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C. Arteaga Durán - El hombre de las siniestras casualidades

Aquí puedes leer online C. Arteaga Durán - El hombre de las siniestras casualidades texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2022, Editor: Jordy Madueño, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

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C. Arteaga Durán El hombre de las siniestras casualidades
  • Libro:
    El hombre de las siniestras casualidades
  • Autor:
  • Editor:
    Jordy Madueño
  • Genre:
  • Año:
    2022
  • Índice:
    3 / 5
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El hombre de las siniestras casualidades: resumen, descripción y anotación

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El libro va a fondo. Me pesa no haber conocido a su autor antes de la primera temporada (de Matarife). Estoy seguro de que hubiera enriquecido mis guiones, pues habrían tocado el fondo, porque el libro llega a donde ninguno lo ha logrado. —Daniel Mendoza, productor de la serie MATARIFE,
abogado y periodista.

En el libro fui identificando los rasgos más sobresalientes del psicópata, que no solo es el criminal en serie de las películas, sino que también lo es la persona del mundo cotidiano, como lo enfatiza Harvey Cleckley (1983), psiquiatra norteamericano. Una personalidad hábil para evitar ser descubierta con la masa entre las manos o en la violación de la ley. —L. Martínez, magíster en filosofía y psicóloga.

Mucho se ha dicho y se ha escrito sobre el expresidente colombiano Álvaro Uribe Vélez, el más mediático e influyente, para bien o para mal, de las últimas décadas en ese país sudamericano. Héroe, mesías y mejor Presidente de la historia para unos; el peor bandido para otros; sin duda alguna un animal político de extrema derecha, pero también el supuesto capo di tutti capi de la mafia; ¿La fusión entre Laureano Gómez y Pablo Escobar?

Este libro continúa con el ejercicio de recopilación de datos sobre su vida y su acción política que ya habían desarrollado importantes periodistas como Fernando Garavito (QEPD), Sergio Camargo, Gonzalo Guillén, Julián Martínez, Daniel Coronell y muchos más, pero logra compilarlos en uno solo con la ventaja que dan los largos años de vida pública del protagonista, el análisis lógico y el cúmulo fáctico para poder diferenciar la verdad de la mentira.

Quien lo narra en el fondo no es el escritor sino una serie de hechos, evidencias, testimonios, volteretas y azares del destino que han perseguido a este célebre personaje; simples y repetitivas casualidades para él y su amplia y tozuda masa de adeptos; evidencias y modus operandi para periodistas y entendidos en derecho penal y criminología; pero, en últimas, la interpretación queda en el campo de la subjetividad particular de cada lector, pues, hasta ahora (2022), su figura parece recubierta de un grueso caparazón que impide que las actuaciones de la Justicia colombiana e internacional le lleguen y dicten sentencia.

¿Por qué? ¿Cuál es la dimensión real de su poder? ¿Es tan grande que traspasa las fronteras de su país? ¿Qué papel juegan los EEUU en su, al parecer, indestronable inmunidad? Son cuestiones que surgen a lo largo de la lectura de este texto y que obligan a plantearse hipótesis, apoyadas, desde luego, en los elementos periodísticos registrados en la hemeroteca pública, juiciosamente recopilados, convertidos en argumentos lógico-racionales y puestos a disposición por el autor.

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Derechos de autor © 2022 C. Arteaga Durán.

Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro puede ser usado o reproducido en ninguna manera sin la autorización escrita, excepto en los casos en donde se cite brevemente el libro con el propósito de publicitar o reseñar el libro.

Si compraste este libro sin portada debes de saber que se considera una propiedad robada en donde el autor no ha recibido ningún tipo de pago por su obra.

Edición y portada cortesía de Jordy Madueño.

Prólogo cortesía de Daniel Mendoza L.

Introducción cortesía de L. Martínez.

“Para que algo permanezca en la memoria se lo graba a fuego; solo lo que no cesa de doler permanece en la memoria.”

—Nietzsche.

“El presunto asesino, como diría la prensa hablada y escrita, muy respetuosa ella de los derechos humanos. Con eso de que aquí, en este país de leyes y constituciones, democrático, no es culpable nadie hasta que no lo condenen, y no lo condenan si no lo juzgan, y no lo juzgan si no lo agarran, y si lo agarran lo sueltan... La ley de Colombia es la impunidad y nuestro primer delincuente impune es el presidente que a estas horas debe de andar parrandeándose el país y el puesto. ¿En dónde? En Japón, en México... En México haciendo un cursillo.”

—Fernando Vallejo, “La Virgen de los Sicarios”.

En memoria de las millones de víctimas de la violencia y la brutalidad narco parapolítica; la peor página de la historia colombiana.

PRÓLOGO

El primero de sus artículos lo leí en la oscuridad, mal acomodado en el maletero de un Chevrolet, con las piernas recogidas y mi cabeza apoyada en el bolso de viaje impermeable. Llevaba ya 3 días durmiendo en una bodega cuando llegaron por mí. Hacía cuatro semanas que huía, desde que denuncié a Uribe en la Corte y saqué al aire la serie Matarife. Este par de osadías en contra del peor de los genocidas que ha parido América Latina, me puso en la mira de la Oficina de Envigado y Las Águilas Negras, las dos más crueles bandas sicariales del país.

Trasteaba lo que había alcanzado a agarrar. Mi portátil, 2 jeans, 4 camisetas, varios calzoncillos y 3 pares de medias, un libro de poemas nadaístas, una novela negra de Fonseca que estaba terminando y otra de repuesto, un bolso de viaje con un desodorante, un cepillo de dientes, crema dental y una colonia.

El informante aseguró que en cualquier momento podían llegar. Tardé 15 minutos en abandonar mi apartamento por la puerta del garaje, en el baúl del carro de un vecino del barrio que me llevó al parqueadero de un centro comercial a que me recogiera otro amigo, quien también abrió el maletero de su carro recién comprado y oliendo a nuevo, en el que me llevó a su casa al norte de Bogotá.

La idea era solo robarle algo de tiempo a la muerte que dormía en mi bolsillo y que en medio de ese circo seguro terminaría despertando. Me matarían. No había otro resultado posible. Era 1 + 1.

Antes de empezar la maratón, un senador grabó una llamada. Su interlocutor directamente relacionado con las bandas sicariales le aseguró que ya estaba en marcha una compleja operación en la que participaba el narcoparamilitarismo y el mismo Estado. Es decir, me perseguían todos, bandoleros y policías. Y el Covid, esa gripa mortal que revolcó al mundo entero, había obligado al cierre de vuelos y fronteras. Es decir, ni pensar en salir del país. Estaba jodido. Sentía que cada segundo que marcaba mi respiración sería el último y por eso trataba de aprovechar cada instante, incluso esos paseos de baúl que a veces se prolongaban durante horas y en los que me distraía echándole fuego a la oscuridad con alguno de esos celulares prestados que cambiaba cada tanto para evitar ser rastreado.

Allí, en ese espacio reducido y renegrido, con mi rostro iluminado por la pantalla, ambientado por el sonido del exosto, fue donde encontré el primero de los escritos de Arteaga. Recuerdo que tenía que ver sobre la familia de Álvaro Uribe y sus nexos con la criminalidad. Hablaba de los Ochoa, de Pablo Escobar, de Guacharacas… bueno, hablaba de lo ya sabido. Inicié la lectura con desconfianza, no era una fuente reconocida. Me sorprendí. Tenía cada dato pegado con gruesas puntillas en los párrafos, haciendo gala de una precisión milimétrica y además dos hechos hasta ahora desconocidos para mí que corroboré en la misma web. Arteaga había agarrado en el aire lo que a mí se me había escapado.

Entendí que allí había encontrado a un fanático de la verdad que merecía ser promovido. Empecé a nutrir mi cuenta difundiendo sus poderosas investigaciones y tardó muy poco tiempo en hacernos amigos eternos con mensajes directos.

Ya con un Chat abierto en una aplicación caleta empezaron las llamadas que durante horas entretuvieron mi exilio, y que hoy recuerdo como intensos consejos de redacción que fecundaron datos e imágenes que nutrieron los guiones de la segunda temporada de la serie. Allí hablábamos también del libro que llegó a mis manos cuando aún Arteaga lo estaba construyendo. Apenas leí el primer manuscrito de los primeros episodios en crudo, supe que sería la biografía más completa de Álvaro Uribe Vélez que se habría llegado a escribir hasta el momento, no sólo por lo generosa de la obra que se desborda en datos, sino por su abundante bibliografía, repleta de links y piezas procesales que la salvaguardan de cualquier acción judicial, pero que además la convierten no sólo en un libro delicioso y apasionante sino en un búnker descomunal repleto de oficinas y archivadores que salvaguardan ese trozo doloroso de historia que no podemos olvidar.

El libro va a fondo. Me pesa no haber conocido a su autor antes de la primera temporada. Estoy seguro de que hubiera enriquecido mis guiones, pues habrían tocado el fondo, porque el libro llega a donde ninguno lo ha logrado. Allí no sólo está Don Alberto, el papá testaferro, sino que lo retrata a través de hechos corroborados como un personaje sacado de la picaresca rural. El estafador de feria que inflaba marranos para que pesaran más. Están los Ochoa, con historias paralelas que transportan al Matarife hasta la Aerocivil y Pablo Escobar, Mancuso y los Castaño perfilados rigurosamente, con hechos y datos incontrovertibles, como nadie lo ha hecho. Ese fue el Uribe mafioso y narco de la primera temporada a la que tanto le faltó el nutriente de Arteaga y que fortalece mucho al devastador Gobernador genocida de la segunda temporada y al Presidente sociópata de la tercera por venir, que coordinó directamente el genocidio a través del DAS, su GESTAPO personal que edificó las listas de las víctimas que perecieron en masacres o que fueron asesinadas selectivamente por orden del régimen.

Los datos de este escritor me siguen informando, siguen chapaleando en el guion de la tercera temporada que llega ya pronto, antes de elecciones.

Daniel Mendoza L.

Productor de la serie MATARIFE

Abogado y periodista

INTRODUCCIÓN

Mientras exista la humanidad siempre el encuentro entre dos personas será el encuentro de dos mundos, las experiencias vividas del Otro y las propias nuestras confluyendo en apreciaciones alrededor de una obra de arte, en los gritos de un accidente automovilístico, en un apretón de manos comercial…, así hasta el infinito de posibilidades. En esta era contemporánea esos encuentros se acomodan a los nuevos medios de comunicación como es la Internet, por donde me llegó, mágicamente, un correo donde su autor me solicitaba que leyera un libro de su autoría que venía adjuntado para que, como psicóloga que soy, le diera mi parecer.

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