Primera edición electrónica, 2015
D.R. © El Colegio de México, A.C.
Camino al Ajusco 20
Pedregal de Santa Teresa
10740 México, D.F.
www.colmex.mx
ISBN (versión impresa) 978-607-462-562-2
ISBN (versión electrónica) 978-607-462-781-7
Libro electrónico realizado por Pixelee
ÍNDICE
ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
Variaciones de las políticas de México hacia los migrantes en el contexto bilateral (1848-1982)
AGRADECIMIENTOS
Este trayecto comenzó en el verano del año 2000, cuando fui testigo por primera vez de las realidades de la frontera entre México y Estados Unidos durante dos viajes a Caléxico y múltiples cruces de la línea como parte del Seminario de Verano en Estudios sobre Estados Unidos en la Universidad de California, en San Diego ( UCSD ). Como ciudadana mexicana situada en el lado estadunidense de la frontera, oliendo el río Nuevo y las hediondas aguas que los miembros de la Patrulla Fronteriza no se atreven a tocar por temor a las infecciones, pero en las que los migrantes se sumergen para llegar a Estados Unidos, y charlando con los migrantes que habían sido detenidos, mi indignación la provocaba sobre todo lo que ocurría del lado mexicano. ¿Qué causaba en esos hombres y mujeres tal desesperación para que trataran de cruzar una y otra vez, aunque ello significara padecer unas experiencias dolorosas y humillantes? ¿Por qué temían más a la policía mexicana que los aguardaba del lado mexicano que a los miembros de la Patrulla Fronteriza, mientras comían los refrigerios que les daban en el centro de detención? ¿Cómo podían el gobierno y tantos ciudadanos mexicanos permanecer pasivos y seguir viendo ese proceso y sus consecuencias como un “fenómeno natural”, un “rito de paso”, un “mal necesario”?
Mucho se ha escrito sobre la política migratoria estadunidense, sus contradicciones y sus consecuencias no deseadas; de manera similar, existe una abundante bibliografía sobre la migración mexicana y su historia y, más recientemente, sobre las políticas de México; sin embargo, pocos estudios analizan las políticas de ambos países lado a lado o examinan la manera en que los flujos migratorios y las políticas están ligados a las variaciones de la relación entre México y Estados Unidos. En esto se centra mi trabajo, en primer lugar, porque deseaba entender la evolución de las políticas de ambos países y la manera en que unas han influido en las otras. En segundo lugar, y lo más importante, deseaba examinar la idea generalizada y rara vez puesta en tela de juicio de que México es siempre el actor más débil en esa relación y las implicaciones que ello tiene en lo concerniente a su “incapacidad” para controlar los flujos migratorios y atender sus causas y efectos. Esta perspectiva es resultado en una gran medida de mis estudios de relaciones internacionales en El Colegio de México y la influencia del trabajo de algunos de mis profesores allí que han refutado el supuesto de que México es un actor indefenso frente a Estados Unidos. Estaré eternamente agradecida a El Colegio de México por la oportunidad de formar parte de una comunidad tan rica de académicos y estudiantes, comunidad que modeló en una gran medida mis puntos de vista, no sólo sobre los temas que estudiamos durante la carrera, sino también sobre la educación y el papel de la academia en la elaboración de políticas. Agradezco especialmente el apoyo de mis mentores, Ana Covarrubias, Jorge Domínguez y Sergio Aguayo.
A lo largo de más de diez años de trabajo sobre la migración entre México y Estados Unidos, he tenido el privilegio de contar con la oportunidad de aprender y tener el apoyo de muchos expertos en el campo. Gilbert Joseph y Patricia Pessar, de la Universidad de Yale, me ayudaron a tener confianza en el trabajo que llevaba a cabo y me brindaron la inolvidable oportunidad de dar mi primera clase. Andrew Hurrell, mi asesor en la Universidad de Oxford, me enseñó tanto sobre la manera de interpretar y elaborar un argumento convincente como sobre la importancia y el valor de tener un mentor; ha sido uno de mis ejemplos a seguir como intelectual, profesor y amigo. Su apoyo y su fe en este proyecto desde sus primeras etapas fueron esenciales y me han motivado para seguir trabajando en este campo.
Mi llegada a The New School ha sido uno de los pasos más importantes en mi vida profesional y estoy muy agradecida con Vicky Hattam, David Plotke, Jonathan Bach y Ary Zolberg por confiar en mí y darme un lugar como su colega. Enseñar en The New School es una experiencia única y agradezco a todos y cada uno de mis estudiantes todo lo que he aprendido de ellos y con ellos.
Los caminos de la vida me llevaron a vivir en la ciudad de Nueva York durante casi ocho años ya, pero una parte de mí está y siempre estará al otro lado de la frontera, y no podría estar en paz “aquí” si no estuviese conectada de algún modo “allá”. Gracias a Carlos González Gutiérrez, ex director ejecutivo del Instituto de los Mexicanos en el Exterior ( IME ), he tenido invaluables oportunidades de trabajar en varios proyectos relacionados con la investigación sobre el IME y dar un curso sobre las comunidades de mexicanos en el exterior en el Instituto Matías Romero. La relación con los miembros del servicio exterior mexicano y el personal que trabaja para el IME en México, Estados Unidos y Canadá me inspira para continuar trabajando en ese campo y concentrarme en proyectos que puedan ayudar a crear conciencia y tratar de mejorar las políticas en México y Estados Unidos.
La investigación de campo a la que me refiero en este trabajo no habría sido posible sin el apoyo de Carlos como director ejecutivo del IME y de su personal. Agradezco también a Arturo Sarukhan la oportunidad que me dio de trabajar e investigar en el Consulado de México en Nueva York; esa experiencia fue definitiva, pues me ayudó a lograr una mejor comprensión del trabajo que se hace a través de los consulados y, asimismo, me dio acceso a algunas fuentes primarias que cito en este libro. Muchos antiguos y actuales funcionarios del gobierno mexicano, así como especialistas en temas migratorios me brindaron también amablemente su tiempo en entrevistas que fueron de un gran valor para mi investigación.
Como parte de este trabajo, tuve la oportunidad única de conocer y entrevistar formal o informalmente a numerosas personas que trabajan con las comunidades mexicanas en Estados Unidos y Canadá, ya sea como empleados de los consulados, líderes comunitarios, maestros, o defensores de los derechos de los migrantes, y de entrevistar personalmente a más de 400 migrantes mexicanos en cinco consulados mexicanos. Cada una de sus experiencias e historias me conmueve, y, aunque no cito todos sus nombres, son las voces que es necesario oír y que espero reflejar de alguna manera en mi trabajo continuo sobre estos temas.
Un buen número de personas fueron lectores amables de mi trabajo y me ayudaron a mejorar gracias a sus críticas y sugerencias constructivas. Estoy profundamente agradecida con los dos lectores anónimos seleccionados por Cambridge University Press por sus comentarios detallados y agudos, que fueron increíblemente útiles en mi proceso de reflexión sobre el manuscrito y en su revisión. Stephen Castles, Julián Escutia, Alan Gamlen, Carlos González Gutiérrez, Andrew Hurrell, Kevin Middlebrook, Vicky Hattam y David Plotke también me hicieron comentarios muy útiles sobre las primeras versiones del manuscrito o sobre partes de él. Doy también las gracias a mi editor, Eric Crahan, por su apoyo a mi proyecto y por hacer del proceso editorial una experiencia agradable con su paciencia, precisión y buen carácter. El libro no habría sido posible sin sus esfuerzos, y tampoco sin el cuidadoso trabajo de corrección de Susan Zinninger y el de Peter Katsirubas, encargado del proyecto.
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