• Quejarse

Polibio - Historias Libros V-XV

Aquí puedes leer online Polibio - Historias Libros V-XV texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 0100, Editor: ePubLibre, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Polibio Historias Libros V-XV
  • Libro:
    Historias Libros V-XV
  • Autor:
  • Editor:
    ePubLibre
  • Genre:
  • Año:
    0100
  • Índice:
    4 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 80
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

Historias Libros V-XV: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Historias Libros V-XV" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Polibio: otros libros del autor


¿Quién escribió Historias Libros V-XV? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Historias Libros V-XV — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Historias Libros V-XV " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
LIBRO V
Sincronismos

El año en que Arato el Joven ejerció el generalato se cumplió alrededor de la subida de las Pléyades mediante legados y negociaciones, se declararon mutuamente la guerra.

Prosecución de la guerra social en el año 218

El rey Filipo de Macedonia andaba escaso de trigo y de dinero para sus tropas y, a través de los arcontes, convocó de trigo. Además, durante el tiempo en que hiciera la guerra conjuntamente con ellos en el Peloponeso, cobraría de los aqueos diecisiete talentos mensuales.

Los acuerdos tomados fueron éstos, y los aqueos se retiraron a sus ciudades. Cuando las tropas se hubieron concentrado desde los lugares donde habían invernado, el rey, previa deliberación con sus consejeros, donde realizó maniobras continuas: ejercitaba a los hombres de sus falanges y los habituaba al manejo de los remos; los macedonios atendían con sumo interés las órdenes impartidas: si son muy famosos y esforzados en las peleas terrestres libradas en formación, no están menos dispuestos, si se presenta el caso, a la lucha por mar. Son obreros de mucho aguante, no cabe la menor duda, para misiones como excavar fosas, clavar empalizadas, en fin, para cualquier penalidad de este tipo. Hesíodo nos presenta así a los Eácidas:

que gozan en la guerra como en un banquete.

El rey y el ejército macedonio permanecían en Corinto, dedicados a los preparativos y a su adiestramiento en las operaciones navales. Apeles, tan incapaz de ganarse a Filipo como de aceptar aquella humillación, se conjura con Leontio y Megaleas: éstos se harían presentes en el momento oportuno, cometerían errores deliberados y, así, entorpecerían los servicios del rey; él se llegaría a Caléis, con seis mil macedonios y mil doscientos mercenarios.

En aquellos mismos días Dorímaco, el general etolio, envió contra Élide a Agelao y a Escopas; domina las regiones del Peloponeso orientadas al norte y a occidente, principalmente Élide, y también las partes meridionales y occidentales de Epiro, de Etolia y de Acarnania.

La isla era muy adecuada para concentraciones de tropas aliadas y su situación era muy estratégica, tanto para defender los territorios amigos como para atacar los adversarios, por lo que a Filipo le urgía ocuparla y someterla. Observó que la ciudad estaba rodeada por todas partes, ya por el mar ya por unas alturas abruptas; el único llano existente, que era muy reducido, se orientaba hacia Zacinto a las órdenes de Leontio, dispuestos en secciones: la orden era forzar el paso por la brecha. Leontio se atuvo a lo pactado con Apeles y retuvo tres veces seguidas a sus jóvenes soldados, que ya habían rebasado el boquete abierto, para que no cornpletaran la ocupación de la plaza; para ello, había sobornado a muchos de los oficiales de rango más alto, y él mismo, con una cobardía afectada, iba saboteando las oportunidades. Y al final fueron rechazados de la ciudad con fuertes pérdidas, a pesar de que hubieran podido derrotar fácilmente al enemigo. Cuando vio la cobardía de sus oficiales y que muchos macedonios habían resultado heridos, Filipo desistió del asedio y deliberó con su corte acerca del futuro.

Invasión de Etolia. Intrigas de los oficiales macedonios

Precisamente entonces, Licurgo. Allí ordenó a sus tropas que se prepararan la comida, que dejaran la mayor parte de su impedimenta y que se aprestaran a la marcha en las condiciones de la infantería ligera; él reunió a los guías, de los que inquirió, para informarse, cómo eran aquellos lugares y las ciudades establecidas allí.

Al tiempo de todo esto, se presentó Aristofanto.

Leontio comprendió que Filipo iba a lograr sus objetivos y que los etolios no podrían, por dos razones, afrontar la situación: primero, porque la aparición de los macedonios había sido súbita e inesperada; además, los etolios no habrían ni soñado en esta osadía de Filipo, tan decidido a irrumpir precisamente en la comarca de Termo, que era un lugar muy escabroso. Los acontecimientos, pues, iban a coger a los etolios desprevenidos y sin la menor preparación. Leontio veía todo esto, pero seguía fiel a sus intentos: afirmaba que Filipo debía acampar junto al río Aqueloo, para reponer sus fuerzas tras la marcha nocturna. Con ello, pretendía ofrecer a los etolios por lo menos un respiro en vistas a organizar su resistencia. Pero Arato constató que aquél era el momento justo del ataque y que, además, era claro que Leontio procuraba poner trabas, por lo que conjuró a Filipo que no dejara escapar la ocasión ni la difiriera. Convenció al rey, quien, por lo demás, ya despreciaba a Leontio; Filipo, pues, no cortó el avance, sino que lo prosiguió. Cruzó el río Aqueloo y adelantó rápidamente en dirección a Termo; en su progresión devastaba y destruía el país. En su marcha dejó a su izquierda Estrato, Agrinio y Testieo, a su derecha Cónope, Lisimaquia, Triconio y Fiteo. Alcanzó la ciudad llamada Metapa, a continuación a los ilirios; seguía él con los peltastas y las falanges, y así emprendió el paso por los desfiladeros. Le cerraban la formación los cretenses; a su derecha avanzaban paralelamente por el país los tracios y la infantería ligera. El flanco izquierdo de su columna estaba asegurado naturalmente por el lago, a unos treinta estadios de distancia.

Destrucción de Termo

Filipo rebasó, pues, los lugares citados y alcanzó una aldea llamada Panfia rebosaban de riquezas, e incluso todos aquellos rodales. Cargados de botín de todas clases, los macedonios de momento plantaron sus tiendas allí para pernoctar. Al día siguiente seleccionaron lo más valioso y, a la vez, transportable de todo aquel ajuar; amontonaron el resto delante de las tiendas y le pegaron fuego. Y lo mismo hicieron con las armas colgadas en los pórticos: cogieron las que eran más ricas y se las llevaron, cambiaron otras por las suyas, juntaron las demás y las quemaron. Las que ardieron sobrepasaban las quince mil.

Hasta aquí todo lo que se hizo fue digno y justo, según las normas de la guerra, pero no sé cómo calificar lo que ocurrió después: los macedonios recordaron lo que los etolios habían perpetrado en Dio y en Dodona que quedaban, muy valiosos por su factura; algunos de ellos habían requerido mucho trabajo y dinero. No se limitaron a maltratar por el fuego las techumbres, sino que lo arrasaron todo, que quedó por el suelo. Derribaron también las estatuas, en número no inferior a dos mil, y, algunas, las hicieron añicos, aunque no las que tenían inscripciones dedicadas a los dioses, o bien les representaban: éstas las respetaron. Y en los muros pintaron aquel verso, ya a la sazón muy citado, de Samos, hijo de Crisógono y hermano de leche del rey; el talento de este poeta ya entonces despuntaba. El verso en cuestión es:

¿Ves hasta dónde voló el tiro del dios?.

Acerca de estas acciones, el rey y su corte estaban imbuidos de una convicción tan profunda como perversa: creían que al obrar así lo hacían con justicia y honestidad, pues vengaban en términos iguales la impiedad de los etolios en el santuario de Dio. Sin embargo, yo creo lo contrario. Son ejemplos de esta misma casa real, y no otros distintos, los que posibilitan examinar fácilmente si llevo en verdad la razón.

Antígono, tras haber derrotado en una batalla en toda regla; todo lo expuesto le concitó fama y gloria inmortales no sólo entre ellos, sino entre todos los griegos.

Filipo II, el primer rey que dio prestancia a la dinastía de los macedonios.

¿Y qué diré de Alejandro? Éste, es cierto, se enojó tan terriblemente contra Tebas, que redujo a sus habitantes a la esclavitud y arrasó la ciudad, que quedó como la palma de la mano, pero en la toma de la plaza no desatendió en absoluto la piedad debida a los dioses: tuvo buen cuidado para que, ni aun involuntariamente, no se profanaran los templos ni tan siquiera los recintos sagrados. Este mismo Alejandro, cuando pasó al Asia, castigó la impiedad con que los persas habían tratado a los griegos: por lo que se refiere a los hombres, intentó cobrarse una venganza condigna a los crímenes perpetrados contra ellos, pero se abstuvo, en absoluto, de tocar los monumentos dedicados a los dioses, por más que los persas precisamente con hechos de este tipo habían cometido los peores atentados en tierras griegas.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Historias Libros V-XV»

Mira libros similares a Historias Libros V-XV. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Historias Libros V-XV»

Discusión, reseñas del libro Historias Libros V-XV y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.