De todos los pueblos americanos, los quichés de Guatemala son los que nos han dejado el más rico legado mitológico. Su descripción de la creación, según aparece en el Popol Vuh, que puede llamarse el libro nacional de los quichés, es, en su ruda y extraña elocuencia y poética originalidad, una de las más raras reliquias del pensamiento aborigen.
ADRIÁN RECINOS Y SU TRADUCCIÓN
DEL POPOL VUH
RODRIGO MARTÍNEZ BARACS
DON ADRIÁN RECINOS
Adrián Recinos Ávila (1886-1962), nacido en la ciudad de Antigua Guatemala, fue un distinguido diplomático y un político influyente, y uno de los mayores estudiosos de la historia guatemalteca, particularmente de la cultura maya, quiché y cakchiquel. Realizó importantes estudios históricos, lingüísticos, arqueológicos y etnológicos, y tradujo y editó los manuscritos alfabéticos antiguos escritos en lengua quiché y cakchiquel. El más importante es sin duda el Popol Vuh, manuscrito en quiché, “el libro más notable de la antigüedad americana” (en palabras del propio Adrián Recinos), el más antiguo libro escrito en caracteres latinos por los amerindios en su lengua, de incalculable valor histórico, literario, religioso y filosófico, que expresa no sólo el mundo quiché, el guatemalteco, o el maya, sino toda Mesoamérica y, según algunos escritores, el mundo antiguo americano entero.
Los padres de Adrián Recinos fueron el coronel Teodoro M. Recinos y la señora Rafaela Ávila, originarios ambos de Huehuetenango. Adrián nació durante una estancia de sus padres en la bella ciudad colonial de Antigua Guatemala, pero pronto la familia regresó a la indígena Huehuetenango, donde Adrián hizo sus primeros estudios. Allí tuvo su primer contacto con la cultura y las lenguas de los indios. Continuó sus estudios en Quetzaltenango, la segunda ciudad más grande de Guatemala, donde acabó la primaria. Después sus padres lo inscribieron en el Instituto Nacional Central para Varones de la ciudad de Guatemala, donde se graduó como bachiller en ciencias y letras en 1902. Estudió derecho en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales, donde se recibió como abogado y notario en 1907, con una tesis sobre La moral y el derecho en la cultura humana.
Su condiscípulo y amigo Virgilio Rodríguez Beteta (1885-1967), él también abogado, diplomático, historiador y escritor, cuenta que Recinos era
un magnífico estudiante en todas sus clases, sin excepción. Cuando no era el primer puesto el que ocupaba, era el segundo […] fue siempre un estudiante tranquilo que no se metía en huelgas ni quehaceres en que tuviera que ver la política. En cambio, para los más tímidos de nosotros era un admirable “órgano de consulta”.
Con sus amigos Miguel Ángel Asturias, Flavio Herrera y Jorge Mario García Laguardia, Recinos participó en círculos de estudio de literatura europea, norteamericana y latinoamericana. Con Virgilio Rodríguez Beteta, participó en el restablecimiento de la Sociedad “El Derecho” y fundó la revista El Derecho.
En 1908 Recinos ingresó al servicio diplomático, donde desempeñó una secuencia ascendente de cargos: secretario de la legación en El Salvador, secretario adjunto de Estado (1910-1920), ministro de Relaciones Exteriores (1922-1923), embajador en Francia, España e Italia (1923-1925), presidente de la Asamblea Legislativa (1926), enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Guatemala en los Estados Unidos y después embajador (de 1928 a 1944).
Recinos se casó 1916 con María Palomo Martínez, con quien tuvo cuatro hijas y un hijo. Beatriz, Isabel, María y Laura vivieron en Guatemala la mayor parte de sus vidas. Su hijo Adrián Recinos Jr., nacido en 1920, estudió medicina en la Universidad de Harvard y destacó como médico cerca de la ciudad de Washington, D.C., antes de establecerse en Viena. Tuvo un hijo, también llamado Adrián y médico en los Estados Unidos.
Al mismo tiempo que ocupó altos cargos diplomáticos, Recinos continuó sus lecturas e investigaciones y publicó varios estudios. Su primer libro importante fue la documentada Monografía del Departamento de Huehuetenango, de 1913.
Desde entonces Recinos se hizo amigo de Sylvanus Griswold Morley (1883-1948), y llegaría a dominar el campo de los estudios estadunidenses sobre los mayas.
En 1922 Recinos publicó su libro sobre La ciudad de Guatemala (descripción histórica desde su fundación hasta los terremotos de 1917-1918)
Con el prominente historiador José Antonio Villacorta Calderón (1879-1964), con su amigo Virgilio Rodríguez Beteta y otros estudiosos, participó en la fundación, en 1924, de la Sociedad de Geografía e Historia de Guatemala (hoy conocida como Academia de Geografía e Historia de Guatemala), que inició un amplio y muy necesario programa de ediciones de importantes documentos históricos antiguos guatemaltecos en su “Biblioteca Goathemala”.
Recinos fue ministro y embajador de Guatemala en Washington (y J. Antonio Villacorta C., ministro de Educación) durante el duro gobierno del presidente Jorge Ubico (1931-1944), con quien tuvo desavenencias. Ubico se hizo reelegir por tres mandatos, restringió las libertades, particularmente la de expresión, y expidió una ley contra la vagancia, que obligaba a los indígenas a trabajar gratuitamente durante 150 días al año en las fincas de los terratenientes. En junio de 1944 un movimiento popular derrocó al presidente Ubico; lo reemplazó, como presidente provisional, el general Federico Ponce Vaides, quien fue a su vez derrocado por un movimiento popular apoyado por los militares, tras lo cual el gobierno quedó en manos de Jorge Toriello, Jacobo Árbenz y Francisco Javier Arana. Se organizó una Asamblea Nacional Constituyente que promulgó una nueva Constitución, restableció las libertades, dio autonomía a la Universidad de San Carlos y organizó en diciembre de 1944 las primeras elecciones presidenciales libres de la historia de Guatemala.
Una coalición de partidos de izquierda apoyó a Juan José Arévalo (1904-1990), doctor en filosofía y en ciencias de la educación por la Universidad de La Plata, Argentina, y en ese momento catedrático en la Universidad de Tucumán. La popularidad de Arévalo en Guatemala fue en aumento. Aunque había otros candidatos, su contrincante más fuerte fue el embajador Adrián Recinos.