Un libro que analiza los siete pecados capitales que condenaron a Alemania en el estallido y desarrollo de la Primera Guerra Mundial. Un ensayo histórico de primera magnitud escrito por el autor de Historia de un alemán.
«No es cierto que los disparos en Sarajevo provocaran la Primera Guerra Mundial», afirma Sebastian Haffner en este lúcido ensayo sobre los orígenes y el desarrollo de esta guerra que clausuró una visión política del mundo y condicionó el futuro de Europa. El autor de Historia de un alemán indaga en los siete pecados capitales que cometió Alemania en la germinación y el desarrollo de esta devastadora contienda, y responde a preguntas clave para entender ese periodo y a través de él la evolución de la historia europea en el siglo XX : ¿Cuáles fueron las verdaderas causas de la Primera Guerra Mundial?, ¿se hubiera podido evitar?, ¿cómo diseñaron las grandes potencias sus estrategias de poder?, ¿en qué erraron sus cálculos unos y otros?, ¿qué mundo clausuró esa guerra y qué mundo emergió de ella? La intención de Haffner no era ni un realizar una condena moral del gobierno del Reich ni aclarar la llamada cuestión de la culpa en la guerra. Para él era más importante señalar las desastrosas decisiones equivocadas, de graves consecuencias, «los siete pecados mortales», de la política del Reich: el abandono de la política de Bismarck, el plan Schlieffen, la desperdiciada posibilidad de paz de 1916, la ilimitada guerra de submarinos, la bolcheviquización de Rusia, la desaprovechada oportunidad de reducir la guerra a una sola frontera tras la paz de Brest-Litovsk, la actitud ante la derrota al finalizar la guerra… En este magistral ensayo Haffner rompe clichés, cuestiona lugares comunes, desmenuza las medias verdades y propone una nueva visión política del origen y el desarrollo del conflicto, que nos sirve para comprender el pasado y para analizar con más precisión el presente.
Sebastian Haffner
Los siete pecados capitales del Imperio alemán en la Primera Guerra Mundial
ePub r1.0
j66603.03.14
Título original: Die sieben Todsünden des Deutschen Reiches im Ersten Weltkrieg
Sebastian Haffner, 1964
Traducción: Belén Santana López
Retoque de portada: j666
Editor digital: j666
ePub base r1.0
SEBASTIAN HAFFNER (nombre verdadero: Raimund Pretzel, Berlín, 27 de diciembre de 1907 22 de enero de 1999), fue un periodista, escritor e historiador alemán.
Nació en una familia protestante y cursó estudios de Derecho en su ciudad natal. En 1938, debido a su malestar con el régimen nazi, emigra a Inglaterra junto a su novia judía donde trabaja como periodista para The Observer. Adoptó el seudónimo «Sebastian Haffner» para evitar que su familia en Alemania fuese víctima de represalias por su actividad como disidente del nazismo en el extranjero. El nombre Haffner lo tomó de la sinfonía del mismo nombre, compuesta por Wolfgang Amadeus Mozart.
En 1954, una vez acabada la II Guerra Mundial regresa a Alemania y colabora como columnista en varios periódicos de izquierdas.
Haffner fue un radical opositor de Hitler desde el exilio y uno de los más destacados escritores sobre la historia alemana del siglo XIX y XX .
Aunque su libro de memorias Historia de un alemán no se publicó hasta después de su muerte, Haffner lo había terminado en 1939.
Notas
[1] «Ceterum censeo Carthaginem esse delendam». (Además opino que Cartago debe ser destruida) es una famosa locución latina. La frase es atribuida a Catón el Viejo, que, según fuentes antiguas, la pronunciaba cada vez que finalizaba todos y cada uno de sus discursos en el Senado romano durante los últimos años de las Guerras Púnicas, alrededor del año 150 a. C.
Ninguna fuente antigua establece exactamente la forma en que pronunciaba realmente la frase, que se escribe en la actualidad de dos formas distintas: «Carthago delenda est». (Cartago debe ser destruida) o la más completa «Ceterum censeo Carthaginem esse delendam». (Además opino que Cartago debe ser destruida).
Esta expresión se utiliza para hablar de una idea fija que se persigue sin descanso hasta que es realizada.
[2] Helmuth Johann Ludwig von Moltke (* Gersdorf, 25 de mayo de 1848 — † Berlín, 18 de junio de 1916), también conocido como Moltke el Joven (Moltke der Jüngere), fue jefe del Estado Mayor alemán entre 1906 y 1914.
No debe ser confundido con Helmuth Karl Bernhard Graf von Moltke (* Parchim, 26 de octubre de 1800 - † Berlín, 24 de abril de 1891), conocido como Moltke el Viejo (Moltke der Ältere), que fue un Mariscal prusiano y jefe del Alto Estado Mayor durante las guerras de Prusia con Dinamarca, Austria y Francia, que dieron lugar a la creación del Imperio Alemán.
[3] El Reichsgau Wartheland (inicialmente denominado Reichsgau Posen, y, en ocasiones, Warthegau) fue un distrito del Tercer Reich anexionado tras la invasión alemana de Polonia en 1939. Comprendía una extensa zona de Polonia, y sólo una pequeña parte de ella, concretamente la antigua provincia prusiana de Posen, había pertenecido a Alemania hasta la firma del Tratado de Versalles.
El nombre derivaba de la capital, Posen, y, posteriormente, de su principal río, el Warthe.
EPÍLOGO (1981)
Este libro se escribió hace 17 años. El motivo externo fue el 50.° aniversario del estallido de la Primera Guerra Mundial. La razón interna fue la angustiosa sensación de que la República Federal de Alemania estaba cometiendo de otro modo los errores que en su día cometiera el Imperio alemán. Esto me dio la idea no sólo de explicar dichos errores de la manera más clara posible mediante un análisis de la Primera Guerra Mundial conciso y no tan lejano en el tiempo, sino también de apuntar en el prólogo que Alemania no había aprendido la lección y de trazar, en un epílogo más largo a modo de urgente advertencia, los paralelismos existentes entre la política de la República Federal y del Imperio alemán antes y en el transcurso de la Primera Guerra Mundial.
Estos paralelismos hoy ya no existen. Cuando en 1981 volví a leer ese pequeño libro, agotado hacía tiempo, teniendo en mente la reedición que me habían encargado, llegué a la extraña conclusión de que los siete capítulos relativos a la Primera Guerra Mundial no habían sido desacreditados ni superados por nada de lo publicado hasta el momento, pero el epílogo estaba anticuado. En 1964 era válido, en 1981 ya no lo es. Así, surgió la pregunta de si debía eliminarlo o reescribirlo. Tras una larga reflexión he decidido dejarlo como estaba, tal y como fue escrito en su momento (en cierto modo como documento histórico y recordatorio de la época en la que surgió, en realidad no tan lejana), y he preferido explicar en un segundo epílogo lo que ha cambiado desde entonces, que no es poco.
A aquella etapa le separa de la actual un cambio generacional, un cambio de época en la historia alemana y un cambio en el pensamiento político de los alemanes, casi podría hablarse de un cambio del carácter político colectivo del pueblo alemán que tal vez no haya finalizado, pero que ya no tiene vuelta atrás.