• Quejarse

Antonio Capmany y Montpalau - Filosofía de la elocuencia

Aquí puedes leer online Antonio Capmany y Montpalau - Filosofía de la elocuencia texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1977, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Antonio Capmany y Montpalau Filosofía de la elocuencia

Filosofía de la elocuencia: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Filosofía de la elocuencia" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Antonio Capmany y Montpalau: otros libros del autor


¿Quién escribió Filosofía de la elocuencia? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Filosofía de la elocuencia — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Filosofía de la elocuencia " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
En la introducción de su obra Antonio de Capmany escribió lo siguiente sobre - photo 1

En la introducción de su obra, Antonio de Capmany escribió lo siguiente sobre la elocuencia: "(…) destinada para hablar al corazón como la lógica al entendimiento, llegó en la antigüedad a imponer silencio a la razón humana. Así es que los prodigios que obró muchas veces en boca de un ciudadano cautivando los ánimos de un pueblo entero, forman acaso el testimonio más admirable de la superioridad de un hombre sobre la muchedumbre".

De esta forma tan admirable describía el filólogo e historiador Antonio de Capmany y de Montpalau (Barcelona 1742 - Cádiz 1813) el sentido de la elocuencia.

Antonio Capmany y Montpalau Filosofía de la elocuencia ePub r10 Titivillus - photo 2

Antonio Capmany y Montpalau

Filosofía de la elocuencia

ePub r1.0

Titivillus 20.09.17

Título original: Filosofía de la elocuencia

Antonio Capmany y Montpalau, 1977

Diseño de cubierta: Titivillus

Editor digital: Titivillus

ePub base r1.2

Notas 1 Según la versión literal del original Hebreo 2 El dogma destructor - photo 3

Notas

[1] Según la versión literal del original Hebreo

[2] El dogma destructor y triste del fatalismo parece que ha plagado una gran parte de la tierra, y del gentilismo en su más remota antigüedad.

APÉNDICE

De algunos lugares oratorios propios para la elocución

Aunque los retóricos han colocado la definición, la similitud, y la comparación en la clase de los lugares oratorios por lo que respecta a la invención; el las mirarnos como adornos y hermosuras del discurso, veremos que la elocución saca un gran esplendor de estas composiciones. Los escolásticos definen, asemejan, comparan; pero los oradores lo hacen con dignidad y grandeza.

Definición

L a definición oratoria no es una seca y didáctica explicación de la propiedad, género, o diferencia de las cosas; es una abundante y exornada explicación del objeto que nos proponemos definir por varios modos, propiedades, y circunstancias.

Unas definiciones son más sostenidas y circunstanciadas; otras más rápidas y precisas avivadas muchas veces con un colorido fuerte y brillante. Pero en todas puede entrar el uso de las figuras, como adornos y gracias de su composición. Así definimos una cosa de muchos modos, y son las siguientes.

POR LAS CAUSAS.- La ley es el órgano saludable de la voluntad de todos con el fin de restablecer el derecho de la libertad natural entre nosotros: es una voz divina destinada para dictar a cada ciudadano los preceptos de la razón pública: es en fin la ley la que da a los hombres la libertad con la justicia.

POR LA ETIMOLOGÍA.- La palabra virtud se deriva de virtus, fuerza, porque la fuerza es la base de toda virtud. ¿El hombre virtuoso no es aquel que sabe subyugar sus pasiones? Luego la virtud es el dote de un ser flaco por naturaleza, y fuerte por la voluntad.

POR COMPARACIÓN.- La hipocresía es un homenaje que el vicio tributa a la virtud, como el de asesino de César, que se postró a sus pies para matarle con más seguridad.

POR METÁFORAS.- La justicia civil y la militar son los dos brazos de la autoridad suprema: la primera apacigua el furor de las ofensas, endereza los yerros de la ignorancia, desentraña los subterfugios de la codicia; la segunda es una muralla contra la violencia abierta. Son en fin, la una el órgano de la paz, y la otra el horror de la guerra.

POR LOS EFECTOS.- ¿Qué otra cosa es la embriaguez que la perturbación del cerebro, la estupidez de los sentidos, y el desenfreno de la lengua; un combate del cuerpo, un naufragio de la castidad, el borrón de la honra, y un embrutecimiento del alma?

POR NEGACIÓN.- El héroe gentil, que comúnmente pintan las historias, no es siempre un hombre justo, prudente, ni templado. No temamos afirmarlo: muchas veces el heroísmo ha debido su brillantez a los ojos del mundo al menosprecio de estas tres virtudes; y si no dígase, ¿qué serían Alejandro, César y Pirro mirados por este lado? Con algunos vicios menos acaso hubieran sido menos célebres, porque la gloria caduca fue siempre el premio de aquellos Conquistadores; mas las virtudes tienen otro eterno reservado.

Similitud

L a similitud es aquella conformidad que dos cosas, aunque de distinta naturaleza y categoría, tienen entre sí por la analogia de alguna propiedad, efecto, causa, u otra circunstancia que sea impropia, o figuradamente común a entrambas.

Así se pueden asemejar el hidrópico, y el avaro, aunque tan diferentes entre sí, que el uno padezca enfermedad física, y el otro moral; porque este último, por aquella sed del oro en sentido metafórico o translaticio, es semejante al primero por la otra sed de agua en sentido propio y recto.

Por lo mismo entre el sol y la filosofías dos objetos tan distantes por todos los respetos y propiedades, hay una clara semejanza, en cuanto la última ilumina en sentido figurado a los hombres, al modo que el primero alumbra la tierra en sentido propio.

Pero es de advertir que el objeto de que se saca el término de la similitud en el sentido translaticio, es siempre el asemejado; y el que da este mismo término en el sentido propio y natural es el modelo con que se coteja. Por esta razón la filosofía en el último ejemplo es el objeto asemejado.

Las similitudes, como las comparaciones, son un espacioso campo de pensamientos: los efectos de la naturaleza, los fenómenos celestes, el espectáculo de la tierra, el teatro de la física, de la historia, y de la fábula presentes a la memoria, sugieren a una infeliz imaginación infinitos rasgos. Pero el gusto, que todo lo sazona, consiste en emplearlos, oportunamente, y servirse siempre de los más fuertes y brillantes; porque los símiles exigen gran caudal de invención, mucha valentía, y un pulso maestro en la elección de objetos, siempre los más nobles y sencillos.

Estos objetos suponen en el hombre una memoria abundantemente poblada de imágenes de toda especie, y unas en particular de imágenes grandes: y como éstas entran por los ojos, los del orador o escritor elocuente deberían haber visto los grandes espectáculos del mundo.

Podrá ser feliz, atrevido, y fecundo en símiles el hombre que haya paseado la tierra, corrido los mares; el que, por ejemplo, desde las altivas cumbres de los Alpes, puesta casi toda la Europa a sus pies, haya seguido de una ojeada el curso del Po, del Ring, y del Ródano, haya contemplado aquellas pirámides eternas de nieve, sus manantiales cristalinos, y olorosos vegetables; el que haya visto la espantosa erupción de los volcanes, penetrado en la silenciosa soledad de las selvas, naufragado entre la cólera de un océano furioso, estremecídose en medio de los cóncavos y valles entre las reverberaciones de los relámpagos, y repercusiones del trueno; en fin el que haya visto el mundo, y palpado sus prodigios. Creo que no desmerecen nuestra atención los ejemplos siguientes.

I

De los maldicientes detractores de los hombres insignes, dice un escritor: "Estos enemigos natos de las almas superiores, y envidiosos de la gloria que ellos no merecen, son semejantes a aquellas plantas viles que sólo crecen entre las ruinas de los palacios; pues no pueden levantarse sino sobre los destrozos de las grandes reputaciones.

II

Las crueldades de Domiciano habían aterrado de tal suerte a los Gobernadores, que el pueblo Romano pudo en su reinado restablecerse un poco; del modo que un rápido torrente, destruyéndolo todo en una orilla, va dejando en la otra una vega donde verdean hermosos prados.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Filosofía de la elocuencia»

Mira libros similares a Filosofía de la elocuencia. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Filosofía de la elocuencia»

Discusión, reseñas del libro Filosofía de la elocuencia y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.