Introducción
El 8 de noviembre de 2016, un self-made man que respondía al nombre de Donald Trump destrozaba los pronósticos de sondeos, encuestas, periodistas y profesionales de la consultoría y el análisis político de la campaña electoral al proclamarse como el presidente número cuarenta y cinco en la historia de Estados Unidos. Un inesperado invitado que las élites conocían pero al que no tuvieron en cuenta, un outsider a su manera que viene a poner patas arriba la forma en la que se hace política y cómo ésta se comunica. Ya nada volverá a ser como antes. O precisamente es ese antes lo que ha vuelto a escena, superando la nebulosa de retórica prosistema que venía siendo bastión de las democracias liberales de corte occidental hasta el momento. Si los mandatos de Obama supusieron un hito en la comunicación política, podemos afirmar que también lo será el paso de Trump por el Despacho Oval. Un antes y un después que generará a buen seguro varios —y enfrentados— puntos de vista, muchos de los cuales forman parte del conjunto de esta obra.
Terminaba así un año (2016) marcado por la consolidación de un fenómeno que ha llenado las tribunas de prensa, los editoriales y los comentarios de analistas y expertos de medio mundo: ¿qué es eso del populismo? ¿De dónde nace? ¿Qué consecuencias tendrá en el futuro de las sociedades libres? Y, sobre todo, ¿por qué se ha producido este hecho? Preguntas de compleja respuesta que no ponen de acuerdo a los diferentes estudiosos del fenómeno. La filósofa Victoria Camps opina que el populismo es una nueva forma de demagogia y, por tanto, de deterioro democrático, una visión confirmada en parte por su colega José Luis Pardo, quien en su ensayo Estudios del malestar, aborda la cuestión del populismo en las sociedades contemporáneas desde una posición de preguntas permanentes. Su conclusión es que el populismo nace, no por conexión con la sociedad, sino por acoplamiento a ella. He aquí una de las claves a priori fundamentales para entender lo que sucede: ¿Conexión hacia una realidad preexistente o generación de «hechos alternativos» nuevos que modifique el estado de ánimo y voluntad de quienes formaban parte de dicha realidad? En esa importante dualidad nadarán los diferentes ensayos constitutivos de este libro.
Dentro de la panoplia bibliográfica que se aborda, sobresale por su interés la obra del profesor Manuel Arias Maldonado, quien ha escrito recientemente La democracia sentimental. Política y emociones en el siglo XXI , una obra de referencia para quienes observamos la política entre bambalinas. Arias Maldonado concreta en cuatro propiedades el ser populista, propiedades que además están relacionadas entrer sí, a saber:
a) La existencia de dos unidades de análisis homogéneas: élite y pueblo.
b) Una relación de amor odio entre ambas, que conforma visiones e interpretaciones antagónicas entre soportes externos.
c) Valoraciones contrapuestas: a la positiva del pueblo se contrapone la negativa de la élite.
d) La idea de soberanía popular, entendida como la voluntad general que prevalece sobre el resto y que es monopolizada por quienes se consideran garantes y deudores de dicha soberanía. El todo por la parte.
Una contraposición lógica que avala el lingüista George Lakoff en Política moral: Cómo piensan progresistas y conservadores, donde confirma que toda posición política del votante obedece, no a motivos racionales, sino a criterios y preferencias emocionales, sensitivas. Las decisiones que se toman para justificar los argumentos que se alinean en torno a ellas acaban generando una especie de autodefensa intelectual inmune a todo proceso cognitivo de duda o confrontación de ideas o propuestas. El populista lo sabe, y a pesar de que en su argumentario se reflejan cuestiones de dudosa veracidad, éstas, sin embargo, pertenecen a un ecosistema con el que gran parte de la población se siente identificada. Es la autenticidad autoconstruida y autodefinida. De lo que se deduce que las masas quieren ser engañadas, o están dispuestas a aceptar aquello que mejor encaja en su universo «libidinoso» (Pardo dixit) y de emociones.
Bajo esta premisa, diferentes líderes políticos en todo el mundo utilizan una secuencia estratégica de comunicación que les lleva a presentarse ante sus respectivos ciudadanos como la solución a todos sus males, quienes mejor representarán su descontento y lucharán por llevar sus demandas a buen puerto. ¿Son Trump, Le Pen, Putin, Erdogan, Pablo Iglesias o Wilders los espejos que reflejan el sentir de la sociedad? ¿Son populistas porque han detectado la existencia de un tipo de ciudadano sensible a esta forma de hacer política? Si el populismo es una realidad, si existe un factor político populista, ¿podemos deducir la existencia de un votante populista? Interrogantes que necesitan del pausado análisis que los diferentes expertos reunidos en este libro ponen a disposición del lector. Una obra que no quiere ser lineal en el trasfondo del articulado, sino que pretende, desde su eclecticismo, dotar de claves, referencias y enfoques precisos que nos ayuden a entender qué está pasando y cuál es la causa de este renacer populista.
El libro que ahora tiene el lector entre manos se creó con el propósito de que estuviera a medio camino entre la pulcritud académica y el estilo fresco que exige la divulgación, y pretende como objetivo fundamental ser una obra de referencia para entender un fenómeno tan complejo como transversal en sus razones y raíces. La intención de todos los autores que han participado en su desarrollo, y la de un servidor como coordinador de la obra, es fabricar un manual de consulta atemporal, que exceda lo ocurrido en los últimos meses para entender, sin la urgencia ni premura habitual, hacia dónde se dirigirán las sociedades libres en los próximos años.
En las siguientes páginas, el lector podrá saber, de forma sintética, el origen del fenómeno de mano de un experto conocedor del mismo como es José Luis Villacañas, quien bucea en el populismo latinoamericano y en su vecino del norte para dilucidar de dónde viene esa pulsión de ciertos líderes por el poder de masas. Las claves de este éxito antisistema serán analizadas bajo la fina lupa de Esteban Hernández, que se detiene en las clases de populismos que han tomado el poder en determinados países y el porqué de su éxito reciente (o no tan reciente). Narciso Michavila elabora un menudo pero nutritivo análisis, con profusa aportación de datos, sobre las causas que motivaron el fallo en las encuestas y sondeos de opinión, mientras que la escritura limpia y mordiente de Aurora Nacarino-Brabo repasa el contexto populista, buscando la matriz de su nacimiento y, sobre todo, enfocando el futuro desde la fortaleza o debilidad de sus propuestas.