ESPADA, HAMBRE Y CAUTIVERIO
ESPADA, HAMBRE Y CAUTIVERIO
LA CONQUISTA ISLÁMICA DE SPANIA
Yeyo Balbás
Prólogo de José Soto Chica
Espada, hambre y cautiverio
Balbás, Yeyo
Espada, hambre y cautiverio / Balbás, Yeyo
Madrid: Desperta Ferro Ediciones, 2022 – 624 p. 8 de lám. :il. ; 23,5 cm – (Historia Medieval) – 1.ª ed.
D. L: M-3176-2022
ISBN: 978-84-123239-8-6
94(460)02.021.022.023
“36” 355.48
ESPADA, HAMBRE Y CAUTIVERIO
La conquista islámica de Spania
Yeyo Balbás
© de esta edición:
Espada, hambre y cautiverio
Desperta Ferro Ediciones SLNE
Paseo del Prado, 12 - 1.º derecha
28014 Madrid
www.despertaferro-ediciones.com
ISBN: 978-84-123817-6-4
Diseño y maquetación: Raúl Clavijo Hernández
Revisión técnica: Alberto Pérez Rubio
Coordinación editorial: Mónica Santos del Hierro
Cartografía: Desperta Ferro Ediciones/Carlos de la Rocha
Todas las imágenes del libro son de dominio público, salvo aquellas en las que se especifica otra fuente.
Primera edición: marzo 2022
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A Marco.
Antiquam exquirite matrem.
Índice
«E sto no es una conquista, esto es la resurrección». Dicen que escribió a su califa Mūsà ibn Nusayr, el conquistador del reino visigodo. Y, en efecto, tras las prodigiosas conquistas de la Persia sasánida y de las provincias orientales y africanas del Imperio romano, los musulmanes abatían un tercer, rico y vasto reino. Porque ¿qué otra cosa era el reino visigodo? Si lo comparamos con sus vecinos de occidente, la heptarquía anglosajona o la debilitada y dividida Francia merovingia de finales del siglo VII, el reino visigodo era un gigante.
¿Con pies de barro? En modo alguno. Los problemas del reino visigodo, como los de sus contemporáneos, la Inglaterra anglosajona, la Francia merovingia o la Italia lombarda, eran graves, pero no irresolubles y, desde luego, no más perentorios o extremos que los de los demás.
Cambio climático, un súbito enfriamiento que provocó fuertes sequías y, en consecuencia, malas cosechas y epidemias; debilitamiento del poder central frente a los poderes locales; luchas intestinas… Todo eso estuvo presente y fue importante. Pero fue el poder del conquistador, el califato omeya de Damasco lo que provocó la caída del reino. Fue la «espada» la que se impuso. Desagradable realidad. Realidad, al fin y al cabo.
La conquista islámica fue un proceso rápido y brutal. Esto es, un proceso de conquista llevado a cabo por «expertos en la conquista». Y si alguien era «experto en conquistas», ese alguien era el califato de Damasco. Desde el océano Atlántico hasta la India y el este de Asia Central no hubo tierra ni reino que no tentara o sometiera los ejércitos del califato. Esa gran expansión no tiene parangón en el Mundo Antiguo y constituye, por sí misma, el inicio, los primeros pasos de una nueva era.
Yeyo Balbás cuenta todo eso en este libro. Y lo cuenta bien. La historia o es universal o no es historia. Precisamente, el acierto que este libro tiene con respecto a otros muchos que se han interesado por el tema de la conquista islámica de Hispania y los primeros pasos del reino de Asturias y la Reconquista. El acierto de contextualizar la conquista del reino visigodo, de dotarla de un marco en el que poder evaluarla. En efecto, desde hace décadas y décadas se han venido escribiendo multitud de libros y artículos en torno a esta cuestión. Pero, en su inmensa mayoría, representan la conquista musulmana del reino visigodo como un ente aislado, como algo que súbita e inesperadamente ocurre: los árabes, los musulmanes, por mejor decir, aparecen en el Estrecho y los visigodos son unos seres aislados en una suerte de «reino isla».
No fue así. La conquista de Hispania fue una más en el ciclo de conquistas que se desencadenó desde Arabia a partir de 633, si se acepta la fecha canónica. Y, por ende, para entenderlo, para comprender el porqué de esto y de aquello, hay que conocer las conquistas previas hechas por los musulmanes.
De la misma manera, estudiar las debilidades y fortalezas de los godos no tiene sentido si no se enmarcan esas «taras» o «virtudes» en su contexto: el occidente de Europa a principios del siglo VIII.
Sin embargo, este libro ofrece mucho más que una adecuada contextualización de los hechos; ofrece soluciones propias. Tiene usted en las manos un gran libro de historia. Sí, porque he de decirle con la autoridad que dan más de veinte años en el oficio de historiar, que la mayoría de los libros que llegarán a sus manos acerca de este apasionante tema se contentará con repetir, resumir, reinterpretar y reajustar lo que ya se ha contado. Yeyo Balbás no se conforma. Tras evaluar con maestría fuentes y estudios contemporáneos, ofrece sus propias soluciones, sus propuestas. Y eso, eso convierte a este libro no solo en un buen libro de historia, sino también en un valiente libro de historia.
Valiente y bien escrito. Yeyo Balbás sabe narrar. Eso no es poco. Un historiador no solo debería conocer el pasado, debería saber «contarlo». Aunque, por alguna razón, que siempre se me ha escapado, la historiografía española se olvida a menudo de lo segundo. Yeyo Balbás no se olvida. No, su libro se lee con gusto, con interés, con pasión y sin dejar de lado un exquisito gusto por ser exacto, pulcro, puntilloso incluso. También se vale de las herramientas de todo buen historiador: el profundo conocimiento de las fuentes, su crítica y confrontación, el estudio de los materiales arqueológicos, numismáticos, etc., así como del conocimiento del terreno, y todo ello sazonado con una buena dosis de sana lógica.
Este año, 2022, se conmemora la llamada «batalla de Covadonga» y el nacimiento del reino de Asturias. Asturias, la de Pelayo, fue un núcleo de rebeldía. Su historia, la historia de Pelayo y de las pocas decenas o centenares de hombres que combatieran a su lado en Covadonga es una historia de rebeldía. En un mundo de conformistas, su gesta, minúscula gesta, es una llamada de atención. ¿Por qué resistieron? Lo normal, lo sensato, hubiera sido integrarse. No lo hicieron y tengo para mí que no lo hicieron porque no se conformaban con dejar de ser lo que habían sido. No solo no se conformaron, sino que, al poco, lo mitificaron. De esa «mitificación» de lo que habían sido, esto es, de esa «mitificación» de la Spania visigoda, de su caída, de su última resistencia surgió ese largo y complejo proceso que, andando el tiempo, se denominó «Reconquista». Se podrá discutir el término, pero más allá de si son «galgos o podencos» está el hecho ineludible de que la historia de España, y por ende la del mundo, no puede entenderse sin lo que en este libro se cuenta: la conquista de un reino, el surgimiento de un nuevo mundo y la rebeldía de unos hombres ante ese nuevo mundo.
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