¿Cómo se explica la conquista del mundo por los europeos? Se han dado a esta pregunta un gran número de respuestas, que en su mayoría giran en torno a su superioridad en el arte de la guerra. Philip T. Hoffman, profesor del Caltech, nos propone una interpretación mucho más compleja, que va más allá de la superioridad tecnológica para analizar la historia política de unos países que entre la edad media y el siglo XIX vivieron envueltos en un perpetuo «torneo» de enfrentamientos bélicos que favoreció el desarrollo de estados fuertes, que podían permitirse pagar los costes de la guerra. El modelo interpretativo de Hoffman nos sirve también para explicar por qué se perdieron posteriormente estas conquistas y para formular una evaluación crítica de los costes y beneficios del imperialismo. Este es un libro que propone interpretaciones originales y provocativas, que sin duda van a generar discusión; un libro que nos incita a repensar la historia de Europa y del mundo.
Philip T. Hoffman
¿Por qué Europa conquistó el mundo?
ePub r1.0
Titivillus 16.04.16
Título original: Why did Europe conquer the world?
Philip T. Hoffman, 2016
Traducción: Carme Castells Auleda
Editor digital: Titivillus
Aporte original: Spleen
ePub base r1.2
PHILIP T. HOFFMAN (31 de mayo de 1947) es actualmente profesor de Economía de Negocio y profesor de historia en el California Institute of Technology. Entre sus libros destacan Growth in a Traditional Society (Princeton), Surviving Large Losses y Priceless Markets.
[226] Fouracre 1995, 99-100.
[227] Para las divisiones políticas en Europa c. 1300, véase
[228] Bartlett 1993, 39, 45-51, 60-84; De Charnay y Kaeuper 2005, 22, 34-35, 40-41, 47-50.
[229] Además de su propia riqueza personal, los príncipes medievales finalmente recaudaban ingresos de los peajes, la acuñación y el ejercicio de la justicia, y también podían obtener contribuciones excepcionales para financiar la guerra. Pero no tenían impuestos especiales o tributos por la propiedad.
[230] De Charnay y Kaeuper 2005, 70.
[231] Bartlett 1993, 39-43, 48-51, 85-105, 243-260. La historia sobre las palomas mensajeras procede de Bartlett 86-87 y Malaterra 2007, vol. 2: 41-42.
[232] Bartlett 1993, 85-90; Malaterra 2007, vol. 1: 9.
[233] Tácito 1970, vol. 12: 11, que habla de castigar a «tránsfugas… ignavos et imbelles».
[234] Para una perspectiva lúcida de los experimentos y de las diversas maneras en las que los economistas han intentado explicar lo que sucede, véase Arifovic y Ledyard 2012. Su explicación de la conducta de los participantes, que se ajusta a los datos experimentales, da por supuesto que los participantes tienen funciones de utilidad que son lineales en tres términos: su propia recompensa, la recompensa media del grupo y la cantidad por la cual su recompensa es inferior a la recompensa media del grupo, que capta la desutilidad de los participantes (enfado por los resultados injustos) cuando sienten que los demás se aprovechan de ellos. Los pesos de los tres términos son variables exógenas aleatorias. La otra parte de su explicación es que los sujetos experimentales también aprenden aleatoriamente a intentar nuevas estrategias y a evaluar las antiguas. Con su modelo, la cooperación puede surgir endógenamente en los experimentos vinculados al bien público. Para más información sobre los experimentos y sobre el papel que desempeñan las emociones en la conducta de los sujetos, véase Bowles y Gintis 2011.
[235] Herrmann, Thöni et al. 2008; Bowles y Gintis 2011, 24-29.
[236] Henrich 2004; Boyd y Richerson 2006; Bowles y Gintis 2011.
[237] Henrich y Boyd 2001; Boyd y Richerson 2006; Choi y Bowles 2007; Lehmann y Feldman 2008; Matthew y Boyd 2008; Boyd, Gintis et al. 2010; Bowles y Gintis 2011. La cuestión aquí es cómo el castigo puede empezar si sólo hay un pequeño número de altruistas en una sociedad que castigará a los que rehúyan la lucha. Pero esto no es un problema si los altruistas pueden coordinar sus esfuerzos y aprovecharse de las probables economías de escala en la provisión del bien público de la defensa. Para unas perspectivas escépticas sobre el papel del castigo, véase Dreber, Rand et al. 2008; Ohtsuki, Iwasa et al. 2009; Rand, Dreber et al. 2009.
[238] Geary 1988, especialmente p. 74; Fouracre 1995.
[239] Los deslizadores eran estructuras de madera y de mimbre que hacían que aquellos que eran castigados se ahogasen.
[240] McCormick 2001, 732-733.
[241] Un elemento adicional del argumento de Turchin es que los grupos étnicos más fuertes se juntarían a lo largo de las fronteras. Estos conquistarían o absorberían otros grupos y finalmente se convertirían en estados fuertes. Sin embargo, tales estados podían ser efímeros, aunque sobrevivirían con mayor probabilidad en las áreas en las que había grandes fronteras étnicas y políticas, como Constantinopla. Esta es la razón por la cual, en su opinión, el imperio romano de Occidente —Bizancio— sobrevivió: Turchin 2009, 5163, 83-92.
[242] Soltis, Boyd et al. 1995; Boyd y Richerson 2006, 209-210.
[243] Barth 1956; Lindholm 1981; Gray, Sundal et al. 2003; Fratkin 2006; Beckerman, Erickson et al. 2009; Mathew y Boyd 2011.
[244] Mathew y Boyd 2011; véase también Gray, Sundal et al. 2003; Fratkin 2006.
[245] Los valores militares eran muy apreciados en la India y en Japón. Para el caso de la India, véase Gommans 2003, capítulo 2, y para el de Japón, véase las notas al capítulo 3, en las que se menciona bibliografía japonesa del siglo XVIII y las observaciones que realizaron los europeos desde el siglo XVI en adelante.
[246] A la división se añadió que la Reforma abandonó el latín en favor de las lenguas vernáculas.
[247] Lo expuesto aquí procede de Strayer 1971, 321-328; Gernet 1987; Hall y McClain 1991, 13, 28, 43-45, 160; Anisimov 1993, 26; Downing 1993, 34-35; Finer 1997, 3: 1079, 1163-1175, 1198-1199, 1216-1221; Lewis 2001, 178-179; Burbank y Cooper 2010, 196-198, 280; Conlan 2010; Fukuyama 2011, 167, 263-267, 280; y comunicación personal de Timur Kuran.
[248] Mokyr 2007.
[249] Henneman 1976. Las cifras de los impuestos figuran en la p. 263, y son sumas realmente recaudadas. La diferencia, como Henneman demuestra, no se debía a la manipulación de la moneda.
[250] Carsten 1954, 189-201, 266-276; Vierhaus 1984, 133-134, 142-144; Volckart 2000, 279-284.
[251] Sobre este párrafo y el anterior, véase Brewer 1989; O’Brien y Hunt 1993; Hoffman y Norberg 1994; Hoffman y Rosenthal 2002; O’Brien 2008; Cox 2011; Dincecco 2009; Pincus 2009; Dincecco 2011; Cox 2012; Pincus 2012; Pincus y Robinson 2012.
[252] North y Weingast 1989; Cox 2012. Se ha derramado mucha tinta sobre la Revolución Gloriosa desde que apareció el artículo clave de North y Weingast, pero el de Cox (pp. 576-584) es el análisis más convincente del impacto que la Revolución Gloriosa tuvo sobre la deuda del gobierno. Su artículo es el origen de las cifras de la deuda a largo plazo; la estimación nominal del PIB (en la Inglaterra de 1700) procede de la Global Price and Income History en