Emanuele Alberti
FENG SHUI
Y EL PODER
DE LA PIRÁMIDE
EDITORIAL DE VECCHI
A pesar de haber puesto el máximo cuidado en la redacción de esta obra, el autor o el editor no pueden en modo alguno responsabilizarse por las informaciones (fórmulas, recetas, técnicas, etc.) vertidas en el texto. Se aconseja, en el caso de problemas específicos —a menudo únicos— de cada lector en particular, que se consulte con una persona cualificada para obtener las informaciones más completas, más exactas y lo más actualizadas posible. EDITORIAL DE VECCHI, S. A. U.
© Editorial De Vecchi, S. A. 2016
© [2016] Confidential Concepts International Ltd., Ireland
Subsidiary company of Confidential Concepts Inc, USA
ISBN: 978-1-68325-383-9
El Código Penal vigente dispone: «Será castigado con la pena de prisión de seis meses a dos años o de multa de seis a veinticuatro meses quien, con ánimo de lucro y en perjuicio de tercero, reproduzca, plagie, distribuya o comunique públicamente, en todo o en parte, una obra literaria, artística o científica, o su transformación, interpretación o ejecución artística fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier medio, sin la autorización de los titulares de los correspondientes derechos de propiedad intelectual o de sus cesionarios. La misma pena se impondrá a quien intencionadamente importe, exporte o almacene ejemplares de dichas obras o producciones o ejecuciones sin la referida autorización». (Artículo 270)
Índice
Introducción
Cuando oímos hablar de las pirámides, automáticamente las relacionamos con aquellas que hay en Egipto, con la sabiduría y el misterio sobre su construcción que durante milenios ha seducido a la humanidad; de este modo, a menudo nos olvidamos de que no son las únicas pirámides que existen: esta particular figura geométrica ha fascinado a muchas civilizaciones y pueblos muy diferentes entre sí, que la han aprovechado no sólo para realizar construcciones monumentales, sino también para confeccionar amuletos y otros objetos usados en la vida cotidiana. Y quizá la difusión de estos últimos es lo que da un testimonio excepcional sobre el poder de atracción que tiene la pirámide.
Este fenómeno está muy difundido y, excepto Australia y la Antártida, no existe continente en nuestro planeta en el que no se hallen monumentos inspirados en esta forma geométrica. Este hecho ha suscitado diferentes discusiones (científicas, mágicas o esotéricas), pero ninguna ha aportado soluciones definitivas. Se han establecido numerosas hipótesis discordantes entre sí: hay quien sostiene que la difusión a nivel universal de estas construcciones que se encuentran distanciadas unas de otras por miles de kilómetros es la prueba de la existencia de antiguos visitantes extraterrestres que transmitieron de esta forma parte de su cultura al género humano. Otros, sin embargo, recordando las teorías de Jung y de notables antropólogos, han preferido hacer referencia a símbolos universales, pertenecientes al patrimonio «fisiológico» del hombre, y atribuyen la construcción de las pirámides a la voluntad de reproducir de manera artificial aquellos montes y colinas, donde desde la antigüedad los hombres han instaurado a sus divinidades. La pirámide, más que ninguna otra figura geométrica, evoca la tensión por la altura, hacia el cielo, hacia el infinito, y el deseo del hombre por entrar en contacto con lo trascendente.
Este secular e inagotable debate ha tenido el mérito de estimular una serie de investigaciones y de experimentos para llegar a conocer hasta qué punto son ciertos estos poderes que desde siempre le han sido atribuidos a las construcciones proyectadas con esta forma. Se ha hablado de catalizadores de energías universales (el Ch’i taoísta o el Prana indio), de amplificadores del pensamiento, de influencia sobre enzimas y hormonas humanas, de propiedades relacionadas con la deshidratación, la momificación y la conservación de los tejidos animales y vegetales. Actualmente, en especial en Estados Unidos, existen organizaciones, como el ESP Laboratory de Los Ángeles, que llevan a cabo investigaciones sistemáticas sobre la pirámide, y la consideran un amplificador de las capacidades extrasensoriales de la mente humana.
Todos estos estudios de tipo experimental han tenido el mérito de empezar a sacar a la luz un patrimonio de fenómenos que han sido recogidos durante siglos, mediante experimentaciones aproximadas y no científicas; además, han permitido hacer una profunda revisión e integración de todas aquellas teorías occidentales y orientales que se basan en los conceptos de la energía universal, la armonía del cosmos y su influencia sobre el hombre. Por este motivo, la filosofía china, la japonesa y la india orientan los experimentos hacia direcciones nuevas y significativas.
Este libro se propone recorrer el camino de estas teorías, y proporcionar al lector no sólo conocimientos históricos y filosóficos, sino una ayuda para conocer los nuevos horizontes abiertos, así como también ilustrar las posibles líneas experimentales que puede realizar uno mismo y describir las aplicaciones prácticas que nos ofrece un instrumento tan beneficioso y extraordinario como es la pirámide.
La obra consta de dos partes: la primera introduce al lector en las teorías chinas e indias, base de las nuevas investigaciones experimentales, y la segunda proporciona al lector indicaciones prácticas sobre los experimentos que puede efectuar, así como las técnicas y las situaciones que permiten sacar el máximo provecho de este instrumento llamado «pirámide».
LA APORTACIÓN DE LAS FILOSOFÍAS ORIENTALES
La energía del universo y la del cuerpo
Según la cultura oriental, el universo está regulado por una serie de fuerzas opuestas que, interactuando entre sí, hacen brotar la energía necesaria para cada actividad.
El devenir de todas las cosas, su forma de manifestarse y la manera de actuar del ser humano, dependen de la acción, opuesta pero complementaria, de aquellos factores sobre los cuales ha sido originada la energía del universo: activo y pasivo; calor y frío; luz y oscuridad; estático y dinámico; masculino y femenino; negativo y positivo. Esta fuerza, de la que todo depende, se considera una unidad absoluta, que todo lo mueve e influye en todo.
Esta idea es la base de algunas de las principales corrientes filosóficas del mundo oriental: el taoísmo en China y el yoga en la India, que comparten el mismo concepto de energía, pero con diferentes nombres (Ch’i en China y Prana en la India). Examinar estas concepciones es un primer paso hacia el conocimiento de la acción benéfica de la pirámide.
Ch’i, Yin y Yang
En la cultura china la energía que determina el ritmo vital se conoce con el nombre de Ch’i y las dos fuerzas antitéticas que actúan conjuntamente y la producen se llaman Yin y Yang . El Ch’i representa, según la filosofía taoísta, la energía cósmica, que a su vez deriva de una energía primordial de la que todos los seres vivos están dotados desde su nacimiento: Jing . Esta última es una fuerza creadora, cuyas potencialidades son esencialmente positivas (generosidad, respeto, amor, etc.), pero su transformación depende del equilibrio entre el componente Yin y el Yang, variable en cada individuo.
La esfera que normalmente aparece influida por estas dos fuerzas es la emotiva. Cuando no se mueven en equilibrio pueden revelarse a través de estados de angustia, irascibilidad y miedo e, inevitablemente, reducen las potencialidades de Jing. Para mantener alto el nivel positivo de esta energía primaria, según el taoísmo, es necesario armonizar los diferentes tipos de energía emotiva con los órganos fisiológicos asociados con esta energía. Una vez obtenido el objetivo, se pasa a canalizar la energía vital en los binarios exactos.
Página siguiente