El aura radiactiva
crónica de una emancipación
(guía para ejercer los derechos individuales en la era de Internet)
Ana Rosengurtt
Prólogo de Lilián Abracinskas
(Directora de Mujer y Salud en Uruguay)
PREMIO ANA MARIA AGÜERO MELNYCZUK
A LA INVESTIGACION -2015
Limaclara Ediciones
Buenos Aires, Argentina
El aura radiactiva: crónica de una emancipación
(guía para ejercer los derechos individuales en la era de Internet)
Publicado por Ana Rosengurtt
1a edición, noviembre de 2014,
Ediciones de Benito
Montevideo, Uruguay
2a edición, marzo de 2015
ISBN : 9781311291585
copyright 2015 Ana Rosengurtt
La imagen de portada es una composición libre de Marcelo Larrosa Rosengurtt en base a gráficos disponibles en Internet, de los cuales no se pudo contactar a sus autores.
Índice
Tengo el orgullo y el honor de haber podido contar con el invalorable aporte (en orden cronológico en la bandeja de entrada de mi buzón electrónico) de: Peter C.Gøtzsche, Juan Gérvas , Mercedes Pérez Fernández, Mario Augusto Bunge, Miguel Pizzanelli, Sophie Arie, Chris Gupta, Helke Ferrie, Aliss Terpstra, Jennifer Daniels, Mariela Mautone, Paul Glasziou, Hazel Thornton, Iain Chalmers, Alexandra Barratt, Imogen Evans, Susan Bewley, Elizabeth Prochaska, Margaret Mc Cartney, Miguel Jara, Iona Heath y André L.Silva.
También de allegados compatriotas y colaboradores como Ernesto Spinak, Beatriz Roig, María Virginia Mautone, Cristina González Vainer, Carina Gaggero, Karina Cassinelli, Laura Cerruti, Stella Marys Cabeza, Jacqueline Ponzo, Paola Rava, Norma Gatto, Rafael Pelufo, Agustín Correa, María Cecilia Barrios y Daniel Vega.
Quiero agradecer especialmente a la Unidad Académica de Bioética (UABE) de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República, a Mujer Y Salud en Uruguay (MYSU) y a la Sociedad Uruguaya de Medicina Familiar y Comunitaria (SUMEFAC).
También a los profesionales de la comunicación de Uruguay que me dedicaron un espacio: Leticia Costa Delgado, Florencia Pereira, Georgina Mayo, Abril Suárez, Carlos Rehermann, María Inés Obaldía, Andrea Villaverde, Juan Sader, Victoria Rodríguez, María Pía Camerlatti y Elena Fonseca.
Quiero reconocer al equipo de AVAAZ y a cada una de las firmas que aún hoy adhieren a esta causa.
Quiero agradecer y reconocer a Mónica Cardoso Díaz.
Y sin el apoyo de Jorge, José, Bernardo y Marcelo, no habría vivido la experiencia, ni su testimonio se habría materializado en este documento.
Tu cuerpo, tu salud y tu vida te pertenecen.
Son tus derechos.
Hacelos valer .
Esta es la consigna que Mujer y Salud en Uruguay (MYSU) utiliza en su campaña para la promoción y defensa de la salud y los derechos sexuales y reproductivos en tanto derechos humanos.
Desde esta organización feminista, llevamos años bregando por la libertad y la autonomía de las mujeres con el objetivo de lograr que las decisiones que las mujeres tomamos sobre nuestro cuerpo, nuestra salud y nuestra vida sean respetadas, cuenten con las condiciones óptimas para tomarlas y sean garantizadas por las instituciones del Estado. Desde hace muchos años hemos promovido acciones y sumado esfuerzos con otros actores sociales, con el propósito de incidir en la realidad para cambiarla, buscando transformar las situaciones de injusticia y denunciando las distintas formas en las que se vulneran los derechos.
Por eso cuando supimos de la acción iniciada por Ana Rosengurtt y las razones que fundamentaban su decisión de oponerse al decreto del estado uruguayo que la obligaba a realizarse la mamografía como condición para habilitar el carné de salud laboral, no dudamos en apoyarla y sumarnos a su causa.
La ciudadanía de las mujeres ha sido una conquista que ha costado mucho alcanzar y que aún son múltiples los obstáculos que deben sortearse para que dicha ciudadanía pueda ser ejercida por todas las mujeres sin sufrir discriminaciones ni violencias. En el dominio de la salud, el ejercicio de esa ciudadanía ha estado particularmente acotado y restringido por el control del poder médico. La concepción de la medicina dirigida a disciplinar la conducta de las personas en pos de supervisar el estado de salud y la calidad de vida de la población, tuvo en las mujeres un campo muy particular de incidencia. Por características biológicas específicas y por ser el cuerpo de las mujeres el canal de reproducción de la especie humana, múltiples intereses han estado en juego en torno a los asuntos de la salud femenina y no siempre para velar por ella. El haber sido ciudadanas de segunda bajo el control y dominio del poder patriarcal, ha hecho que sobre la vida y la salud de las mujeres el sistema considere que tiene derecho de decir qué se debe o no hacer, cuándo y cómo. La violencia de género, la deshumanización en el parto, la criminalización del aborto, la medicalización del cuerpo de las mujeres son ejemplo de las condiciones impuestas por ese sistema. La lucha por la autonomía y la libertad en las decisiones, por lo tanto, han sido y son reivindicaciones fundamentales en los procesos emancipatorios llevados adelante por los movimientos feministas de todas las épocas. También en el aquí y ahora.
La persona debe ser el principal agente de su salud en convivencia armónica con su entorno. El Estado y el sistema deben ser garantes de las condiciones para que el acceso a productos y servicios sea universal y de calidad, de forma tal que el derecho pueda ejercerse, sin discriminaciones. Por lo tanto esto si bien incluye el acceso a las prestaciones en salud, también y fundamentalmente implica recibir una atención respetuosa de la autonomía y la dignidad de las personas.
El largo proceso de ser sujetos de derecho ha estado plagado de conflictos y contradicciones porque ha habido que oponerse al orden instituido y desobedecer las reglas y las normas, muchas de las cuales supuestamente fueron hechas para protegernos y cuidarnos. De eso dimos cuenta cuando Ana llegó a MYSU con toda la información y la evidencia sobre la vulneración de derechos que significaba el decreto 571/006 que incorporaba la obligatoriedad de la mamografía en el carné de salud laboral. Una vez más el sistema nos había tendido una trampa y había convertido en imposición lo que en su origen había sido el reclamo por acceder, en igualdad de condiciones, a los beneficios de la ciencia. La demanda que surgió de las mujeres trabajadoras por la universalidad en el acceso a la prevención y la atención temprana se transformó en obligatoriedad y condición para trabajar. El Estado en lugar de asegurar condiciones para que cada mujer pudiera decidir con libertad, optó por tutelarnos a todas imponiéndonos la realización de un estudio como condición para ejercer el derecho al trabajo.
La incidencia de cáncer de mama en Uruguay es alta y es una de las causas de defunción en las mujeres. Como movimiento de salud demandamos por años servicios integrales acordes a los diferentes requerimientos exigiendo que se superara el modelo materno-infantil que centró por décadas toda la atención de la salud para las mujeres, descuidando otras dimensiones y necesidades. Desde las organizaciones sociales difundimos y promovimos la importancia de conocer el propio cuerpo, examinarlo periódicamente y consultar de inmediato ante la aparición de cualquier síntoma sospechoso. La detección precoz, el acceso a la tecnología y a la atención de calidad fueron demandas que impulsamos para que todas las mujeres, sin diferencias, pudieran beneficiarse de los adelantos del desarrollo y que su acceso no estuviera condicionado por la capacidad de pago. Universalidad en la cobertura, calidad en la atención, humanización en el trato, respeto a la autonomía y condiciones para tomar decisiones informadas, fueron principios inclaudicables . Sin embargo no habíamos registrado que el decreto del 2006, al imponer la obligatoriedad de la mamografía en el carné de salud laboral, nuevamente vulneraba los derechos poniéndonos además en peligro.
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