La gallina ciega es el diario que Max Aub escribió durante su visita a España desde su exilio en México. En él podemos encontrar sus amargas palabras e impresiones sobre la situación de la España de aquel momento y personajes del mundo de la cultura y la política, que desfilaron por sus páginas con los nombres ocultos para evitar la censura. Es una serie de reflexiones sobre lo que era la España de 1969, lo que era antes y lo que debería haber sido. En las últimas páginas del libro, el autor explica que el país había «empollado huevos de otra especie» y por eso el libro se llama así. Sabía perfectamente que su libro no iba a circular por España debido a la censura durante el franquismo, pero mantiene una pequeña esperanza de que «alguna ejemplar se perderá en Sevilla o Bilbao, Valencia o Santander».
A pesar de su gran pesimismo, a lo largo de su diario español, cuando escriba la introducción, parece que no había perdido por completo su ilusión de que la España que Aub conocía pudiera todavía resucitarse. También en las conclusiones, que escribe en el vuelo de su vuelta a México, dice que no puede ser pesimista porque siempre hay «una minoría que se da cuenta de lo que sucede en el mundo».
Título original: La gallina ciega
Max Aub, 1971
Editor digital: ugesan64
ePub base r1.1
Max Aub
La gallina ciega
Diario español
ePub r1.0
ugesan64 26.09.14
Notas
[1] Max Aub, Escritos sobre el exilio. Antología, edición, prólogo y notas de Manuel Aznar Soler. Sevilla, Renacimiento, 2008, en donde he seleccionado cuatro obras dramáticas en un acto y una serie de relatos y textos varios sobre el tema.
[2] José Martí [Gómez] J[osé] M[aría] Huertas [Clavería], «Max Aub: retorno a la tierra». El Correo Catalán, Barcelona (11 de septiembre de 1969), p. 18. He profundizado en esta «venida» del escritor exiliado a aquella España franquista en «Max Aub en el laberinto español de 1969», estudio introductorio a mi edición de La gallina ciega. Diario español (Barcelona, Alba Editorial, 1993, pp. 7-93) .
[3] «Cuando acepté hacer este trabajo para la editorial Aguilar, vi la posibilidad de escribir la historia de nuestra generación y al mismo tiempo, la historia de las ideas estéticas del siglo veinte. El libro, tal como espero los años lo dejen, indica ya en el título —Luis Buñuel: Novela— lo que yo quiero hacer, siguiendo la línea en que he realizado mis novelas anteriores, que, desgraciadamente, no pueden encontrarse aquí. He procurado apegarme a la Historia, a las historias; he intentado pintar el telón de fondo que indique al lector el ambiente donde la acción sucede. (…) Buñuel es, sobre todo, un realizador genial, un artista completo, un amigo como no hay dos, desde el que me es dado contemplar la historia de mi generación, la de este siglo» (Moisés Pérez Coterillo, «Entrevista. Max Aub habla de Buñuel». Reseña, IX, 57 [julio-agosto de 1972], pp. 53-55) . Esta entrevista fue, sin duda, una de las últimas que se le hicieron al escritor exiliado en aquella España franquista de 1972.
[4] «Mi trabajo sobre Buñuel lleva un inaudito material de trabajo. (…) Después de cuatro años, he ido recogiendo el sentir y los recuerdos dispersos de mucha gente, hasta acumular infinitas anécdotas del vanguardismo español, de la formación de Buñuel, de su poesía, de su arranque hacia el cine, de lo que fue España desde 1910 a 1925, año en que Luis se va a París…». (Moisés Pérez Coterillo, ob. cit., p. 53). Pese a quedar inconclusa la novela, la propia editorial Aguilar publicó póstumamente una parte de esos materiales con el título de Conversaciones con Buñuel, seguidas de 45 entrevistas con familiares, amigos y colaboradores del cineasta aragonés (Madrid, Aguilar, 1984), prólogo de Federico Álvarez.
[5] «Vengo —digo—, no vuelvo. Es decir, vengo a dar una vuelta, a ver, a darme cuenta, y me voy. No vuelvo; volver sería quedarme. Digo la pura verdad».
[6] «Igual que en sus novelas, el diario está repleto de inagotables conversaciones, discusiones con la mayor frecuencia entre puntos de vista contradictorios, quizá irreconciliables, con una forma tensa de diálogo interminablemente argumentativo. Diría yo que La gallina ciega es, en cierto modo, más novela que las novelas del propio autor, pues aquí hay un protagonista —el escritor mismo— que en sus múltiples encuentros polemiza no con este o con aquel o aquel otro contradictor particular, sino, en definitiva, con el país entero» (Francisco Ayala, «La gallina ciega». Cuadernos Americanos, México, XXXII, 2 [marzo-abril de 1973], pp. 64-65 , dossier dedicado a Max Aub con motivo de su muerte. Este artículo se reprodujo también en la revista Ínsula, Madrid, 320-321 [julio-agosto de 1973], pp. 1 y 3, número que incluye trece colaboraciones en «Homenaje a Max Aub»).
[7] La primera edición mexicana de La gallina ciega. Diario español se publicó dos años después 7de su primer viaje a España (México, Joaquín Mortiz, 1971). Y una segunda edición del libro, también de tres mil ejemplares, fue publicada en junio de 1975 por la misma editorial mexicana Joaquin Mortiz, que dirigía el también exiliado republicano Joaquín Díez-Canedo.
[8] «Me vuelvo a México, donde no soy nadie o por lo menos hacen como si no lo fuera, lo que viene a ser lo mismo. Tú dirás, es egoísmo. Es posible. Quizá no. No. España ya no es España. No es que haya muerto como proclamaron Cernuda o León Felipe. Normalmente, por los años pasados, es otra cosa. Y como es natural, a mí me gusta menos. Era moza; ahora, llena de arrugas».
[9] «¿Qué tienen los espejos españoles que no tengan los demás? Ignoro los secretos del azogue. Pero existen. Me veo más viejo; cosa que a nadie debe asombrar, pero no son sólo treinta años. Hace más: el tiempo multiplicado por la ausencia».
[10] «Hablamos de dos mundos distintos. Al fin, o soy la gallina muerta, desplumada, colgada en el mercado común. Uno de esos pollos colgados, desplumados, que me horrorizaban cuando niño y que ya aparecen en Fábula verde. Mi idea era que La gallina ciega era España no por el juego, no por el cartón de Goya, sino por haber empollado huevos de otra especie…».
[11] Ignacio Soldevila Durante, «Nueva tragedia de Rip Van Winkle»: La gallina ciega, de Max Aub. Papeles de Son Armadans, CCXXX (mayo de 1975), p. 156.
[12] «Libros como éste son preferibles calientes aunque les falte perspectiva».
[13] Por ejemplo, Carlos Berzosa, actual Rector de la Universidad Complutense de Madrid, afirma que «esta falta de información me recuerda la que también padecimos tantos jóvenes universitarios en la década de los sesenta, incluso entre los que nos enfrentábamos al franquismo» («El olvido de la crueldad franquista». El País [7 de enero de 2008], p. 35), artículo en donde alude expresamente, a continuación, a La gallina ciega de Max Aub.
[14] Moisés Pérez Coterillo, ob. cit. p. 54.
[15] Max Aub, La vuelta: 1964, en Teatro breve, edición crítica y estudio introductorio de Silvia Monti, volumen VII-B de sus Obras completas. Valencia, Biblioteca Valenciana-Institució Alfons el Magnànim, 2002, p. 219.
[16] Antonio Núñez, «Encuentro con Max Aub».