La Fundación Cultural Armella Spitalier se enorgullece en presentar este primer tomo de la serie Descubre el mundo maya. Definiendo lo maya inaugura una nueva tendencia editorial, con un lenguaje accesible, ameno y moderno buscando con ello atraer a un público hasta ahora poco familiarizado con la temática prehispánica. Creemos firmemente que la historia es un tesoro que nos pertenece a todos, y hemos hecho nuestra labor el abrir con claridad las puertas del ayer para dotar al lector de una nueva manera de identificarse con el pasado. Es nuestro deseo que todo aquel que tenga entre sus manos este libro experimente el despertar de una nueva curiosidad por descubrir qué se esconde detrás de las enigmáticas ruinas mayas. A lo largo del último año, la FCAS se ha concentrado en identificar las necesidades de divulgación en torno a la arqueología y a la historia de Mesoamérica. Esperamos que este libro sea una invitación para emprender un viaje insólito a través de la historia.
Queremos extender un especial agradecimiento al Doctor Luis Alberto Martos López, no sólo por contribuir con su trabajo, sino por habernos otorgado su confianza y dedicación para este nuevo proyecto editorial que hoy es una realidad.
Foto: Patricia Carrillo Medrano. Vista parcial de El Castillo, Tulum, Quintana Roo, México, 2006.
P or los grandes logros y avances, tanto en el campo científico como en el artístico, los mayas son considerados como la más original y sofisticada cultura antigua del continente americano. Ya desde el siglo XVI, los españoles se admiraron por la complejidad de este pueblo y la grandeza de su arquitectura. El padre , corazón y centro del dominio español en las Tierras Mayas del Norte.
A pesar de ello, fueron los exploradores y viajeros del siglo XIX quienes dieron a conocer al entonces mundo moderno las espectaculares ciudades mayas que yacían ocultas bajo las selvas del sureste mexicano y de Centroamérica, mismas que hoy son consideradas testimonios valiosos de una singular cultura que experimentó un desarrollo sorprendente, sólo posible en el marco de una organización social, política y económica.
Frederick Catherwood. Detalle de la escalinata y una de las serpientes emplumadas descendentes de El Castillo, Chichén Itzá, Yucatán, México, 1843 (litografía).
A medida que los viajeros visitaban la región y daban a conocer las espectaculares ciudades mayas, se fueron creando mitos en torno a esta cultura debido al asombro que les causaban las enigmáticas ciudades, por ello, la pregunta natural era: ¿quiénes las construyeron y habitaron?, de ahí que plantearan infinidad de hipótesis sobre su verdadero origen. Así, por ejemplo, para el explorador (1825-1908), la única posibilidad de que una cultura de esa índole se hubiese desarrollado en América, es que fuera obra de los emigrantes de la Atlántida, idea que fue retomada por su esposa, Alice Dixon Le Plongeon (1851-1910), para el argumento de su obra: El collar de la reina Moo.
Foto: Luis Alberto Martos López. Panorámica del recinto interior de Tulum, Quintana Roo, México, 2006.
Después de la Segunda Guerra Mundial, nuevos mitos estimularon el imaginario de los estudiosos, pues la cultura maya se idealizó; en ella trató de encontrarse a una sociedad ejemplar, un pueblo singular en el que no había lugar para la guerra o la agresión; una civilización capaz de caminar en armonía a lo largo de su historia, hasta alcanzar grandes logros bajo la bondad, paz y sabiduría de sus reyes y sacerdotes. Fue lógico que, después de la crudeza y de los horrores de la Guerra, se anhelara una sociedad pacífica dedicada a la agricultura, al comercio, a la observación de los cielos y al desarrollo de las ciencias y las artes.
No obstante, con el avance de las investigaciones, el mito se derrumbó y, sin soslayar sus logros, hoy sabemos que la guerra entre los mayas fue tan común como el cálculo matemático o las técnicas agrícolas.
Con base en lo anterior, y descartando mitos e hipótesis, cabe preguntarse, ¿qué es lo maya ? ¿Qué elementos son los que definen a esta peculiar cultura que forma parte del mosaico mesoamericano? No es tarea fácil responder a estas preguntas, sobre todo porque se trata de una civilización que desarrolló grandes conocimientos en la ciencia y las artes. Por ello, para lograr una aproximación, se requirió de un exhaustivo análisis de la información obtenida de trabajos de arqueología, historia y epigrafía, de los que se pudo concluir que, en términos generales, hay dos tipos de rasgos que la definen: formales y funcionales.
...hay en la Costa de la mar algunas grutas en la Costa de Polé y la bahía de la Ascención, que arrojan el agua entre socarreñas que en las peñas hay y levantan más de dos picas de alto.
Fray Diego de Landa | |
REGISTRO INAH: 1323-684 Acervo Fundación Cultural Armella Spitalier
Vaso policromo tipo códice . Presenta una base cóncava, fondo convexo, paredes curvo–convergentes y borde delgado. Se clasificaron con este nombre por las pintas alusivas a alguna deidad, personajes antropomorfos, zoomorfos e inscripciones glíficas. La representación que se encuentra en esta pieza la conforman tres personajes ricamente ataviados y enmarcados por elementos geometrizados. El que se muestra en la imagen sostiene con su mano izquierda un cetro, elemento distintivo de los gobernantes o sacerdotes.
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Rasgos formales
D entro de los rasgos formales que definen lo maya se pueden mencionar:
El desarrollo de un estilo artístico definido por ciertas convenciones de perspectiva, principalmente plana o bidimensional, con una temática e iconografía particulares, expresadas en su arquitectura, escultura, pintura, cerámica y lapidaria.
Foto: Esteban Mirón Marván. Estela N de Copán, Honduras, 2008.
Los monumentos escultóricos consisten en estelas, dinteles, paneles, tableros y figuras en bulto. Cabe destacar que, por lo general, en relieves y pinturas, la figura humana se representó con el rostro de perfil y el cuerpo de frente, enfatizando los rasgos físicos y atavíos. Normalmente, la temática refiere a la historia dinástica de los Señores, sus conquistas, matrimonios, alianzas y rituales. También hay alusiones a las deidades y a la simbología relacionada con ellas; en la cerámica existen escenas de la vida cotidiana, así como de mitos y leyendas.