FRANCIS M. CORNFORD (1874 - 1943) ha sido uno de los mayores expertos en pensamiento y cultura griega clásica. Fue un ilustre profesor de Filosofía en el Trinity College de la Universidad de Cambridge a lo largo de varias décadas y en 1931 fue nombrado miembro de la Academia Británica. Tiene una extensa bibliografía entre la que se incluyen distintas obras de filosofía traducidas al español como Fundamentos de la ciencia moderna y La teoría platónica del conocimiento.
En memoria de
Goldsworthy Lowes Dickinson
Título original: Before and after Socrates
Francis Macdonald Cornford, 1932
Traducción: Antonio Pérez Ramos
Diseño de cubierta: Mauricio Restrepo
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
Notas
[1] Las cuatro conferencias que este libro contiene fueron pronunciadas como parte de un curso sobre Filosofía Griega en el Summer Meeting organizado por el Board of Extra-Mural Studies en Cambridge en agosto de 1932. El tema escogido para las sesiones fue el de la contribución de la Grecia antigua a la vida moderna.
[1] C. K. Ogden e I. A. Richards, The Meaning of Meaning (1930), Suplemento I, p. 331 (hay trad. cast.: El significado del significado, Paidós, Barcelona, 1984).
[2] Cf. E. Meyerson, De l’explication dans les sciencies, París, 1921, II, 327; Paul Tannery, Pour l’histoire de la science hellène, París, 1887, p. 264.
[3] Lèmery, Cours de Chymie, citado por E. Meyerson en De l’explication dans les sciencies, París, 1921, I, 285.
[1]Memorias, I, cap. I, 11-16.
[2] Calicles, el joven de mundo, que aparece en el Gorgias de Platón, pp. 482 y ss., expone con gran vehemencia esta doctrina del derecho natural del más fuerte.
[3] Cf. J. Burnet, The Socratic doctrine of the Soul, en Essays and Addresses, 1929, p. 126
[1] Libro III, caps. 82-84.
[2] Las obras más importantes de este primer grupo son: la Apología, el Critón, el Eutifrón, el Laques, el Cármides, el Lisis, el Protágoras y el Gorgias.
[3] La obra de J. Burnet Greek Philosophy, parte I, Londres, 1914, p. 46, proporciona más datos con respecto a la música.
[4] Si esta anécdota no es auténtica, para nuestro propósito basta el hecho de que podamos concebirla como tal.
[1] Al doctor Ogle (22 de febrero de 1882): «De las citas que había visto me había hecho con una alta noción de los méritos de Aristóteles; pero no tenía ni la idea más remota con respecto al maravilloso hombre que fue. Linneo y Cuvier han sido mis dos dioses, aunque de maneras distintas, pero éstos no eran sino colegiales al compararlos con el viejo Aristóteles. Qué curiosa es, además, su ignorancia con respecto a ciertos puntos, por ejemplo el papel desempeñado por los músculos como medios de la locomoción. Celebro que usted me haya explicado de forma tan probable algunos de los más claros errores que a él se atribuyen. Jamás me percaté, antes de leer su libro de usted, a qué enorme acumulación de trabajo debemos incluso nuestro conocimiento más común» (Life and Letters of Charles Darwin, III, p. 252).
[2] Miguel de Unamuno, Del sentimiento trágico de la vida.
Del ensimismamiento solipsista al asombro primigenio ante el mundo que nos rodea, de éste a la curiosidad práctica y, finalmente, a las primeras formas de pensamiento racional y de rebeldía: recurriendo a las fases del desarrollo infantil, F. M. Cornford propone una iluminadora metáfora que describe las etapas de la aparición de la filosofía. Pero la madurez del pensamiento, la edad adulta, se alcanzaría, desde la perspectiva de Cornford, cuando los griegos no sólo se preguntan por el cómo sino que indagan en el porqué, cuando pasan del descubrimiento y el estudio de la naturaleza al cuestionamiento de la vida humana en sociedad, del bien y el mal, de virtudes, medios y fines. Ese paso, de proporciones y consecuencias colosales, lo daría Sócrates en la Atenas del siglo V a. C. y de ahí que su sombra se proyecte inmensa, delimitando un «antes» y un «después», en la historia de la filosofía: a un lado los presocráticos, al otro, los discípulos de Sócrates: Platón, Aristóteles… y cuantos seguimos bebiendo en su legado.
Así, con precisión y claridad, perfilando los rasgos de cada autor con envidiable concisión, F. M. Cornford revisa en este breve clásico de la divulgación filosófica la evolución del pensamiento griego, desde los albores de la razón —la ciencia jonia— hasta los sistemas filosóficos de aliento totalizador de Platón y Aristóteles. Cornford pergeña una genealogía viva que se ramifica a partir de un tronco común, tomando a Sócrates como punto de inflexión y referente último que alumbra la tradición en la que todavía hoy pensamos.
Francis Macdonald Cornford
Antes y después de Sócrates
ePub r1.0
Titivillus 03.02.2023
PREFACIO
El estudioso de cualquier campo del conocimiento a quien se invita a exponer, ante un público no especializado y en un lapso de cuatro horas, la esencia y el fruto de sus estudios hará bien en someterse a la disciplina implicada en tal propósito. Sabe bien que el especialista fruncirá el ceño al oír algunas de sus afirmaciones, por estimarlas cuestionables en su contenido y dogmáticas en su empaque, a la vez que señalará la omisión de multitud de extremos para los que fue imposible hallar espacio. Sin embargo, no dejará de aprovecharle el silenciar tales críticas y buscar en lo expuesto el desarrollo capital, al que tan a menudo oscurece la masa de los detalles. Estaba claro que habíamos de tomar a Sócrates como la figura central del período que se me ha encomendado, y que mi cometido era el de sacar a luz el significado de su conversión filosófica desde el estudio de la Naturaleza al estudio de la vida humana. He tratado, en consecuencia, de mostrar por qué la primitiva ciencia jonia no llegó a satisfacer a Sócrates, y he contemplado los sistemas de Platón y Aristóteles como intentos de llevar a la interpretación del cosmos las consecuencias del descubrimiento socrático. Por lo que respecta a éste, lo he comprendido mejor gracias a la obra de Henri Bergson Las dos fuentes de la moral y de la religión, que cayó en mis manos cuando componía estas conferencias.
Antes de pronunciar la última, me llegó la noticia de la muerte de Goldsworthy Lowes Dickinson, el docto y exquisito humanista que tan justamente escogido fue para inaugurar el presente estudio de la contribución de Grecia a la vida moderna. Ningún erudito inglés ha mostrado mejor que él, en su persona incluso más que en sus escritos, cómo, en un mundo que a veces semeja olvidar más de lo que ha aprendido desde la desaparición de Atenas, el espíritu de Sócrates puede revivir.
F. M. C.
Agosto de 1932
CAPÍTULO I LA CIENCIA JONIA
ANTES DE SÓCRATES
En el curso de estas conferencias me ha correspondido versar sobre el período creativo de la filosofía helena en su integridad, esto es, el correspondiente a la ciencia jonia de la Naturaleza anterior a Sócrates, a Sócrates mismo y a sus principales seguidores, Platón y su discípulo Aristóteles. Es obvio que no me será posible trazar ni siquiera un resumido bosquejo de la historia del pensamiento en un período que se extiende por cerca de tres centurias, la sexta, la quinta y la cuarta previas a nuestra era. Por tanto, sólo trataré de explicar por qué la vida y la obra de Sócrates se yerguen como jalones de la crisis central o pivote de tal historia. Así hablamos de los presocráticos, a continuación de Sócrates y por último de la filosofía socrática elaborada por Platón y Aristóteles. ¿Por qué se emplea el nombre de Sócrates para designar tanto a la filosofía que le precedió como a la que encontramos tras él?