• Quejarse

Liu Cixin - El problema de los tres cuerpos

Aquí puedes leer online Liu Cixin - El problema de los tres cuerpos texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 0, Editor: Ediciones B, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Liu Cixin El problema de los tres cuerpos
  • Libro:
    El problema de los tres cuerpos
  • Autor:
  • Editor:
    Ediciones B
  • Genre:
  • Año:
    0
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

El problema de los tres cuerpos: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "El problema de los tres cuerpos" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Este libro ofrece la posibilidad única de acercarse al fenómeno editorial chino que ha conquistado el mundo y ha ganado el premio Hugo 2015 a la mejor novela, siendo la primera vez que una obra no escrita originariamente en inglés merece tal reconocimiento. Su autor, Cixin Liu, es el escritor de ciencia ficción más relevante en China, capaz de vender más de un millón de ejemplares en su país y convencer a prescriptores de la talla de Barack Obama, quien seleccionó El problema de los tres cuerpos como una de sus lecturas navideñas de 2015, y Mark Zuckerberg, que lo convirtió en la primera novela de su club de lectura. Ahora el público y la crítica de los cinco continentes se rinden a esta obra maestra, enormemente visionaria, sobre el papel de la ciencia en nuestras sociedades, que nos ayuda a comprender el pasado y el futuro de China, pero también, leída en clave geopolítica, del mundo en que vivimos.
«Una novela reveladora… No te la pierdas.» Kirkus Reviews
«Una ambiciosa obra de ciencia ficción con una imaginación salvaje.» Nature Physics
«China lanza una invasión sci-fi con la publicación de este libro.» The Wall Street Journal
«Una obra en el más puro estilo del gran maestro Arthur C. Clarke.» The New York Times
«Un gran merecedor del premio Hugo, que abre la ciencia ficción china al mundo.» Science

Liu Cixin: otros libros del autor


¿Quién escribió El problema de los tres cuerpos? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

El problema de los tres cuerpos — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" El problema de los tres cuerpos " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
El problema de los tres cuerpos - image 1

Título original: El problema de los tres cuerpos - image 2

Traducción del chino: Javier Altayó

1.ª edición: septiembre 2016

© Ediciones B, S. A., 2016

Consell de Cent, 425-427 - 08009 Barcelona (España)

www.edicionesb.com

ISBN DIGITAL: 978-84-9069-473-2

Todos los derechos reservados. Bajo las sanciones establecidas en el ordenamiento jurídico, queda rigurosamente prohibida, sin autorización escrita de los titulares del copyright , la reproducción total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografía y el tratamiento informático, así como la distribución de ejemplares mediante alquiler o préstamo públicos.

EL PROBLEMA DE LOS TRES CUERPOS:

Primer volúmen de la trilogía de los Tres Cuerpos

Cixin Liu

Traducción del chino Javier Altayó

Galeradas revisadas por Antonio Torrubia

Ye Wenjie Wang se quitó el traje y el casco de realidad virtual Tenía la - photo 3

Ye Wenjie Wang se quitó el traje y el casco de realidad virtual Tenía la - photo 4

Ye Wenjie

Wang se quitó el traje y el casco de realidad virtual. Tenía la camiseta empapada de sudor, como si acabara de despertar de una pesadilla. Salió del centro de investigación, subió al coche y condujo hasta la dirección que Ding Yi le había dado: el domicilio de la madre de Yang Dong.

«Era caótica, era caótica, era caótica...»

Su cerebro no paraba de darle vueltas a esa idea. ¿Cómo era posible que el recorrido del sol en el mundo de Tres Cuerpos no fuera regular? La órbita de un planeta podía ser más circular o más elíptica, pero siempre periódica; la falta de regularidad era imposible.

Se enfadó consigo mismo porque era incapaz de alejar de su mente aquellos pensamientos, e incluso trató de sacudírselos físicamente moviendo con fuerza la cabeza. Pero fracasó.

«Era caótica, era caótica, era caótica... ¡Demonios! Ya está bien de darle vueltas... ¿Por qué no puedo dejar de pensar en esto?»

Muy pronto supo darse una respuesta. En el transcurso de los mismos años que hacía que él no se entretenía con ellos, los videojuegos habían evolucionado enormemente. Los de su época de estudiante no tenían gráficos tan vívidos ni incluían efectos multisensoriales. Con todo, Wang sabía que la profunda sensación de realismo de Tres Cuerpos no se debía a ellos.

Aún recordaba la vez en que, durante su tercer año de universidad, el profesor de Teoría de la Información había llevado a clase dos imágenes. La primera, enorme y llena de detalles minuciosamente elaborados, era la famosa pintura de la dinastía Song Escena a la orilla del río en el Festival de la Claridad Pura . La segunda correspondía a una fotografía del cielo en un día despejado, una gran extensión azul apenas interrumpida por dos nubes casi transparentes. El profesor les había preguntado qué imagen contenía más información. Sin duda la segunda, pues la cantidad que ofrecía (su entropía) era varios órdenes de magnitud mayor que la de la pintura.

En Tres Cuerpos era lo mismo. Una enorme cantidad de información se hallaba escondida en su más profundo interior. Wang era capaz de sentirlo, aunque no de articularlo. De pronto se dijo que los diseñadores de Tres Cuerpos hacían lo opuesto a los creadores de los demás videojuegos: si la mayoría mostraba la mayor cantidad de información, a fin de dar una impresión de realismo, ellos trabajaban para comprimirla, como si tratasen de esconder una realidad mucho más compleja, justo como aquella foto del cielo, aparentemente vacía.

Volvió a recordar aquel mundo.

«¡Las estrellas fugaces! Ellas deben de ser la clave oculta. A veces se ve una, otras veces dos, o tres... ¿Qué es lo que señalan?»

Justo cuando lo pensaba, llegó a su destino.

Al pie del bloque de apartamentos vio a una anciana delgada y con el pelo cano. Tendría unos sesenta años. Llevaba gafas de montura gruesa y trataba de subir las escaleras con una cesta repleta de verduras en la mano. Supuso que era ella a quien iba a visitar, y lo confirmó tras un breve intercambio: en efecto, se trataba de Ye Wenjie, la madre de Yang Dong.

La mujer se mostró feliz y agradecida por la visita. Wang estaba habituado a tratar con ancianos intelectuales como ella. Los años apagaban todo vestigio de vehemencia y dureza en sus personalidades, dotándolos de una actitud tan apacible como la tranquila superficie del agua.

Le llevó la cesta hasta el piso. Al entrar, le sorprendió que en el interior no reinase la calma. Había tres niños jugando. El mayor tenía unos cinco años, mientras que el más pequeño apenas comenzaba a caminar. Ye Wenjie le contó que se trataba de los hijos de sus vecinos.

—Les encanta venir a jugar aquí. Aunque es domingo, los padres tienen que trabajar y me los dejan... ¡Oh!, Nan Nan, ¿ya has terminado el dibujo? Qué bonito... ¿Qué título le ponemos? ¿«Patitos al sol»? La abuela te lo escribe. Así... Y ahora, la fecha: «Nueve de junio, obra de Nan Nan.» ¿Qué queréis que os haga de comer? Yang Yang, ¿quieres berenjenas fritas? Vale. Nan Nan, ¿tú quieres habas como ayer? Está bien. ¿Y tú, Mi Mi? ¿Carne? Uy, no, tu madre me ha dicho que no puedes comer tanta carne, que no la digieres bien. Mejor pescado, ¿de acuerdo? Mira el pescado tan grande que ha traído la abuela...

Viéndola tan a gusto con aquellos niños, Wang comprendió que le habría gustado tener nietos. Sin embargo, incluso si Yang Dong hubiera seguido con vida, ¿habría querido dárselos?

La anciana se llevó la compra a la cocina.

—Xiao Wang —le dijo a él al volver, usando el diminutivo familiar—, déjame que primero lave la verdura. Hoy en día usan tantos pesticidas, que tengo que dejarla al menos dos horas en remojo antes de dársela a los niños... ¿Por qué no echas un vistazo al cuarto de Dong Dong?

Aquella invitación, expresada de forma tan natural al final de la frase, lo inquietó. Claramente, la anciana había adivinado el verdadero motivo de su visita. Sin embargo, acto seguido se metió en la cocina sin volver a mirarle, y al hacerlo le ahorró el bochorno. Se sintió profundamente agradecido de que fuera tan considerada.

Wang se abrió paso entre los niños, que jugaban alegremente, y avanzó hasta la habitación que le había señalado. Al llegar a la puerta se detuvo, presa de un extraño sentimiento. Era como si hubiera vuelto a sus ingenuos y fantasiosos años de juventud. Desde lo más profundo de su memoria emergió una frágil melancolía, pura y tenue como el rocío de la mañana. Contenía, teñidos de rosa, sus primeros desengaños.

Empujó la puerta suavemente y fue sorprendido por la débil fragancia que impregnaba la habitación: era el aroma del bosque. Parecía haber entrado en la cabaña de un guarda forestal. Las paredes estaban cubiertas de tiras de corteza de árbol y, a modo de taburetes, había tres tocones desnudos y sin adornos. El escritorio lo conformaban otros tres tocones juntos, y tanto el marco como el cabezal de la cama estaban revestidos de C arex meyeriana , la hierba típica del noreste de China, la misma con que la gente rellenaba los zapatos para proteger los pies del frío.

Todo se apelotonaba de forma tosca y aparentemente descuidada, sin rastro de cualquier pauta estética. El trabajo de Yang Dong estaba tan bien remunerado, que podría haberse permitido una casa en una urbanización de lujo; sin embargo, ella había preferido vivir allí con su madre.

Se acercó al escritorio. Ninguno de los objetos que había sobre él daba pistas de que hubiera pertenecido ni a una mujer ni a una científica. Quizá nunca los hubo. Quizá se los habían llevado.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «El problema de los tres cuerpos»

Mira libros similares a El problema de los tres cuerpos. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «El problema de los tres cuerpos»

Discusión, reseñas del libro El problema de los tres cuerpos y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.