LA REPÚBLICA IMAGINADA.
REPRESENTACIONES CULTURALES Y DISCURSOS POLíTICOS EN LA éPOCA DE LA INDEPENDENCIA
Serie: Estudios Históricos, 73
© IEP INSTITUTO DE ESTUDIOS PERUANOS
Horacio Urteaga 694, Lima 11
Telf.: (51-1) 332-6194
www.iep.org.pe
ISBN: 978-9972-51-666-5
Primera edición digital: Diciembre 2017
ÍNDICE
CAPÍTULO I. LA AUTORREPRESENTACIÓN CRIOLLA.
DISPUTAS ENTRE PATRIOTAS “EXTRANJEROS” Y LIMEÑOS
CAPÍTULO II. INCAS SÍ, INDIOS TAMBIÉN.
LAS REPRESENTACIONES SOBRE LOS INDIOS
CAPÍTULO III. ENTRE LA REDENCIÓN Y LA COERCIÓN.
LAS REPRESENTACIONES DEL MUNDO POPULAR
AGRADECIMIENTOS Y DEDICATORIA
Este libro no habría sido posible sin el apoyo de amigos y colegas que me alcanzaron referencias bibliográficas, comentarios críticos y aliento en el proceso de investigación. La base de esta publicación fue la tesis de maestría que presenté a la Unidad de Posgrado de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM). Ahí debo agradecer a mi asesor, el doctor Cristóbal Aljovín de Losada, por su constante supervisión y apoyo en el proceso de redacción. Borradores de los capítulos fueron presentados en los cursos de la maestría y quiero agradecer las observaciones y críticas de mis profesores Iván Millones, Eduardo Toche, María Emma Manarelli, Francisco Quiroz Chueca y Fernando Armas Asín. La escritura final de la tesis fue realizada en compañía de Betty Rivera Caro, a quien agradezco profundamente por todo su cariño y paciencia durante los años que nos tocó estar juntos. Una versión preliminar de la tesis fue leída y comentada gentilmente por Carlos Contreras, Scarlett O’Phelan, Cecilia Méndez y Carmen Mc Evoy, a quienes agradezco sus críticas y sugerencias. El recordado profesor Miguel Maticorena fue un interlocutor que siempre estuvo presto a escucharme y a compartir generosamente su amplia biblioteca. Charles Walker tuvo la gentileza de leer un borrador de este libro y hacer críticas y sugerencias que espero haber incorporado satisfactoriamente en esta versión final. A mi querido cuñado Weber de Barros Junior, por su atenta lectura y sugerencias gramaticales para mejorar la redacción. Las gracias también a José Carlos Rivas, quien me ayudó a conseguir diversos documentos sobre la educación de los sectores populares; y a mi colega César Pérez-Albela por su generosa ayuda bibliográfica. Los errores u omisiones de este libro, por supuesto, son responsabilidad del autor.
Gracias a una subvención del Think Tank Initiative y del Instituto de Estudios Peruanos (IEP) pude cubrir algunos vacíos de la tesis, actualizar su bibliografía y darle forma de libro. Aquí quiero agradecer a Marcos Cueto, Roxana Barrantes y Manuel Glave por apoyar esta propuesta editorial. Marcos Cueto supervisó el proceso de conversión de la tesis en libro. A él debo agradecerle no solo por sus lúcidos comentarios, sino también por su generosidad y su amistad. Tuve la oportunidad de presentar los planteamientos de este libro en una “mesa verde” del IEP, donde recibí los valiosos comentarios de Carlota Casalino, Fernando Armas, Carlos Contreras, Ramón Pajuelo, Mari Burneo y el historiador chileno Julio Pinto. En el IEP he contado, asimismo, con un ambiente muy estimulante para la investigación y el diálogo académico. Por ello no puedo dejar de reconocer el compañerismo de Natalia González, Carolina de Belaunde, Mariana Eguren, Marcos Garfias, Ricardo Cuenca, Tania Vásquez, Raúl Hernández y Úrsula Aldana. Ludwig Huber y Odín del Pozo se encargaron de la edición con gran profesionalismo y amistad. Gracias también al lector anónimo que evaluó el borrador de este libro y observó diversos puntos críticos y erratas que me he esforzado en corregir. Si algunas de sus observaciones no están resueltas en esta versión, se debe enteramente a mi obstinación.
Aunque casi para el final, no menos importante ha sido el apoyo de mi madre, Leonarda Rojas Cosio, de mis hermanas Margot, Tania y Eveline, y de mi hermano Jorge. Este libro es también una obra familiar. A ellos mis cariños y mi gratitud. Mención especial merece Antonio Zapata, quien fue miembro del jurado de la tesis y mi profesor en la maestría. Conocí a Toni en Villa El Salvador cuando él dictaba el curso de “Historia de las revoluciones” en la Universidad Libre de Villa El Salvador, una suerte de universidad popular en la que diversos profesionales y académicos enseñaban gratuitamente materias de las ciencias sociales y humanidades. Allí pude escuchar en mi adolescencia, entre otros, a Henry Mitrani, Juan Dejo, Mariana Bazo, Jorge Frisancho y Marina Rodino. Fue en estos cursos donde se definió mi vocación por las ciencias sociales y por la disciplina histórica. Debo mencionar que por entonces existía en el Centro de Comunicación Popular de Villa El Salvador una estupenda biblioteca de ciencias sociales y humanidades donada por un académico de izquierda cuyo nombre no me ha sido posible recuperar. Desde esa época, Toni me ha brindado su amistad y convocado a proyectos de investigación que enriquecieron no solo mi formación profesional sino también mi desarrollo personal. A Toni Zapata, con gratitud y afecto, va dedicado este libro.
INTRODUCCIÓN
Este trabajo explora el imaginario cultural de los criollos liberales que dirigieron el proceso de independencia y la construcción del orden republicano. El punto de partida es que esos liberales tuvieron que “imaginar y asignar” un lugar a criollos, indios y “plebe” en la naciente sociedad poscolonial. ¿Cómo imaginaron los criollos liberales la nación peruana y cuál fue su relación con la formación política republicana? Aquí el planteamiento central es que se concibió una nación política cuyo elemento vinculante y solidario era el ejercicio común de derechos civiles y políticos. Sin embargo, dicha “nación política” dejó sin lugar a la cultura andina y popular, pues los liberales concibieron un ciudadano ideal o abstracto como cimiento de la nacionalidad: un individuo educado, productivo, padre de familia, contribuyente y consciente de sus responsabilidades con la cosa pública. Es decir, el proyecto de nación liberal implicó la conversión de indios y “plebe” en miembros de la comunidad nacional siguiendo los patrones culturales y políticos de la naciente Europa burguesa. Sugiero que en estos años se sientan las bases y se establecen los parámetros de “una manera criolla-liberal” de pensar la nación y la “cuestión indígena”, manera que se dilató a lo largo del siglo XIX y entró en crisis en las primeras décadas del XX con la emergencia del movimiento anarquista, del indigenismo, del aprismo y del socialismo, que plantearon la construcción de la nación a partir de reformas económicas y sociales, y de la revalorización de la cultura andina como elemento central de la nación peruana.
Ahora bien, en el pensamiento criollo-liberal la construcción de la nación era un proceso de largo plazo. Sostengo, adelantando mi argumento, que los criollos se autorrepresentaron como el grupo social al que, debido a su educación y su consciencia política, le correspondía el ejercicio de la autoridad pública y un lugar prominente en la incipiente nación. De otro lado, presentaron a lo indígena y lo popular como entidades socioculturales sobre las cuales se podía y debía actuar para conducirlas a la modernidad; redimirlas de su situación de “ignorancia” y “barbarie”, según expresiones de la época (un “peso muerto”, se diría hoy). A diferencia de los criollosconservadores que afirmaban que la “naturaleza” inferior del indio y de la “plebe” era inmutable y, por lo tanto, debían estar excluidos de la esfera pública, los liberales veían en la educación una fuerza transformadora que convertiría a indios y plebe en individuos virtuosos y autónomos, con lo cual el régimen político reposaría sobre bases amplias y estables. Es decir, los liberales creían en la posibilidad de que criollos, indios y grupos populares conformaran una comunidad política de individuos iguales ante la ley.estereotipos culturales que otorgan un lugar específico a criollos, indígenas y “plebe” en el emergente orden político. De manera que las representaciones y los discursos culturales tienen consecuencias prácticas en el sentido de que ellos construyen y constituyen la realidad social: definen a sujetos y grupos sociales, establecen divisiones, jerarquías y valores que otorgan sentido a la organización social.
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