por los demás. Lo aprendemos al pie de la cruz y lo llevamos con nosotros a la luz brillante de la Pascua.
Como Iglesia peregrina, miramos a la Liturgia diaria de la Palabra como un rico recurso para nutrirnos en nuestro viaje cuaresmal. El libro que tienes en tus manos contiene reflexiones, meditaciones y oraciones inspiradas en estas lecturas diarias de la Escritura. Cuando leas y reces con este libro cada día, te encontrarás con dos voces distintas —una de un sacerdote jesuita, la otra de una madre casada con cuatro hijos— voces de dos amigos y colegas cuyos diferentes caminos de vida se cruzan en un amor mutuo por la palabra de Dios y un deseo compartido de explorar esa palabra con los demás.
Cada día, verás que uno de nosotros ha escrito una reflexión, y el otro ha respondido con una meditación y una oración. Esperamos que esta conversación continua, esta mezcla diaria de voces y perspectivas, haya enriquecido nuestra presentación y te atraiga al viaje con nosotros. Hemos sido bendecidos escribiendo juntos para ti, aprendiendo uno del otro y rezando uno por otro a lo largo del camino.
La Cuaresma ha llegado. ¿Qué vamos a hacer con este tiempo santo? ¿Será como otras Cuaresmas, o será diferente? ¿Cómo enfocaremos nuestras mentes y corazones para aprovechar al máximo este tiempo sagrado?
Ha llegado la Cuaresma. Emprendamos juntos este viaje.
Amy Ekeh Thomas D. Stegman, SJ
Reflexiones
2 de marzo: Miércoles de Ceniza
Practicar la fe
Lecturas: Jl 2, 12-18; 2 Cor 5, 20–6, 2; Mt 6, 1-6. 16-18
Escritura:
Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación (2 Cor 6, 2)
Reflexión: Mi primer recuerdo de recibir las cenizas de nuestro párroco, cuando era un niño en la escuela, sigue siendo vívido. Su pulgar presionó generosamente sobre mi frente; varias partículas cayeron como polvo ante mis ojos. Lo que más recuerdo son las palabras que rezó, tan inquietantes para mis jóvenes oídos: “Recuerda que eres polvo y al polvo volverás”. Esas palabras ciertamente llamaron mi atención. ¿Volver al polvo?
También algunas líneas de nuestras lecturas nos llaman la atención. Las exhortaciones de Joel resuenan con un sentido de urgencia: “Toquen la trompeta en Sion, promulguen un ayuno, / convoquen la asamblea”. Pablo insta a los corintios a reconocer la importancia del momento: “ ahora es el día de la salvación”.
Es apropiado que el Miércoles de Ceniza atraiga nuestra atención de forma tan dramática. Hoy nos embarcamos en nuestro viaje anual de Cuaresma en preparación para celebrar los acontecimientos sagrados de nuestra salvación: la ofrenda de Jesús de sí mismo en el amor, su resurrección y la efusión del Espíritu.
La lectura del Evangelio de hoy expone las prácticas tradicionales de la Cuaresma: la oración, el ayuno y la limosna. Estas prácticas tienen eficacia probada, aunque debemos tener en cuenta sus verdaderos propósitos. Oración: reservemos más tiempo en silencio para escuchar la palabra de Dios, para prestar atención a la presencia del Espíritu y a sus impulsos. Ayuno : reflexionemos honestamente sobre las diversas formas en que intentamos satisfacernos, y abramos espacios en nuestro interior para que Dios pueda llenarnos con lo que verdaderamente nos satisface. Limosna : demos gracias por las muchas maneras en que Dios ha sido generoso con nosotros e imitemos esa generosidad hacia los necesitados.
Ahora es el momento de practicar nuestra fe de nuevo. Tendremos mucho que celebrar al final del viaje.
—TS
Meditación: Hoy es un día de penitencia y de alegría. Nos detenemos para reconocer nuestra condición pecadora y nuestra necesidad de arrepentimiento. Al mismo tiempo, estamos muy orgullosos de ser marcados con la cruz. Esta marca no es vergonzosa; es nuestra identidad. Nosotros pertenecemos a Cristo, y él a nosotros. ¿Cómo proclamaremos esa identidad en esta Cuaresma, cuando las cenizas hayan caído?
Oración: Señor Jesucristo, acompáñanos en cada paso que demos en este camino de Cuaresma.
—AE
3 de marzo: Jueves después del Miércoles de Ceniza
Nosotros elegimos
Lecturas: Dt 30, 15-20; Lc 9, 22-25
Escritura:
[Moisés dijo al pueblo:]
“Hoy pongo delante de ti
la vida y el bien o la muerte y el mal” (Dt 30, 15)
Reflexión: El hijo pequeño de mi amiga Paula es prematuramente sabio. Tiene una forma de mirarla a los ojos, de ponerle una mano tranquila en el hombro y de decirle con toda naturalidad palabras fantásticas para vivir. Uno de los proverbios de Nick que repetimos en nuestra casa es: “ Siempre tienes una opción ”. Me recuerda algo que me dijo una vez un viejo profesor cisterciense: “El universo entero podría estallar en tu cara y seguirías diciendo que no”.
El poder del libre albedrío humano es asombroso. Siempre tenemos una opción. La lectura de hoy del antiguo libro del Deuteronomio nos lo recuerda. Moisés le dice a Israel, fiel y vacilante, que tienen ante sí una opción clara: la vida o la muerte, la bendición o la maldición. Para Moisés elegir es algo sencillo y directo: elegir la vida es amar a Dios, escuchar a Dios, “adherirse” a Dios (Dt 30,20). Este es el camino de la bendición.