Leo Tavella, laburador del arte . Escultor ceramista argentino
Vilma Villaverde
1ª edición, 2011
©2011 Editorial Maipue
Zufriategui 1153. 1714 Ituzaingó, provincia de Buenos Aires
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Tapa: Leo Tavella con su escultura Cabeza (1993)
Contratapa: Equilibrista, escultura en madera policromada, por Leo Tavella
Diseño de tapa: Disegnobrass
Diseño y diagramación de interior: Paihuen
Edición: Teresa Eggers-Brass
Asistencia: Mariana Gabor
Fotografías: José Cristelli, Luis Rosendo, Sabina Caula, Jorge Mensegue, Alicia Rolfo, Patricia Viaña, Ana María Robles, María Inés Sorrentino, Juan Vellavsky, Ana María Descoubes, Teresa Eggers-Brass, Vilma Villaverde y archivo del artista.
ISBN 978-987-4413-05-5
Villaverde, Vilma Leo Tavella, laburador del arte : escultor ceramista argentino / Vilma Villaverde. - 1a ed. - Ituzaingó : Maipue, 2017. Libro digital, EPUB Archivo Digital: descarga ISBN 978-987-4413-05-5 1. Arte. 2. Escultura . I. Título. CDD 730.92 |
Queda hecho el depósito que establece la Ley 11.723.
Libro de edición argentina.
No se permite la reproducción parcial o total, el almacenamiento, el alquiler, la transmisión o la transformación de este libro, en cualquier forma o por otro cualquier medio, sea electrónico o mecánico, mediante fotocopias, digitalización u otros métodos, sin el consentimiento previo y escrito del editor. Su infracción está penada por las leyes 11.723 y 25.446
Índice
Figura (1970, 45 x 50 x 15 cm) Hierro y cerámica. Premio Medalla de oro, XXVIII Concurso Internacional de la Cerámica de Arte, Faenza, Italia (Colección Museo Internacional de la Cerámica Contemporánea, Faenza)
Remanso (1993 - 162 x 88 x 50 cm)
Agradecimientos
Hacer un libro sobre la vasta obra de Leo Tavella es una labor inacabable. Queda mucho por hacer, pero generalmente el primer paso es lo que permite seguir andando y eso quise hacer, iniciar un camino buceando desde sus primeras manchas pictóricas que datan de 1936, y observar su extensa trayectoria que ocupa hasta hoy 75 años de su trabajo.
No fue una tarea fácil, pero no estuve sola: mucha gente me acompañó y alentó durante este recorrido. Amigos entrañables, profesores y colaboradores. Todos ayudaron. Hoy el camino está abierto para las nuevas generaciones que pueden ver y apreciar la vida y obra de un gran maestro que transita los noventa años de edad en la vida y una juventud interminable en la obra.
Agradezco a mis maestros, comenzando por Tavella quien por diferentes circunstancias en estos más de diez años (la primera entrevista data de 1999) permitió y colaboró con extensas charlas y conversaciones, avanzando y retrocediendo en el tiempo desde que tuvo uso de razón hasta hoy donde su memoria intacta nos paseó por todas las etapas de su vida y de su obra.
A mi director de tesis y director del Doctorado en Arte de la Universidad Nacional de Misiones, Dr. Juan Carlos Arañó Gisbert, quien nos dio las bases para iniciar este largo camino que nos enriquece en la vida.
Al maestro y amigo Dr. Darko Sustersic, director de la Maestría en Culturas Guaraní-Jesuíticas de la Universidad Nacional de Misiones, quien me orientó a “acotar” un largo trabajo emprendido hace muchos años y poner el foco en mi maestro Tavella. Su consejo, claro y preciso, me ayudó a visualizar metas y objetivos.
A Loretta Brass, amiga entrañable quien me acompaña desde los comienzos, de manera continua y silenciosa, aportándome todos sus conocimientos de historiadora de arte. Dueña de una gran cultura, me permitió crecer a su lado y continuar aprendiendo.
A mi amiga del alma, Nina Kislo-Kairiyama, quien creyó en mí y me alentó a seguir adelante. De su mano fuimos al Instituto Payró de la ciudad de Buenos Aires una calurosa tarde de diciembre de 2009 a buscar el consejo de Darko Sustersic. Ella decía: “Vilma va a hacer un libro que yo voy a querer tener” Recuerdo claramente sus palabras, su entusiasmo, su confianza en mí. Hoy ella no está entre nosotros físicamente, pero su espíritu de mujer luchadora y contenedora nos va a acompañar siempre. Este trabajo, dedicado a ella, es un mínimo reconocimiento al ser humano que transitó un corto camino en la vida pero cuyas huellas son y serán imborrables en todos los que tuvimos la suerte de compartir su tiempo.
A Teresa Eggers-Brass, quien me acompaña en esta difícil tarea de dar forma a las palabras: para mí sería mucho más sencillo que las palabras se pudieran “modelar” como la arcilla.
A Alicia Romero y Marcelo Giménez, por su orientación y su respaldo incondicional y a todos los que en alguna medida alentaron e hicieron posible la edición de este libro.
Reposo (1977 –100 x 60 x 40) Piedra
Leo Tavella, laburador del arte
Alicia Romero y Marcelo Giménez
Hace cierto tiempo…
del intercambio de nuestros recuerdos, emergía potente La Ventana de Vilma Villaverde, un ensamble entre el “objeto encontrado” que da título a la obra y el busto cerámico de una monja, cuyo sosiego observa el más allá de su reclusión protectora. Entonces, la evocación de otro ensamble eficaz, Hombre y Armario de Leo Tavella; escena aciaga por lo familiar, la atadura de mueble y modelado devela la verdad que propone lo dúplice. Ambas esculturas operan similaridades : sentir y figurar el vínculo sujeto-objeto; formalizar como procedimiento simultáneo el azar y la determinación. Algo más tarde supimos que la filiación entre los autores era efectiva también en la vida real. Amistad en el arte.
Ahora…
acabamos de leer un estudio sobre la vida y la obra de Leo Tavella escrito por Vilma Villaverde. Y el primer valor que se impone a nuestro juicio es la presencia de esa mirada, a la vez reflexiva y sensible, que sólo un artista puede elaborar acerca de otro artista. Una perspectiva que no pretende alcanzarnos desde el rigor disciplinar de la historia sino con la amabilidad dialógica del ensayo. La autora manifiesta desde el principio su implicación en los acontecimientos que aborda. Porque, en efecto, si en el espacio del Arte Cerámico Contemporáneo Internacional numerosos sucesos la incluyen como testigo, muchos otros la señalan, al igual que a Tavella, en rol de protagonista.
La iniciativa también constituye un reconocimiento afectivo –mas no el primero– de la discípula dilecta hacia el gran maestro, acto que por sí mismo resulta virtuoso en tiempos en los que este ancestral convivio en el saber y en el pensar parece desvanecerse. Acto imprescindible para prácticas como la cerámica o la textil que, por quedar segregadas del armado de las “bellas artes”, carecieron de registros histórico-artísticos adecuados y de enfoques estéticos específicos.
Es en el territorio que instaura ese sentir artístico compartido donde Villaverde vuelve sobre los pasos de Tavella y, en su huella, se emociona ante lo elemental y lo cotidiano, se apasiona por el mundo y los seres, se duele y se alegra con el destino de sus semejantes. Un relato, siempre sincero y por momentos conmovedor, recrea las variadas sendas que el maestro transita en la expresión de su sensibilidad; de este modo, lo narrado desalienta el acercamiento meramente racional. El estilo enunciativo es polifónico: convoca una diversidad de voces que construye la argamasa del texto en una multiplicidad de tonos: confidencia, crónica, crítica.