• Quejarse

Pepe Rodríguez - El poder de las sectas

Aquí puedes leer online Pepe Rodríguez - El poder de las sectas texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1989, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Pepe Rodríguez El poder de las sectas
  • Libro:
    El poder de las sectas
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    1989
  • Índice:
    3 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 60
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El poder de las sectas: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El poder de las sectas" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Pepe Rodríguez: otros libros del autor


¿Quién escribió El poder de las sectas? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El poder de las sectas — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El poder de las sectas " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
1

INTRODUCCIÓN AL MUNDO DE LAS SECTAS

DE CUANDO LOS POLÍTICOS SE ENTERARON DE QUE EXISTÍAN SECTAS

El día se había levantado gris y desapacible. Y al fantasma de una dracaena, antaño orgullosa de su verdor y ahora víctima de un excesivo celo en el riego, le gustaba tan poco como a mí. Sonó el teléfono por enésima vez en la mañana.

—Quisiera hablar con el señor Pepe Rodríguez.

La voz tenía el sello inconfundible de la secretaria profesional, incisiva pero cortés.

—¿Quién lo llama? —inquirí.

—Soy la secretaria del Vicepresidente del Senado, del señor Juan Carlos Guerra Zunzunegui. ¿Es usted el señor Rodríguez?

—Sí. Dígame usted.

—El señor Guerra Zunzunegui está muy interesado en hablar con usted sobre el problema de las sectas. Querría mantener una reunión privada con usted para estudiar qué posibilidades de abordaje social y político tiene esta cuestión.

La proposición no me sorprendió. Sabía ya que, desde meses atrás, el senador mallorquín Joaquín Ribas de Reina había empezado a recoger información sobre las sectas y que varias veces había intentado, infructuosamente, comunicarse conmigo.

Pocos días después de la llamada, el 26-2-86, el Vicepresidente del Senado convocaba un almuerzo de trabajo en el restaurante del Congreso. En torno a un delicioso pescado, nos reunimos los senadores Guerra Zunzunegui (CD-PDP), Ribas de Reina (AP) y Joan Josep Martí i Ferrer (CiU-MC), que se apuntó a última hora, y Mercedes Montenegro, responsable de la delegación madrileña de la Asociación Pro Juventud.

Una vez expuesto el núcleo básico de la problemática sectaria, se mostraron de acuerdo con mi proposición de que había que crear una comisión de investigación de las sectas que contara con el respaldo de todos los partidos políticos.

—Si la proponemos ahora —comentó Guerra Zunzunegui—, que estamos casi al final de esta legislatura, será un esfuerzo inútil. Vamos a esperar que pasen las próximas elecciones para pedir su creación.

No se solicitó jamás. Aunque creo que, de haberlo hecho, la mayoría gobernante (PSOE), nada sensibilizada a esta problemática por aquellos días, habría impedido el proyecto.

Tuvieron que pasar dos años antes de que la diputada Pilar Salarrullana de Verda (CD-PDP, ahora transformado en DC-PP) desenterrara el proyecto en una interpelación urgente al Gobierno sobre la «situación de las sectas religiosas en España».

Medio año antes de presentar su interpelación, Pilar Salarrullana me escribía:

—Por informaciones que he recibido esta temporada veo que es algo urgente que exista una Ley que las regule [a las sectas religiosas] y después de leer su libro [se refiere a «Las sectas hoy y aquí»], aún estoy más decidida.

Personalmente y por carta, en diferentes ocasiones, le facilité a la diputada Salarrullana los datos que me solicitó pero, especialmente, intenté convencerla de dos puntos básicos: que no cabía pedir una Ley que regulara a las sectas ya que, como tales, eran sujeto pasivo de Derecho en la misma medida que cualquier otro ciudadano o colectivo y no podían ni debían ser sometidas a regulaciones específicas; para atajar el problema ya existía suficiente instrumental jurídico, sólo que nadie se encargaba de aplicarlo. Por otra parte, le insistí en que el calificativo de «religiosas» no era el más indicado para definir a las sectas que la preocupaban y que podría inducir a errores graves, al margen de que —tal como ocurrió— se daba un puente de plata para que sectas denunciables por sus comportamientos delictivos objetivos, se revolvieran como víctimas de una imaginaria «nueva Inquisición» y trasladaran el debate al campo ideológico en el que, al contrario del penal, sí son inatacables.

—Desde que la Prensa publicó que yo me preocupaba por las sectas —me comentaba Pilar Salarrullana— he caído en una espiral increíble. Recibo denuncias de afectados, llamadas anónimas de gente que dice tener miedo, amenazas de miembros de sectas que tienen la desfachatez de identificarse como tales, intentos de soborno y hasta veladas advertencias de compañeros políticos que me piden que no me meta en este tema. ¿Crees que es un mundo tan peligroso como aparenta?

Pilar, de trato llano y afable, a medida que conversábamos, frente a un café con leche, en la concurrida cafetería del madrileño hotel Convención, se me iba configurando como una gentil y complaciente profesora de instituto que, de repente, hubiese descubierto que puede ser el Cid Campeador. Se la veía convencida y presta a dar la gran batalla, pero aún no se había hecho con el control de la espada.

—Es un mundo que tiene sus reglas y sus riesgos —le contesté—. Hay que tratar con fanáticos y enfrentarse a soterrados e importantes intereses económicos y políticos. Si entras en él no cabe tener miedo, pero tendrás que extremar la precaución. Llevas dos meses en contacto con este problema y te sientes ahogada en él. Es una especie de síndrome por el que pasan todos los que empiezan a descubrir el fondo de este tema. Es un asunto de matices muy complejos. Yo llevo catorce años trabajando en él y aún no he tenido tiempo para aburrirme.

Cuando Pilar Salarrullana interpeló al Gobierno y fue contestada por el entonces Ministro de Justicia Fernando Ledesma Bartret, su semilla fue a caer en un terreno abonado ya de antemano.

Desde un año antes, marzo de 1987, gracias al apoyo de Jordi Bajet, asesor del ministro Ledesma, se había podido conformar un grupo de investigación sobre sectarismo en el seno de la Comisión Interministerial para la Juventud. Su nacimiento no había sido fácil, debido a los grandes recelos que el tema despertaba entre algunos de sus miembros. En una sesión plenaria de la Comisión, Andrés Canteras, experto en investigaciones sociológicas, y este autor, como experto en sectarismo, presentamos la problemática y el proyecto de investigación. Finalmente se dio luz verde al grupo de trabajo, que quedó conformado por diferentes técnicos de la Administración y por tres expertos (Canteras, Álvaro Rodríguez, psicólogo, que se incorporaría pocos meses después, y yo mismo).

A la pregunta escrita por la que, en septiembre, Pilar Salarrullana se interesaba sobre la situación de las sectas religiosas en España, el Gobierno contestó con un escrito muy pulcro, pero que eludía deliberadamente el fondo del problema.

—Te envío la respuesta que me ha dado el Gobierno a la pregunta que ya te envié. A ver qué te parece y qué se puede hacer —me escribió inmediatamente la diputada Salarrullana en una escueta nota.

Le recomendé que solicitara la formación de una comisión de investigación. El momento, a pesar de todo, parecía más propicio que en los días de Guerra Zunzunegui.

La existencia del grupo de trabajo sobre sectas de la Comisión Interministerial era un antecedente importantísimo y había supuesto una notable sensibilización en el seno de la Administración y, particularmente, en el departamento del ministro Ledesma.

Pero existió un factor aparentemente anecdótico que logró desnivelar la balanza del pasotismo histórico con que el Gobierno, cualquiera de ellos, había encarado hasta la fecha el problema de las sectas y que facilitó que Salarrullana lograra triunfar parcialmente en su interpelación: fue el formidable impacto social y emocional que se derivó de la emisión (20-11-87) del programa televisivo «En familia», dirigido por Iñaki Gabilondo.

Desde el mismo momento en que me llamaron para colaborar y participar en este programa de máxima audiencia, intuí que era una oportunidad única no sólo para informar sobre un problema grave, sino para lograr que el Ejecutivo levantara, levemente al menos, su nariz hacia un problema que se venía denunciando con especial intensidad durante los últimos siete años.

Millones de personas, de las que votan, quedaron impactadas por la dinámica del programa. El Gobierno debería estar obligado a manifestar interés, aunque fuera aparente, por conocer si las sectas denunciadas representaban o no un problema real.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El poder de las sectas»

Mira libros similares a El poder de las sectas. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El poder de las sectas»

Discusión, reseñas del libro El poder de las sectas y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.