Tomá s Pérez Vejo, natural de Cantabria, es profesor-investigador en la Escuela Nacional de Antropología e Historia de México. Licenciado en Ciencias de la Información, Sociología y Ciencias Políticas, es doctor en Geografía e Historia por la Universidad Complutense de Madrid.
Ha sido profesor invitado, entre otras instituciones académicas europeas y americanas, en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España, la Universidad de Lyon, la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de Cantabria.
Autor de numerosas publicaciones sobre nación y nacionalismo, procesos de construcción nacional en el mundo hispánico y usos políticos de las imágenes, entre sus obras se pueden citar los libros Nación , identidad nacional y otros mito s nacionalistas , finalista del premio Internacional de Ensayo Jovellanos 1999; España en el debate público mexicano (1836-1867). Aportaciones para una historia de la nación , y Elegía criolla . Una reinterpretación de las guerras de independencia hispanoamericanas .
Pocos debates han agitado tanto la vida política española de las últimas décadas como el que tiene que ver con el problema de la nación, España nación de naciones, Estado plurinacional, derecho a decidir... Una interminable polémica en la que tópicos y creencias han ocupado casi siempre el lugar de los argumentos y las ideas.
Las naciones no son realidades objetivas intemporales sino construcciones imaginarias de origen relativamente reciente, en realidad poco más que la fe en un relato. El objetivo de España imaginada es reconstruir, analizar y explicar cómo se construyó este relato en el caso de una de ellas, la española, no en el campo de la política sino en el de la cultura. El Estado-nación, uno de los grandes artefactos de la modernidad, es una construcción política en cuanto Estado pero cultural en cuanto nación.
El eje discursivo son las decenas de imágenes, cuadros de historia, propiciadas y tuteladas por el Estado con las que se construyó un relato iconográfico, de una cierta belleza poética, que (de)mostraba la existencia de una nación intemporal cuyo origen se perdía en la noche de los tiempos.
No se trata de un libro de historia del arte sino de historia política en el sentido más estricto del término. Las imágenes se utilizan no como objetos estéticos susceptibles de explicación sino como vestigios de un complejo proceso político que permitió transitar de un Estado-imperio a un Estado-nación, uno de los fenómenos más fascinantes y revolucionarios del nacimiento de la modernidad política en Occidente.
TOMÁS PÉREZ VEJO
España imaginada
Historia de la invención
de una nación
La edición de esta obra ha sido posible gracias al apoyo económico
de la Fundación Alfonso Martín Escudero.
Edición al cuidado de María Cifuentes
Publicado por:
Galaxia Gutenberg, S.L.
Av. Diagonal, 361, 2.º 1.ª
08037-Barcelona
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Edición en formato digital: septiembre 2015
© Tomás Pérez Vejo, 2015
© Galaxia Gutenberg, S.L., 2015
Imagen de portada: © Patrimonio Histórico-Artístico del Senado. Fotografía Oronoz
Conversión a formato digital: gama, sl
ISBN Galaxia Gutenberg: 978-84-16495-26-9
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Para Angi, desde la plomiza
levedad de la ausencia.
Índice
Introducción: la nación imaginada
«Yo no tengo empacho en decirlo: la nación carece de una historia [...]. ¿Dónde está una historia civil que explique el origen, progresos y alteraciones de nuestra constitución, nuestra jerarquía política y civil, nuestra legislación, nuestras costumbres, nuestras glorias y nuestras miserias?»
G ASPAR M ELCHOR DE J OVELLANOS
«No tiene porvenir de gloria la mísera generación que desdeña los recuerdos gloriosos de sus padres, ni será nunca nacionalidad independiente aquélla que funda sus tradiciones en el enojo unas veces, y otras en la compasión afrentosa de otros pueblos.»
A NTONIO C ÁNOVAS DEL C ASTILLO
«También ellos inventan historias para domar las fieras oleadas de la opinión y acaban por creer lo que engendró su propia fantasía. Tus gobernantes son creadores de mitos, y mostrándolos al pueblo andan a ciegas sin saber lo que quieren ni adónde van.»
B ENITO P ÉREZ G ALDÓS
«Todos los líderes de los partidos nacionalistas serbios que han destruido Yugoslavia y que la han empujado a la guerra son, en general, escritores y profesores de literatura.»
D VEVAD K ARAHASAN
El nacimiento del mundo moderno estuvo marcado en el conjunto de Occidente por cambios profundos en la manera de entender el poder. Uno de los más radicales tuvo que ver con su legitimación, esa compleja alquimia política por la que una sociedad reconoce a alguien el derecho a gobernar. En las sociedades del Antiguo Régimen, la autoridad de los gobernantes encontraba su justificación en la voluntad divina, por la gracia de Dios; en las nuevas sociedades liberales, en la voluntad nacional, en nombre de la nación. La consecuencia fue que el Estado-nación desplazó a Estados-imperios, monarquías y ciudades-Estado como forma hegemónica de organización política.
Este cambio revolucionario no sólo modificó la organización y justificación del poder sino la forma de imaginar el mundo. Toda la historia de la humanidad pasó a ser interpretada en clave nacional, incluidas aquellas épocas, la mayoría, en las que la nación no había tenido papel alguno o lo había tenido irrelevante en la vida política de los pueblos. Hasta las viejas organizaciones políticas imperiales, de marcado carácter anacional y antítesis de estructuras de poder basadas en la nación y lo nacional, pasaron a ser entendidas como protonaciones o cárceles de naciones, según la perspectiva, abocadas a convertirse o disgregarse en Estados-nación, una especie de metafísica y teleológica manera «natural» de organización del mundo.
Este libro reconstruye y explica la imaginación de una de estas naciones, España, a partir de la crisis de uno de aquellos imperios anacionales, la Monarquía católica. El proceso se inició con un primer y extraño intento de convertir el imperio en nación –naciones que hayan querido ser imperios ha habido muchas, imperios con el deseo de convertirse en naciones pocos, casi ninguno–, que tuvo su efímero momento de gloria con la Constitución de Cádiz de 1812, hecha en nombre de una nación cuyos límites se confundían con los de la Monarquía, «la reunión de los españoles de ambos hemisferios»; y concluyó con la imaginación de otra formada sólo por el conjunto de reinos y señoríos europeos de la vieja Monarquía. El resultado fue una comunidad política fruto de la historia pero que, como toda nación, se quiere al margen del ella. En medio hubo muchas cosas, desde la imaginación de una nación que se asume heredera del imperio, la herida siempre abierta de un cierto nacionalismo español, y hasta borrosos intentos, nunca llevados hasta sus últimas consecuencias, de imaginar otra nacida de la muerte de aquél, eso que sólo algunos autores como Pérez Galdós, en sus Episodios Nacionales , se atrevieron a formular de forma explícita: la derrota de Trafalgar y la guerra de la Independencia como cuna de una nación nueva. Pero también las pulsiones «indigenistas», con una raza española anterior a la propia España, la herencia romana, el papel de los visigodos, el lugar de los distintos reinos peninsulares, la cultura nacional, la fundación de los Reyes Católicos, las glorias de la dinastía de los Austrias, imaginadas como glorias de España..., los polvorientos relatos sobre el pasado que forman la trama en la que se tejen y destejen las naciones.
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