Francisco Ávila (Montcada i Reixac, Barcelona, 1964) es licenciado en Ciencias de la Información y diplomado en Publicidad por la Universidad Autónoma de Barcelona en 1987. Periodista de la Agencia EFE desde 1987, jefe y editor de Deportes de Catalunya desde 1996. Es miembro del equipo fundador de Panenka. Ha cubierto, entre otras grandes competiciones: tres Juegos Olímpicos (Barcelona, Atlanta y Londres), cuatro Mundiales de Fútbol (Italia, Francia, Japón y Alemania), seis Mundiales de Natación (Barcelona (2), Montreal, Melbourne, Kazán y Budapest), una Eurocopa de fútbol (Alemania-Austria, 2008), un Mundial de Baloncesto (Toronto), así como seis finales de Champions (1989, 1992, 2006, 2009, 2011 y 2015). Recibió el premio de la RFEN como mejor cobertura en 2015. Ha publicado, con otros autores: Barcelona 92, 25 años del gran cambio en el deporte español y A por más, liderazgo y resiliencia de 29 deportistas ante los Juegos Olímpicos.
Alberto Martínez (Barcelona, 1984) es licenciado en Ciencias de la Información por la Universitat Ramon Llull en 2006. Es periodista del diario As desde 2005. Especialista en deportes acuáticos, ha cubierto tres Juegos Olímpicos (Londres, Río y Tokio) y cuatro Mundiales de Natación (Barcelona, Kazán, Budapest y Gwangju). Recibió el premio de la RFEN en 2014 y en 2019 por la mejor cobertura deportiva y social. Ha colaborado con otros medios como la Cadena SER.
Francisco Ávila & Alberto Martínez, 2017
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[1] A Carme, Aina y Maria, por su luz;
a Euse, a quien le debía esta historia.
(Nota del editor digital).
El 11 de marzo de 2006 Jesús Rollán acababa con su vida en una clínica de tratamiento de adicciones en La Garriga. Tenía treinta y siete años. Sus ilusiones finalizaron en los Juegos Olímpicos de Atenas en 2004, cuando se retiró lastrado por las lesiones. Su carrera fue brillante.
Rollán logró ser campeón de todo y el mejor portero del mundo durante la década prodigiosa de la generación de oro del waterpolo, la primera gran selección española que se recuerda. Su vida transcurrió a toda velocidad. Persona generosa, querida y con un carácter ganador que fue trascendental para conseguir los éxitos deportivos, los que le conocieron comparan su pasión por el deporte y su competitividad con la de otros talentos como Rafa Nadal o Seve Ballesteros.
Su historia atrae como un imán. De su niñez en Aravaca a descubrir el waterpolo con un entrenador que les hacía cortar troncos con un hacha, de sus años locos en la Blume a sus recuperaciones milagrosas y a su aventura en Italia, todo ello pintado de oro y plata. Pero las piezas de aquel puzle completo en el agua vivieron otra vida fuera de ella. Para Jesús, siempre el más fuerte del equipo, el final fue el más trágico.
Francisco Ávila & Alberto Martínez
Jesús Rollán eterno
Vida y muerte de una leyenda
ePub r1.0
Titivillus 12.01.2023
DEDICATORIA DE PACO
A Carme, Aina i Maria, per la seva llum;
a Euse, a qui li devia aquesta història
DEDICATORIA DE ALBERTO
A Tomás y Andrés, por mi infancia;
a Andrés y Felisa, por todo
El mar tiene esas cosas: todo lo devuelve
después de un tiempo,
especialmente los recuerdos.
CARLOS RUIZ ZAFÓN
Prólogo
D e todas las historias sobre Jesús que hemos tenido la suerte de escuchar, hay una que siempre consigue que nos brillen los ojos y que se nos ilumine el corazón.
Y es que Jesús, desde que era un niño, decía «yo voy a ser el mejor del mundo en el deporte que practique, sea cual sea». Creció con la absoluta convicción de que llegaría a ser un número uno, y así fue.
Esta historia dice mucho de él como deportista, pero aún dice mucho más sobre su persona. Y es que Jesús vivía en una realidad muy diferente. En su cabeza no existían límites ni fronteras, siempre supo lo que quería y nunca tuvo ninguna duda de que iba a lograrlo. Jesús tenía la mentalidad de un ganador, el alma de un niño y un corazón que no le cabía en el pecho.
Nosotras que tenemos la suerte de llevar su esencia en la sangre, lo único que podemos hacer es darle las gracias por ser padre, tío y referente. No nos ha hecho falta celebrar ninguna victoria para comprender que la más grande de todas, sin duda alguna, fue la forma en la que su alma nos conquistó a todos. Un solo pellizco de la autenticidad, alegría y humildad que llevaba incrustada en la piel es motivo suficiente para sentirnos orgullosas de poder llevar su apellido. Él nos enseñó que la clave de la vida también está en soñar despiertos, que alcanzar todas y cada una de nuestras metas es un camino duro del que se puede disfrutar cada milímetro.
Hemos admirado la pureza en la capacidad de amar desde la distancia y la ausencia. Gracias a él hemos aprendido a sentir lo que es querer a alguien hasta la médula.
Hoy por hoy, la simple presencia de su recuerdo es un grandísimo apoyo y guía en la familia, y ojalá todo el mundo pudiera sentirle igual de cercano, porque somos conscientes de que tenemos un guardián, en la piscina y entre nosotros.
Esta no es una historia triste, es una historia breve sobre una vida plena. Es un sinfín de emociones, una inspiración, un aprendizaje que hará que te dé un vuelco el corazón. Porque aún no hemos conocido a nadie que no le recuerde con una sonrisa, porque siempre era capaz de llenar de vida, de luz y de alegría a las personas que le rodeaban, porque su esencia sigue y seguirá entre nosotros, y su recuerdo siempre será eterno, como él.
Firmado por su hija y su sobrina, Asia y Andrea Rollán.
Introducción
E sta es la historia de Jesús Rollán, uno de los iconos del deporte español de los noventa. Pero también es la historia de la primera gran selección española, la de waterpolo, que en una década ganó todo lo que estuvo a su alcance. Un relato de muchos encuentros y de algún desencuentro. En una etapa de máximo esplendor y con los Juegos de Barcelona como motivación, la pasión de Jesús llevó en volandas a aquella selección, aunque casi siempre los titulares no fueran para él.
Nació el 4 de abril de 1968 en Madrid. Pese a que de joven destacó en diferentes deportes, empezó a despuntar en el waterpolo de la mano de Mariano García. Con dieciocho años se trasladó a Barcelona tras firmar un contrato con el C. N. Catalunya, club en el que jugó durante quince años y con el que conquistó una Copa de Europa, una Recopa, un par de Supercopas de Europa, seis Copas del Rey y siete ligas.
Entró muy pronto en la disciplina de la selección española y disputó cinco Juegos Olímpicos. Con España llegó a lo más alto al colgarse el oro en 1996 (Atlanta), competición que le encumbró como mejor portero del mundo. Veintiséis años después, ningún equipo español ha conseguido conquistar ese metal. Jesús también defendió la portería en la final de Barcelona 1992, perdida ante Italia. Además, fue el meta titular y máximo exponente en los títulos mundiales conquistados en 1998 (Perth, Australia) y 2001 (Fukuoka, Japón). Su palmarés con la selección lo culminó con dos platas en Mundiales (1991 y 1994); así como una plata (1991) y un bronce (1993) en Europeos.
Jugó dos años en el Pro Recco italiano, donde ganó la liga italiana, la Euroliga y fue nombrado mejor jugador del campeonato; y uno en el Sabadell antes de su retirada tras los Juegos de Atenas 2004.