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Quentin Convard - Los Juicios de Núremberg

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Quentin Convard Los Juicios de Núremberg
  • Libro:
    Los Juicios de Núremberg
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    ePubLibre
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    2016
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Los Juicios de Núremberg: resumen, descripción y anotación

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Quentin Convard, 2016

Traducción: Marina Martín Serra

Editor digital: Titivillus

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Este libro es una guía práctica y accesible para saber más sobre los Juicios de Núremberg, que le aportará la información esencial y le permitirá ganar tiempo.

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• Analizar el impacto de los juicios a nivel mundial y cómo se creó la noción de crímenes contra la paz, contra la humanidad y de genocidio.

Quentin Convard Los Juicios de Núremberg La noción de crimen contra la - photo 2

Quentin Convard

Los Juicios de Núremberg

La noción de crimen contra la humanidad

En 50 minutos
Historia - 0

ePub r1.0

Titivillus 02.05.2020

LOS JUICIOS DE NÚREMBERG
  • ¿Cuándo? Del 20 de noviembre de 1945 al 1 de octubre de 1946.
  • ¿Dónde? En Núremberg (Alemania).
  • ¿Contexto? El fin de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).
  • ¿Principales protagonistas?
    • Geoffrey Lawrence, juez británico (1880-1971).
    • Robert Jackson, juez en la Corte Suprema de los Estados Unidos (1892-1954).
    • Hermann Göring, mariscal del Tercer Reich (1893-1946).
    • Albert Speer, ministro de Armamento del Tercer Reich (1905-1981).
  • ¿Repercusiones?
    • La creación de la Corte Penal Internacional de Justicia.
    • La creación de las definiciones jurídicas de las nociones de crímenes contra la paz, contra la humanidad y de genocidio.

Mientras que la Segunda Guerra Mundial todavía causa estragos, las naciones víctimas de los actos de Adolf Hitler (1889-1945), que hacen frente al horror, desean que se reconozcan y se juzguen los crímenes perpetrados. Por primera vez en la historia, se crea un tribunal militar internacional. El proceso que se llevará a cabo en Núremberg se entabla contra 24 dirigentes nazis y 8 organizaciones, todos acusados de complots, de crímenes contra la paz, de crímenes de guerra y de crímenes contra la humanidad. Entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, se llevan a cabo 401 audiencias, durante las que se escuchan 94 testimonios y se analizan miles de pruebas escritas, y que desvelan los abusos nazis, permitiendo que los cuatro jueces titulares, representantes de las naciones aliadas (Gran Bretaña, Estados Unidos, Francia y la URSS), emitan un veredicto imparcial.

Sin embargo, los Juicios de Núremberg se enmarcan también en un contexto más amplio, el de la jurisdicción penal internacional. Constituye su primera aplicación práctica y aporta una nueva reflexión sobre la forma de pronunciarse después de una guerra, abriendo la puerta a la creación de otros tribunales internacionales. El veredicto, asimismo, permite definir jurídicamente las nociones de crímenes contra la paz, de crímenes contra la humanidad y de crímenes de genocidio. La mediatización de estos debates y la esperanza de los pueblos oprimidos por la Alemania nazi convierten al proceso en un momento crucial para la historia jurídica del siglo XX.

CONTEXTO
¿Cómo se debe juzgar la guerra?

Desde la segunda mitad del siglo XIX, el armamento cada vez se perfecciona más y el ejército profesional convive progresivamente con el de reclutamiento, por lo que cada vez es más difícil hacer la distinción entre los combatientes y los civiles. Con tal de reglamentar mejor la guerra y de limitar los abusos, el derecho internacional intenta legislar mediante tratados que marcan el ritmo de la historia penal de esta época. La Declaración de París de 1856, que regula el combate y el derecho marítimo, así como la Convención de Ginebra de 1864, que pretende mejorar el destino de los heridos en los campos de batalla, van en esta dirección. A estas se les añaden dos textos fundamentales: las convenciones de la Haya de 1899 y de 1907, que definen los derechos y las costumbres de la guerra terrestre, insistiendo en el desarme y en la prevención del conflicto.

Sin embargo, la Primera Guerra Mundial (1914-1918) y el uso de gases asfixiantes, la deportación de la población civil y la guerra submarina hacen añicos todos estos reglamentos. Aunque al final del conflicto no se celebra ningún juicio, surge una reflexión para determinar las responsabilidades de cada nación. El Tratado de Versalles de 1919 señala a Guillermo II (rey de Prusia y emperador de Alemania, 1859-1941) como el responsable del comienzo de las hostilidades tras la violación de la neutralidad de Bélgica y Luxemburgo. Incluso el primer ministro inglés, David Lloyd George (1863-1945), pedirá que se ahorque al soberano germánico. Entonces se dirige una solicitud de extradición a Holanda para que esta entregue al emperador, con el objetivo de juzgarlo. Asimismo, un artículo del Tratado de Versalles obliga al gobierno alemán a entregar a las potencias aliadas a los individuos acusados de haber incumplido las normas de la guerra. Sin embargo, Holanda se niega, y la petición del Tratado de Versalles no sigue adelante. No obstante, el Tribunal del Reich, la más alta instancia jurídica del Imperio alemán, recibe la autorización de juzgar a los criminales de guerra. Entonces comienzan los Juicios de Leipzig, que transcurren en el tribunal de 1921 a 1922. Se llevan a cabo 16 acusaciones, pero solamente una termina en condena: la del teniente Ludwig Dithmar, responsable del torpedeo de un buque hospitalario inglés, que es condenado a cuatro años de cárcel. Sin embargo, frente a los horrores cometidos durante el conflicto, las naciones aliadas consideran que los juicios son una farsa monumental.

La condena de los crímenes de la Segunda Guerra Mundial

Durante el periodo de entreguerras se aprueban distintos tratados sobre este tema, entre los que se encuentra la idea de castigar no solamente a los Estados, sino también a las personas físicas que actúan en el seno de estos Estados. Por consiguiente, los Juicios de Núremberg representan el primer intento de dar una respuesta internacional a los crímenes perpetrados por los altos dirigentes nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

A lo largo de los combates, los dirigentes de las potencias aliadas defienden la idea de que los responsables de la guerra tendrán que ser juzgados al final del conflicto. A partir del 17 de abril de 1940, los gobiernos francés, inglés y polaco condenan públicamente las atrocidades cometidas contra los judíos en Polonia. Un año después, el presidente estadounidense Franklin Roosevelt (1882-1945) denuncia a su vez los crímenes inmorales de los líderes nazis y expresa su voluntad de que se castiguen las atrocidades nazis; el primer ministro británico, Winston Churchill (1874-1965), también apoya estas reivindicaciones. El 13 de enero de 1942, los representantes de los gobiernos del momento y de los países ocupados, cuyos gobiernos se encuentran exiliados en Londres, aceptan la Declaración de Saint James, que defiende esta idea y sienta las bases de una jurisdicción internacional. El general Charles de Gaulle (1890-1970), cuando firma de este texto, afirma su voluntad de sancionar a los culpables y de no volver a cometer los errores del Tratado de Versalles.

El 30 de octubre de 1943, la Declaración de Moscú, firmada por Gran Bretaña, los Estados Unidos y la URSS, establece la jurisdicción bajo la que se tendrán que juzgar las personas que hayan cometido crímenes durante la guerra: si los abusos se han perpetrado en un único país, serán juzgadas en este; si, por el contrario, las atrocidades se han cometido en más territorios, serán condenadas por una decisión conjunta de los Aliados. No obstante, no habla sobre la manera de pronunciarse, mientras que hay opiniones divergentes sobre este punto. Durante la Conferencia de Teherán (1943), Franklin Roosevelt y Winston Churchill expresan su voluntad de que los acusados sean ejecutados sin comparecer ante un tribunal, pero Joseph Stalin (hombre de Estado soviético, 1878-1953) rechaza la propuesta. Con la llegada al poder del presidente Harry S. Truman (1884-1972), las posiciones estadounidenses evolucionan hacia la idea de un proceso internacional al que De Gaulle se muestra favorable. La idea se abre camino y, al producirse el armisticio, todos la aceptan.

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