Artista y diseñador
Bruno Munari
Traducción de Patricia Orts
GG®
Título original: Artista e designer, publicado por Editori Laterza, Bari/Roma, en 1971.
Edición a cargo de Moisés Puente
Diseño de la colección y de la cubierta: Setanta
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La Editorial no se pronuncia ni expresa ni implícitamente respecto a la exactitud de la información contenida en este libro, razón por la cual no puede asumir ningún tipo de responsabilidad en caso de error u omisión.
© Gius. Laterza & Figli, 1971
© de la traducción: Patricia Orts
y para esta edición:
© Editorial Gustavo Gili, SL, Barcelona, 2019
Producción del ebook: booqlab.com
ISBN: 978-84-252-3223-7 (epub)
www.ggili.com
Editorial Gustavo Gili, SL
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Índice
Es necesario aprender a pensar en términos mundiales. Las discusiones en términos de intereses nacionales son casi siempre expresión de una mentalidad estrecha de miras y de un punto de vista retrógrado.
Jan Tinbergen
Nota sobre el esquema gráfico de este libro
Los libros suelen maquetarse con columnas de texto cuya anchura corresponde al formato de la página, las eventuales notas se imprimen al pie haciendo referencia a los números introducidos en el texto y las fotografías, y las leyendas tienen varias dimensiones. Por razones técnicas, el bloque de fotografías suele estar en un cuadernillo aparte. Esto complica considerablemente la lectura, dado que cada vez que se encuentra un número en el texto hay que buscar la nota correspondiente, que no siempre está en esa página, y lo mismo sucede con las ilustraciones.
Por todo ello he diseñado un nuevo tipo de maquetación para este libro, que se presenta como un único folio continuo con la anchura de una página, pero tan extenso como todas las páginas dispuestas una tras otra. He intentado no interrumpir el discurso que se desarrolla conjuntamente en el texto, las ilustraciones, las notas y las leyendas, de manera que el lector pueda efectuar varios tipos de lectura: de hecho, puede limitarse a leer el texto principal —la columna más ancha [texto en negro en esta edición]— y mirar las ilustraciones que lo acompañan; puede leer el texto principal y las notas que se presentan en una columna más estrecha [texto en color en esta edición], puede leer todo, incluso los pies de foto, que aparecen en una columna más pequeña.
El texto —con las ilustraciones, las notas, las citas, los añadidos y los pies de foto dispuestos en una línea continua, sin saltos ni interrupciones— se corta a continuación en el formato de las páginas para que el lector pueda elegir entre una lectura rápida o completa, dependiendo de su interés.
Prefacio
Jamás se habían producido tantos cambios en el mundo del arte como en esta época: los artistas, o los operadores visuales, como se los denomina hoy, no dejan de modificar las técnicas y los materiales que emplean, se cuestionan los medios tradicionales del arte visual, experimentan con nuevos materiales y medios para conocer sus posibilidades de uso y, mientras un sinfín de artistas sigue trabajando con los medios tradicionales, otros buscan nuevas vías de conocimiento y comunicación. Existe una escisión entre los artistas que siguen aplicando las viejas técnicas y los que investigan sobre las nuevas. Nace un nuevo tipo de operador que trabaja en grupo, en contacto con los materiales y las técnicas del mundo industrial. Nacen los primeros objetos con función estética producidos en serie, a bajo precio, para acrecentar la difusión del conocimiento estético. En el lado opuesto, se acentúa la producción de piezas únicas a unos precios elevadísimos, sostenidos por un mercado forzado. Existen varios “estilos” (como se decía antaño) simultáneos. Muchos se preguntan: ¿por qué nuestra época carece de estilo propio? El arte, que en el pasado era privilegio de pocos seres humanos, ¿se está convirtiendo en una forma de expresión al alcance de todos? ¿Se está reduciendo positivamente la distancia que separa al artista del ser humano normal?
Estamos viviendo un período muy intenso favorecido por la rapidez de las comunicaciones: todos pueden conocer lo que está sucediendo en el otro extremo del mundo, en cualquier campo de la actividad humana.
Para muchos, esto supone un gran caos. ¿Por qué gran caos? Porque no saben dónde fijar su atención ni distinguen ya entre los valores auténticos y los falsos, sea cual sea el ámbito. Sienten que los viejos valores se han derrumbado y no logran reconocer los nuevos.
“¿Es una moda? ¿Es un cambio de gusto? Según los profetas del nuevo estilo, es mucho más. Este fenómeno conlleva una profunda transformación de nuestros hábitos”. Esto escribe la prensa francesa autorizada, que últimamente se ha percatado de la existencia del diseño, pero que no sabe cómo afrontarlo ni observarlo y, por exceso de cultura, ni siquiera cómo pronunciar la palabra. Intenta sugerir al lector la manera de pronunciar esta horrible palabra extranjera y propone: désigne, désinnegue, désaiguene, disainneguene, ni más ni menos.
Firmas autorizadas de la cultura francesa hablan de un nuevo estilo, de una nueva belleza, aseguran haber visto sillones con líneas “futuristas”, escriben sobre el “estallido del diseño” y lamentan que Italia vaya por delante de ellas.
¿Cómo es posible que en París, que en tiempos no muy lejanos fue la cuna de las vanguardias y el mayor mercado mundial del arte, cueste comprender esta nueva actividad creativa y que su producción desoriente a la gente? Quizá porque en París se sigue pensando en términos de arte puro y arte aplicado, aún se piensa en el estilo y en un mundo “artístico” ajeno al styling ; es decir, la proyección lógica con floritura estética y formas líricamente inspiradas.
Desde este punto de vista es fácil pasar a la propuesta de “diseño artístico” que han hecho los artistas, algo que pretende ser contrario al diseño, proyectos de objetos de uso elaborados con mucha fantasía y ninguna técnica.
El título es El árbol de los cajones y el autor, el pintor francés Marcel Jean. El objeto fue exhibido en su época en la exposición titulada L’Objet, en el Musée des Arts Décoratifs de París, que se encuentra en el palacio del Louvre. Un comité integrado por 32 personas eligió los objetos ideados por artistas que debían exhibirse en esta exposición contraria al diseño. Los artistas tienen más fantasía, de forma que lo harán mejor que los diseñadores. De ahí deriva esta fabulosa cómoda cuya base denota de inmediato cierta inestabilidad: mejor no abrir los cajones. Típico “objeto” de arte aplicado.
Es probable que el equívoco nazca de que en la primera escuela de diseño, la famosa Bauhaus fundada por Walter Gropius en Alemania, la mayoría de los profesores eran arquitectos y artistas, pintores o escultores; en cualquier caso, de ellos nació un nuevo tipo de operador estético: el diseñador.