Dedicado a mis padres, Sandra Imery y David García.
No podría haber pedido una familia más amorosa.
Published in 2020 by The Rosen Publishing Group, Inc.
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Copyright © 2020 by The Rosen Publishing Group, Inc.
First Edition
All rights reserved. No part of this book may be reproduced in any form without permission in writing from the publisher, except by a reviewer.
Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Names: Imery-Garcia, Ash, author.
Title: Loreta Janeta Velázquez: una cubana en el ejército confederado / Ash Imery-Garcia, translated by Christina Green.
Description: First edition. | New York: Rosen Central, 2020. | Series: Nuestras voces: personajes hispanos y latinos de la historia estadounidense | Audience: Grades 5–8. | Includes bibliographical references and index. Identifiers: ISBN 9781508185208 (library bound) | ISBN 9781508185192 (pbk.)
Subjects: LCSH: Velazquez, Loreta Janeta, 1842-1923—Juvenile literature. | United States—History—Civil War, 1861-1865—Participation, Female—Juvenile literature. | United States—History—Civil War, 1861-1865—Participation, Cuban—Juvenile literature. | Women soldiers—Confederate States of America—Biography—Juvenile literature. | Cubans—Confederate States of America—Biography—Juvenile literature
Classification: LCC E628 .I45 2019 | DDC 973.7/13092 [B]—dc23
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Nuestra portada: Este retrato muestra a Loreta Janeta Velázquez, una cubana que combatió en muchas de las principales batallas de la guerra de Secesión de Estados Unidos y sirvió como espía para el Ejército confederado.
CONTENIDO
INTRODUCCIÓN
L oreta Janeta Velázquez fue una cubana que asumió la identidad de un hombre blanco para incorporarse al Ejército confederado durante la guerra de Secesión. Ella encarnó al teniente Harry T. Buford y combatió en distintas e importantes batallas durante los primeros años del conflicto. Después de ser arrestada varias veces bajo la sospecha de ser mujer, Velázquez se volcó al espionaje como otra forma de seguir apoyando la causa sudista. Gracias a su gran ingenio y talento para el engaño, se convirtió en una excelente espía para la Confederación. Asumió múltiples identidades y recurrió a diferentes atuendos para infiltrarse en el Norte. Actuó incluso como agente doble, espiando para la Unión; y mientras parecía espiar para la Unión recopilaba valiosa información para el Sur.
De enérgica personalidad, buscó aventuras y experiencias que normalmente no eran permitidas a las mujeres. Ella se resistió a las estrictas normas de género del siglo XIX y quiso trazar su propio camino en la vida. Pese a numerosas adversidades personales, persistió hasta el final y destinó sus últimos años a viajar y promover los ideales confederados, mucho tiempo después de que hubiera terminado la guerra. En una fallida expedición colonizadora en Venezuela, aprovechó sus conocimientos de español y sirvió como intérprete para un grupo de exconfederados. Al momento de su muerte, Velázquez había desaparecido de la vista del público y falleció en una relativa oscuridad.
Su legado perdura hasta hoy mediante sus memorias, La mujer en batalla, que les da a los lectores un singular relato en primera persona de una mujer soldado durante la guerra de Secesión. La obra, publicada una década después del conflicto, contenía más de seiscientas páginas y recibió variadas críticas del público. Escrita en un estilo franco, aunque algo sensacionalista, la narrativa fue innegablemente provocadora. La obra detalla su participación en las batallas, sus osadas aventuras como espía y sus opiniones sobre las causas y efectos de la guerra de Secesión.
Aquí se muestra a Loreta Janeta Velázquez, en batalla, caracterizada como el teniente Harry T. Buford. Velázquez se camufló de hombre para ir a la guerra como soldado confederado.
La historia generó interés pero los críticos rechazaron sus motivos para convertirse en soldado, sus flirteos con hombres y mujeres, y su negativa a seguir las estrictas normas de género de aquella época. Los árbitros de los Estados Unidos de la posguerra de Secesión usurpaban la autoridad sobre la memoria del conflicto que había pasado la nación; y actuaron con rapidez para destacar las incoherencias de la autobiografía de Velázquez. Lo que ella afirmaba fue escrutado y se la acusó de prostituta para manchar su reputación. Se la declaró un fraude, una etiqueta que quedó pegada a ella y a su libro por más de un centenar de años.
Si bien hay pruebas de que Velázquez exageró sus experiencias y no es posible verificar cada detalle de su libro La mujer en batalla, los hechos no son la parte más importante de su legado. Con frecuencia, las narrativas que desafían las expectativas de la sociedad han sido acusadas de falsas pero permanecen como parte de nuestra conciencia colectiva. La vida no convencional de Loreta Janeta Velázquez sigue siendo pertinente por las reacciones que inspiró, tanto negativas como positivas, y su aporte a la historia femenina es inconmensurable. La historia de esta mujer cubana, cuyas memorias se negaron a ser anuladas por el tiempo y el escepticismo, sigue viva.
CAPÍTULO UNO
UNA MUJER BAJO SUS PROPIOS TÉRMINOS
L oreta Janeta Velázquez nació en La Habana, Cuba, el 26 de junio de 1842. Hija de un acaudalado hacendado español y una americana de ascendencia francesa, Velázquez aprendió a hablar inglés y español con fluidez. Su padre, oriundo de Cartagena, España, había sido nombrado para un cargo oficial en la colonia de Cuba unos pocos años antes de su nacimiento.
Loreta tuvo una niñez española y cubana a la vez, pues pasó los primeros años de su vida en la plantación de su padre en La Habana. La vida en las plantaciones cubanas del siglo XIX tenía un rígido sistema de clases y razas que impedía que los prósperos colonizadores interactuaran de cerca con los nativos. En muchas formas, la economía cubana se comparaba con la del sur de los Estados Unidos de la preguerra. Ambas economías dependían de la mano de obra esclava para beneficiarse de la tierra, lo que creaba una sociedad definida por el poder, la opresión y la agricultura. Estas ideas sociales y políticas moldearían más adelante la ideología de Velázquez como soldado confederado.
En 1844, la familia de Velázquez dejó temporalmente Cuba y partió a la región central de México. Su padre había heredado una gran cantidad de tierras en San Luis Potosí y esperaba comenzar una nueva vida con su esposa e hijos. Por desgracia, perdió gran parte de su hacienda a consecuencia de la guerra mexicano-estadounidense, cuando la mitad del territorio mexicano fue absorbido por Estados Unidos. La familia, que había apoyado financieramente a México en el conflicto, fue devastada por la pérdida. El padre de Velázquez quedó resentido con Estados Unidos y regresó con la familia a Cuba. Por ser la hija favorita, Loreta se sentía muy afectada por la amargura de su padre y el infortunio familiar. La desconfianza frente al Gobierno de Estados Unidos y la experiencia de crecer en una plantación cubana desempeñaron una importante función en su decisión de aliarse con los estados del Sur en la guerra de Secesión.
Esta nueva plantación de bananas se encuentra en La Habana, Cuba. Loreta Janeta Velázquez se crió durante sus primeros años de vida en la plantación de su padre, en Cuba.