LA EVANGELIZACIÓN
LA EVANGELIZACIÓN
CÓMO COMPARTIR EL EVANGELIO CON FIDELIDAD
JOHN MACARTHUR
y LOS PASTORES Y MISIONEROS DE
GRACE COMMUNITY CHURCH
© 2011 por Grupo Nelson®
Publicado en Nashville, Tennessee, Estados Unidos de América. Grupo Nelson, Inc. es una subsidiaria que pertenece completamente a Thomas Nelson, Inc. Grupo Nelson es una marca registrada de Thomas Nelson, Inc. www.gruponelson.com
Título en inglés: Evangelism
© 2011 por John F. MacArthur
Publicado por Thomas Nelson, Inc.
Publicado en asociación con la agencia literaria de Wolgemuth & Associates, Inc.
Composición del libro por Upper Case Textual Services, Lawrence, Massachusetts.
«Desatando la verdad de Dios un versículo a la vez» es una marca de Grace to You. Todos los derechos reservados.
Todos los derechos reservados. Ninguna porción de este libro podrá ser reproducida, almacenada en algún sistema de recuperación, o transmitida en cualquier forma o por cualquier medio —mecánicos, fotocopias, grabación u otro— excepto por citas breves en revistas impresas, sin la autorización previa por escrito de la editorial.
A menos que se indique lo contrario, todos los textos bíblicos han sido tomados de la Santa Biblia, Versión Reina-Valera 1960 © 1960 por Sociedades Bíblicas en América Latina, © renovado 1988 por Sociedades Bíblicas Unidas. Usados con permiso. Reina-Valera 1960® es una marca registrada de la American Bible Society, y puede ser usada solamente bajo licencia.
Editora General: Graciela Lelli
Traducción: Ammi Publishers International
Adaptación del diseño al español: Grupo Nivel Uno, Inc.
ISBN: 978-1-60255-566-2
Impreso en Estados Unidos de América
11 12 13 14 15 QG 9 8 7 6 5 4 3 2 1
Contenido
John MacArthur y Jesse Johnson
John MacArthur
Jesse Johnson
Jonathan Rourke
Nathan Busenitz
Rick Holland
John MacArthur
John MacArthur
Rick Holland
Brian Biedebach
Kurt Gebhards
John MacArthur
Jim Stitzinger III
Tom Patton
Kurt Gebhards
Austin Duncan
Rick McLean
Bill Shannon
Michael Mahoney
Mark Tatlock
Kevin Edwards
Clint Archer
Introducción
El redescubrimiento de la
evangelización bíblica
John MacArthur y Jesse Johnson
«Evangelizar es como un limosnero diciéndole a otro limosnero donde conseguir pan».
—D. T. Niles (líder y educador de la iglesia de Sri Lankan, 1908–70)
Casi todo el mundo sabe que la palabra evangelio quiere decir «buenas nuevas» y cada cristiano verdadero comprende que el evangelio de Jesucristo es la mejor noticia en todo tiempo y por la eternidad.
Por supuesto que cuando alguien tiene buenas noticias, la inclinación natural es querer decirlas a todo el mundo. Cuando las noticias son especialmente buenas, nuestro impulso podría ser proclamarlas desde los tejados. Si pensamos con atención acerca del mensaje del evangelio, considerando su significado, sus implicaciones, su simplicidad, su libertad y la bendición eterna de los que lo reciben, el urgente deseo de decirlo a los otros debería ser irresistible.
Este es precisamente el porqué los nuevos cristianos son a menudo los evangelizadores más apasionados. Sin ningún adiestramiento o incentivo para que lo hagan, pueden ser asombrosamente eficaces llevando a otros a Cristo. No están obsesionados con las técnicas ni bloqueados por el temor al rechazo. La gloria pura y grandiosa del evangelio llena sus corazones y su visión, y quieren hablar con todo el mundo acerca del evangelio.
Desafortunadamente y con mucha frecuencia, esta pasión disminuye con el paso del tiempo. El nuevo creyente pronto se da cuenta de que no todo el mundo piensa que el evangelio son esas buenas nuevas en las que él cree. Algunos reaccionan como reaccionarían al hedor de la muerte (2 Corintios 2.16). Las multitudes desprecian el mensaje o se sienten ofendidas por él porque ataca el orgullo humano. Muchos simplemente aman su pecado tanto que no quieren escuchar un mensaje de redención que les llame a arrepentirse. Los encuentros reiterados con rechazadores vehementes del evangelio pueden desalentar aun al más dotado evangelizador.
Encima de esto, los cuidados de este mundo y las distracciones de la vida diaria compiten para acaparar nuestro tiempo y nuestra atención. Se da el caso que cuando el discípulo se vuelve cada vez más familiar con el evangelio, ese sentido inicial profundo de admiración y asombro se desvanece un poco. Por supuesto que el evangelio sigue siendo buenas noticias, pero de pronto se transforman en viejas noticias, y esto hace que se pierda el sentido de urgencia.
Por consiguiente, es necesario que nos estemos recordando constantemente lo completamente vital que es la tarea de evangelizar y con cuanta urgencia este mundo caído necesita del evangelio. La evangelización no es meramente una actividad incidental en la vida de la iglesia; es el deber más urgente que como cristianos se nos ha dado para hacer. Casi cada ejercicio espiritual que hacemos juntos como miembros del cuerpo de Cristo todavía podremos hacerlo en el cielo: alabar a Dios, disfrutar del compañerismo unos con otros, saborear la riqueza de la Palabra y celebrar la verdad juntos. Pero es ahora cuando tenemos la única oportunidad para proclamar el evangelio al perdido y ganar personas para Cristo. Seriamente necesitamos redimir el tiempo (Efesios 5.16).
Un cristiano no necesita ser llamado de forma individual o tener dones especiales para ser un heraldo de las buenas nuevas; se nos manda a ser testigos de Cristo, comisionados a enseñarles a otros cómo ser discípulos. Esta es una obligación individual, no simplemente la responsabilidad colectiva de la iglesia. Ningún deber es más significativo y ninguno producirá más gratificante fruto por la eternidad.
Además, los campos están listos para la cosecha (Juan 4.35). La generación actual está tan madura para el mensaje del evangelio como ninguna otra en la historia. Sea cual fuere el aspecto de la cultura contemporánea que examine usted, descubrirá necesidades espirituales que claman, y personas cuyas almas están sedientas y hambrientas de la verdad. La respuesta a una hambruna espiritual tal en nuestra tierra no es la excitación artificial del sentimiento religioso, ni más activismo político, ni una campaña de mejoramiento de las relaciones públicas y con seguridad, no que los cristianos adapten su mensaje a la cosmovisión secular predominante.
La tesis central de este libro es que la respuesta verdadera es el evangelio puro, proclamado con claridad, poder, sin artificios, en toda su poderosa simplicidad. El evangelio es el instrumento de Dios para la salvación de los pecadores (Romanos 1.16). La clave para la evangelización bíblica no es estrategia o técnica; ni primordialmente asunto de estilo, metodología, o programa y pragmática. La primera y preeminente preocupación en todos nuestros esfuerzos evangelísticos debe ser el evangelio.
Página siguiente