Valeriano Bozal - Pinturas negras de Goya

Contiene ilustraciones. Realizadas entre 1819 y 1823 sobre los muros de dos salas de la Quinta llamada del Sordo, las «Pinturas negras» proporcionaron una imagen del mundo sombrío y del mundo luminoso que siempre ha sido característico de Goya. Más allá del interés histórico y de la preocupación académica, sin ignorarlos, se contemplan como obras vivas, imágenes vivas en las que, a pesar de su carácter enigmático (quizá también por él), nos reconocemos.

Valeriano Bozal

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Titivillus 07.06.16

Título original: Pinturas negras de Goya

Valeriano Bozal, 2009

Editor digital: Titivillus

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VALERIANO BOZAL FERNÁNDEZ (Madrid, 24 de noviembre de 1940) es un filólogo hispánico, historiador e historiador del arte español, especializado en literatura e historia hispánica y, más concretamente, en estudios sobre el arte en España. Asimismo, destaca como estudioso de la obra de Francisco de Goya, siendo éste tema recurrente en sus conferencias.

Es también colaborador habitual del Museo del Prado, el cual le ha distinguido entregándole varios premios. Ha presentado también numerosas exposiciones de esta institución, especialmente sobre Goya. Ha colaborado también con la redacción de la «Enciclopedia del Museo del Prado», proyecto colaborativo del cual formó parte redactando gran parte de las voces que la componen. Es especialmente importante su obra sobre Goya, por la que ha recibido gran cantidad de premios en la categoría de Historia del Arte. También ha escrito sobre otros maestros de la pintura, como Piero della Francesca.

[1] El lector interesado en este tipo de cuestiones encontrará un resumen de las diferentes interpretaciones en Nigel Glendinning, «Las pinturas negras», dentro de Goya. Jornadas en torno al estado de la cuestión de los estudios sobre Goya, Madrid, Universidad Autónoma, 4-21 octubre 1992.

[2] He analizado las estampas que tienen como motivo la Guerra de la Independencia en la exposición Miradas sobre la Guerra de la Independencia, Madrid, Biblioteca Nacional, 2008, y Zaragoza, Universidad de Zaragoza, 2009, a cuyo catálogo remito al lector interesado.

[3] Sobre la datación de los Desastres de la guerra y, en general, su interpretación, me atengo a Jesusa Vega, «Fatales consecuencias de la guerra. Francisco de Goya pintor», en Francisco de Goya grabador: instantáneas. Desastres, Madrid, Caser, 1993, y Jesusa Vega, «Los Desastres de la guerra, un hito del arte contemporáneo», en AA. VV., Desastres de la guerra. Estudios, Barcelona, Planeta, 2008.

[4] Juan de la Cruz Cano y Olmedilla, Colección de trajes de España, tanto antiguos como modernos, Madrid, 1777 (existe edición facsímil: Madrid, Turner, 1988). Sobre el interés por trajes y oficios, que no disminuye, es ejemplo expresivo la Colección General de los Trages que en la actualidad se usan en España principiada en el año 1801 en Madrid, de A. Rodríguez (existe edición actual: Madrid, Visor Dis., 1982). Frente a los dibujos y estampas de Goya, las de Rodríguez se atienen a un marcado gusto tradicional y a una iconografía que recuerda a cartones y, en alguna medida, a las estampas de los Caprichos. Otro tanto puede decirse de los conocidos «gritos» de Miguel Gamborino que se conservan en la Calcografía Nacional.

[5] Resumo aquí brevemente lo publicado con el título «Disparates grotescos» en la edición de los Disparates de la Calcografía Nacional: Disparates. Francisco de Goya. Tres visiones, Madrid, Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 1996, 35-55.

[6] Puesto que el concepto «alegoría» tradicionalmente hace referencia a la universalidad de la idea que se encuentra formulada en la imagen, cabe pensar aquí en un tipo específico de alegoría, propio del mundo moderno, que, lejos de remitirnos a un mundo ideal, un mundo de ideas, nos retiene en éste: alegorías de lo real. También en este punto es el artista aragonés un «adelantado», a Baudelaire, también a Walter Benjamín, lector del poeta francés, y a Paul de Man, lector de Baudelaire y de la alegoría romántica.

[7] El lector interesado encontrará los documentos reproducidos en Francisco de Goya, Diplomatario, Zaragoza, Publicaciones de la institución «Fernando el Católico», 1981. Edición de A. Canellas López.

[8] José Luis Díez García, Vicente López Portaña (1772-1850). Su vida, su arte, su obra (Pinturas, dibujos y estampas), tesis doctoral presentada en la Universidad Complutense de Madrid, 1994, t. I, 456.

[9] Recientemente, Gérard Dufour aventura la posible condición masónica del pintor, lo que contribuiría a su retraimiento en un período de represión, sin embargo, las pruebas que ofrece Dufour son muy débiles, entran más en el terreno de la suposición que en el de la prueba. Cfr. Gérard Dufour, Goya durante la Guerra de la Independencia, Madrid, Cátedra, 2008.

[10] Cfr. AA. VV., Goya. Nuevas visiones, Madrid, Amigos del Museo del Prado, 1987, 133-153.

[11] M. Cruz Valdovinos, cit., 146.

[12] He aquí la numeración y título de las Pinturas negras en el Museo del Prado: 529, Un aquelarre de brujas; 530, La romería de San Isidro; 531, Dos hombres riñendo; 532, Peregrinación a la fuente milagrosa; 533, Fusilamiento; 534, Las Parcas, cuatro brujas por los aires; 535, Manola; 536, Saturno devorando a sus hijos; 537, Cabeza de un perro; 538, Judith; 539, Dos frailes; 540, Reunión de lectores; 541, Tres figuras a capricho; 542, Una vieja con una cuchara en la mano derecha y otra figura contemplándola.

[13] R. Klibansky, E. Panofsky y F. Saxl, Saturno y la melancolía, Madrid, Alianza, 1991 (edic. original: 1964).

[14] Los grabados de Hermann Müller según Martren van Heemskerch (s. XVI) se atienen a esta disposición. Otro tanto sucede con un grabado del mismo tema, también del siglo XVI, de Henri Leroy. El grabado de Gerard Jode según Martens de Vos, Sep-tem Planetae (1581), altera la condición de las figuras, las proporciones y la escala, pero mantiene el mismo concepto. Un dibujo del primer tercio del siglo XV que representa La castración de Saturno (Dresde, Staatliche Kunstsammlungen) contempla a Saturno erguido, con diversidad de figuras además del niño al que devora, niño que parece escapar en el relieve del Tempio Malatestiano, atribuido al taller de Agostino di Duccio (1454), en el que, al igual que en el dibujo, Saturno no ha prescindido de la guadaña.

[15] «Saturno el de la guadaña escoge a los agrimensores, los poetas y aquellos en los que no hay ni un dedo de sana razón», dice la leyenda de uno de los dos grabados de Hermann Müller.

[16] Jan Bialostocki, «Disparate alegre. Las figuras danzantes en el lenguaje visual de Goya», en AA. VV., Goya. Nuevas visiones, Madrid, Amigos del Museo del Prado, 1987, 92. Respecto al estudio de Bialostocki, quizá convenga recordar ahora que, tal como ha hecho ver Carmen Garrido, bajo el Saturno que vemos había pintada una figura que parece un danzante, parte de cuyo movimiento se traslada al dios definitivo.