[1] Guerra con aliados (socii). Hay una guerra concreta que es conocida con el nombre de Guerra «Social»: es la que protagonizaron, a principios del s. I a. C., los romanos contra los otros pueblos de Italia.
[2] Es lo que sucedió, por ejemplo, en Numancia.
[3] No se incluye en esta Italia a Roma ni a los ciudadanos romanos con plenos derechos.
[4] Según la leyenda, ocurrió que se había abatido sobre Egipto una serie de malas cosechas, y Frasio, adivino llegado de Chipre, aconsejó a Busiris que todos los años sacrificase a Zeus un extranjero para aplacar a los dioses y volver a la prosperidad. Así lo hizo Busiris, empezando por inmolar al propio Frasio.
[5] Se refiere aquí a los tauros, pueblo salvaje de Crimea.
[6] Según la leyenda del ciclo troyano, Poliméstor, rey de Tracia, asesinó a Polidoro, hijo de Príamo y Hécuba; Príamo confió a su hijo, niño aún, a su yerno Poliméstor; al mismo tiempo le entregó ricos tesoros para su custodia, destinados, si llegaba el caso, a permitir a Polidoro sostener su rango en el caso de que la guerra terminase mal para los troyanos. Pero Poliméstor mató a Polidoro.
[7] Cuando Pompeyo intentó refugiarse en Egipto tras ser derrotado por César, fue asesinado por orden del propio rey Tolomeo.
[8] Aparte de las connotaciones autobiográficas (huida de España y llegada a África), en este capítulo nos encontramos con un Orosio que consigue la superación más clara y más convincente de todo particularismo y con la afirmación de una unidad geoetnográfica más radical que todos los cosmopolitismos de distinta naturaleza conocidos en la antigüedad. Gracias al dominio universal de Dios, el hombre es por primera vez un ciudadano del mundo. Orosio lo expresa con una convicción que no tiene antecedentes y, por decirlo con palabras de B. CROCE (Teoría e storia della storiografia, Bari, 1917, pág. 186), «con acentos tales, cuales ningún filósofo greco-romano había podido pronunciar antes».
[9] Cf. Introducción, pág. 14 del vol. I.
[10] VIRG., En. I 540-541.
[11] La religión cristiana y la paz romana.
[12] El derecho romano y el nombre cristiano.
[13] 146 a. C.
[14] Sin duda se trata del analista Claudio Cuadrigario. No entendemos por qué ROY J. DEFERRARI, autor de la traducción inglesa, identifica a este Claudio con Cornelio Tácito.
[15] Analista de la época de Sila, que escribió una historia de Roma en 75 libros, desde los orígenes hasta su época.
[16] Era de Megápolis (Arcadia); según se desprende de sus propios escritos, estuvo presente en la destrucción de Corinto.
[17] Múltiples leyendas corren acerca de esta célebre aleación corintia. PLINIO (XXXIV 6), FLORO (Epítome, I 32) y otros ofrecen la misma versión que Orosio. Otros autores indican que fue el incendio de una sola casa, donde había oro, plata y cobre, la causa fortuita de la aleación, la cual fue descubierta casualmente por un artesano.
[18] Vetilio perdió la vida. La batalla tuvo lugar en Tribola, al S. del Tajo, en Lusitania.
[19] Apio Claudio Pulcro y Quinto Cecilio Metelo. Macedónico (143 a. C.).
[20] Entre otros gastos, el erario público sufragaba también los del triunfo (LIV., XXXIII).
[21] 142 a. C.
[22] Algunos manuscritos transmiten Bacia.
[23] Quinto Pompeyo, un homo nouus, amigo de Escipión Emiliano; fue cónsul con Gneo Servilio Cepión en 141 a. C.
[24] Se trata de Demetrio Nicátor de Siria (161-162 a. C.).
[25] Ríos de la India.
[26] 137 a. C.
[27] Cf. IV 16: se refiere a los dos cónsules de la batalla de Cannas.
[28] Efectivamente, cuando Terencio Varrón volvió a Roma, tras Cannas, los senadores, seguidos por una numerosa muchedumbre, fueron a su encuentro a las puertas de la ciudad y le expresaron su agradecimiento por no haberse dejado desanimar y haber reunido los restos del ejército.
[29] Décimo Junio Bruto, a quien le correspondió tras su consulado la Hispania Ulterior. La batalla en que venció a los Gallaeci tuvo lugar en el 136 a. C.
[30] Los legados Cinna y Cecilio le llevaron un senado-consulto, en el que se le prohibía atacar a los vacceos.
[31] Falto de provisiones tuvo que iniciar la retirada, en la que los romanos sufrieron grandes pérdidas.
[32] Para no salir huyendo.
[33] 135 a. C.
[34] En la Galia Cisalpina.
[35] Es la primera sublevación de esclavos. La cronología de esta primera sublevación no se puede establecer con exactitud; el período más probable es del 136-32. El líder de este levantamiento recibe el nombre de Antíoco.
[36] Lucio Ipseo fue el primer derrotado y, tras él, otros pretores.
[37] Es decir, de siervos en dueños.
[38] Estas palabras de Orosio son buena prueba de su carácter tradicional: en lugar de describir la sublevación, se dedica a atacar a los esclavos.
[39] Publio Cornelio Escipión Africano Emiliano II (134 a. C.). Roma tuvo que recurrir al vencedor y destructor de Cartago.
[40] Es decir, defendiéndose desde las torres.
[41] Tiberio Sempronio Graco y Gayo Sempronio Graco.
[42] Plutarco, Apiano, Livio y Veleyo aducen esta misma razón como móvil de la rebelión graquiana. De ahí que Cicerón, en el De Arusp. resp., 43, diga que Tiberio se irritó e inició la sublevación por envidia. Lo que sí es cierto es que Tiberio fue testigo de la destrucción de Numancia; había estado, pues, en Hispania los años inmediatamente anteriores.
[43] Publio Escipión Nasica.
[44] Los tribunos eran inviolables mientras estaban en el cargo.
[45] Ciudad del Lacio, en la frontera con Campania.
[46] Colonia latina en Campania.
[47] Lucio Cornelio Pisón Frugi (133 a. C.).
[48] Publio Rutilio (132 a. C.).
[49] En la costa este de Sicilia.
[50] Ciudad de gran antigüedad en el centro de Sicilia.
[51] No se lamenta Orosio de las muertes de los esclavos, sino de que, con la muerte de los esclavos, los que perdieron fueron los dueños.
[52] Publio Licinio Craso Muciano (131 a. C.).
[53] En una ciudad de Jonia cerca de Focea (131 a. C.).
[54] Marco Perpenna y Gayo Claudio Pulcro Léntulo son los cónsules del 130 a. C.
[55] Antíoco VII (Sidetes) (159-129 a. C.), segundo hijo de Demetrio I de Siria.
[56] Fraates II, conocido también como Arsaces VII.
[57] 128 a. C.
[58] 129 a. C.
[59] Marco Emilio Lépido y Lucio Aurelio Orestes (126 a. C.).
[60] 125 a. C.
[61] Lucio Cecilio Metelo y Tito Quincio (no Quinto Titio) Flaminino (123 a. C.).
[62] Un decreto del senado ordenó que fuera restituida; parece que fue un tribuno de la plebe, Gayo Graco o, mejor, su colega Rubrio (lex Rubria), el que presentó un proyecto de ley por el que se debería hacer una colonia romana en Cartago. El hecho entra dentro de la Lex Sempronia de coloniis deducendis de Gayo Graco.