Primera edición, 2016
Primera edición electrónica, 2016
DR © E L C OLEGIO DE M ÉXICO , A.C.
Camino al Ajusco 20
Pedregal de Santa Teresa
10740 México, D.F.
www.colmex.mx
ISBN (versión impresa) 978-607-462-857-9
ISBN (versión electrónica) 978-607-628-087-4
Libro electrónico realizado por Pixe lee
ÍNDICE
PRESENTACIÓN
Supongamos que hace mucho tiempo, en un lugar indeterminado, un miembro de una comunidad cualquiera compusiera algo propio en prosa o en verso, digamos un cuento maravilloso, una canción o una balada épica o simplemente festiva ¿Qué pasaría?
Lo que pasaría, de llevarse a cabo la anterior suposición, sería muy distinto según nos coloquemos en la perspectiva de la cultura tradicional y la tradición oral, cuya expresión más amplia puede ser lo que llamamos folclor, o fuera de ella. Si no hablamos de cultura tradicional, el individuo en cuestión habrá creado un texto literario de mayor o menor valor y con la posibilidad de que sea en mayor o menor medida reconocido por sus contemporáneos –o, si no por ellos, por las generaciones futuras, si es que se cuenta con un soporte que lo conserve– como una creación artística particular y como un hecho literario. En este caso la comunidad puede no sentirse identificada con ese texto particular y no lo integrará a su saber y por lo tanto no le interesará conservarlo.
Si por el contrario, hablamos del patrimonio colectivo intangible, esto es la tradición, el texto no podrá considerarse como un hecho de la cultura tradicional (en este caso literaria) mientras la comunidad no lo acepte y se identifique en él y por tanto lo transmita, básicamente de forma oral, pues el soporte será la memoria colectiva. Entonces, solamente podemos considerar elementos de la cultura tradicional, aquellos que la comunidad conserva y transmite, si el hipotético texto al que hacíamos referencia no coincide con la comunidad el texto se perderá. Esta aceptación, y por tanto la literariedad tradicional, popular o folclórica, dependerá de si el texto se ajusta a un lenguaje determinado, a estructuras específicas, coincide con determinados temas, y se crea desde una estética colectiva. En otras palabras, de si se ajusta a los códigos del lenguaje de la tradición oral, que es el parámetro de referencia con el cual la comunidad acepta o no un texto como propio.
El “texto” de tradición oral, concebido como obra tradicional es “extrapersonal y tiene sólo existencia potencial. No es sino un complejo de normas e impulsos determinados, un cañamazo de tradición actual que los intérpretes animan con los adornos de su creación individual, como lo hacen los generadores del habla con respecto a la lengua”.
La creación artística o la obra literaria de tradición oral no se pueden concebir como tales en el momento de su creación, sea quien sea su autor, tal como sucede en otros tipos de creación, sino en el momento en que, por estar acordes con una estética colectiva, la comunidad las acepta y las hace vivir a través de todas y cada una de sus distintas objetivaciones o realizaciones individuales, que son variables, pues se refuncionalizan para expresar la identidad y los valores de esa comunidad en los distintos momentos de su devenir histórico y así perduran y se convierten en señas de identidad de la comunidad.
Se puede, por otra parte, dar el caso que un texto nacido como obra literaria culta entre a formar parte de la cadena de transmisión oral, y que sólo en este proceso adquiera las características del lenguaje tradicional oral. Esto sucede por lo general con textos que tienen afinidades con lo folclórico o tradicional, ya sean temáticas o estructurales; o con géneros, hechos, costumbres y celebraciones arraigados en la comunidad.
De lo anterior se desprende que, en realidad, la aceptación del texto, el objeto o la celebración por la comunidad se vuelve un hecho en el momento en que éste forma parte del acervo comunitario; es decir, del acervo individual de cada uno de los distintos transmisores de la comunidad.
Pero el creador tradicional no es meramente la voz de la presión comunitaria, ni cada creador obedece a una inspiración personal, su obra es una creación tanto de una comunidad particular como de un individuo en particular.
La especificidad de esta cultura y esta literatura tradicional no radica entonces solamente en su forma de transmisión (por la voz), sino también en que está creada de acuerdo con unos principios particulares, que no son los mismos de la literatura “culta”. Con lo cual por oral y por tradicional no se deberá entender simplemente lo contrario de escrito, oficial o establecido, sino una forma específica de creación literaria y de cultura que tiene valor de identidad para una comunidad más allá incluso de lo restringidamente local.
Esta visión sobre la literatura y cultura tradicional de México se concibe desde esta perspectiva y trata de mostrar, dentro de la pluralidad cultural propia de México, rasgos que corresponden a señas de identidad y aceptación de una serie de principios estéticos, valores y formas de convivencia en torno a creaciones artísticas.
La revisión se ha dividido en seis módulos en los cuales se alternan e interrelacionan creaciones textuales –esto es literarias– con creaciones de otro tipo –musicales o plásticas– y el contexto en que se manifiestan o realizan. Todo ello de manera sintética.
El primer módulo trata del cuento tradicional, sus tipos, funciones, tradiciones indígenas y europeas asimiladas a lo mexicano, temas y creaciones locales.
El segundo está dedicado a la creación poética lírica: la canción y su relación con la música y el baile; sus tipos y su especificidad geográfica (por ejemplo la canción cardenche, jarocha, yucateca, la chilena o la copla), sus transmisores y textos emblemáticos.
Seguirá un módulo sobre la expresión particular mexicana de la balada internacional: el corrido y su relación con el romance hispánico; su vitalidad en momentos históricos como la Revolución mexicana y motivos literarios identitarios: el gallo, el caballo y la pistola.
Como es claro que este tipo de creaciones se relaciona con la fiesta el siguiente módulo se dedicará a conmemoraciones religiosas o festivas: la Navidad y la Semana Santa, el Carnaval y el Día de Muertos, y sus canciones, oraciones, refranes y leyendas.
A continuación se verá en otro módulo el género que asume un valor de verdad: la leyenda, tanto en el ámbito rural como en el ámbito urbano, los personajes característicos y las leyendas explicativas de lugares y accidentes geográficos.
Se concluye con un módulo sobre costumbres y artesanía, concibiendo ésta como una creación tradicional cuya factura se transmite oralmente, centrándose en aquellas relacionadas con celebraciones o textos tradicionales como las piñatas y las Posadas, los “judas” y la Semana Santa, el día del Corpus y las “mulitas” o el Día de Muertos, las calaveras de azúcar o la Calavera Catrina.
NOTAS AL PIE
Roman Jakobson y Pietr Bogatyrev, “El folklore como forma específica de creación”, en Ensayos de poética , Fondo de Cultura Económica, México, 1977, p. 9.