Robert Graves - Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia
Aquí puedes leer online Robert Graves - Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 1985, Editor: El mundo, Género: Historia. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:
Novela romántica
Ciencia ficción
Aventura
Detective
Ciencia
Historia
Hogar y familia
Prosa
Arte
Política
Ordenador
No ficción
Religión
Negocios
Niños
Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.
- Libro:Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia
- Autor:
- Editor:El mundo
- Genre:
- Año:1985
- Índice:3 / 5
- Favoritos:Añadir a favoritos
- Tu marca:
- 60
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia: resumen, descripción y anotación
Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.
Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia — leer online gratis el libro completo
A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
grecia
Frente a la verdad cristiana revelada, cuyo cielo estaba gobernado serena y castamente por Dios Padre, y que iluminaba mi vida con las más divinas luces de los profetas del Antiguo Testamento y los salvíficos relatos de los evangelistas, el miserable Olimpo griego, poblado promiscuamente por dioses y diosas, que copulaban como camellos, me parecía un repugnante prostíbulo sin pies ni cabeza. La religión, me decía, después de la comunión, es algo profundamente serio y solemne, y estos dioses griegos degenerados no son más que tratantes de ganado.
Leo, estos días, por razones de trabajo, el prólogo de la excelente traducción de Vidas de filósofos, de Diógenes Laercio, que, en el siglo XVIII, firmó el gran helenista José Ortiz y Sainz, quien declara que ha disfrazado muchas palabras y expresiones menos decentes que Diógenes Laercio usa, como gentil que es, sin ninguna reserva. Y el traductor las anota, para que no dañen al lector, porque son opiniones ajenas a la sana moral. E incluso un hombre tan culto y fino como Ortiz y Sainz no puede librarse de la demente suficiencia que suele generar la fe en el Dios de los católicos. Aquí aparece, con todos sus hierros y yerros, el católico español que es más bruto que un arado etrusco, incluso, insisto, en el caso de un hombre fino como Ortiz y Sainz: «Por lo demás, los lectores se reirán como yo al ver los caprichos, sandeces, y necedades de Aristipo, Teodoro, Diógenes y demás cínicos; la metempsicosis pitagórica;… el ateísmo de unos; el politeísmo de otros; y, en una palabra, cuantos disparates hacían y decían algunos filósofos de estos; pues la filosofía que no va sujeta a la revelación apenas dará paso sin tropiezo».
Como se ve, a Ortiz y Sainz, le hacía gracia, por disparatada, la metempsicosis pitagórica, pero encontraba muy razonables -vamos, de lógica germánicamente cuadrada- la virginidad de María después del parto, la divinidad y resurrección de Jesucristo, su ascensión a los cielos.
En 1958 Luis Cernuda escribe «Historial de un libro. (La Realidad y el Deseo)», su autobiografía poética resumida en treinta y siete prodigiosas páginas. Y allí queda claro por qué un libro como, por ejemplo, Dioses y héroes de la antigua Grecia era imposible que fuera fruto de un cerebro español. Dice Cernuda: «No puedo menos de deplorar que Grecia nunca tocara al corazón ni a la mente española, los más remotos e ignorantes, en Europa, de “la gloria que fue Grecia”. Bien se echa de ver en nuestra vida, nuestra historia, nuestra literatura». Y, aunque está muy claro, hay que explicar por qué Grecia, con muy pocas excepciones, no ha rozado nuestra vida, nuestra historia, nuestra literatura. Y Grecia no ha rozado la cultura española porque aquí, levantes donde levantes una piedra, siempre te salta al ojo una puta iglesia románica.
Tampoco, cuando me fui a vivir a Atenas, a los veinticuatro años, tuve suerte con los mitos griegos. Allí, al borde de la Acrópolis, quedó pulverizada instantáneamente mi fe católica e, inmediatamente, me puse a blasfemar, a razón de unas doscientas blasfemias por minuto, como un labrador de Tudela picado en un ojo por un tábano cisterciense. Hice mío el odio que el poeta latino Lucrecio sentía por todas las religiones del mundo e incluí en este odio mío, según la célebre expresión romana, más que púnico, a la mismísima religión griega. Para colmo, y como debía ser, los griegos que me interesaron de verdad fueron los contemporáneos, y los poetas Seferis, Cavafis y Elitis desplazaron al Olimpo a Esquilo, Sófocles y Eurípides. De los dioses griegos, por muchos años, no quise saber nada. A mí, entonces, me interesaban sólo los poetas, los camareros, los quiosqueros, los futbolistas, los taxistas: o sea, gentes sin complicaciones celestiales.
Pero, cuando, con los años, ya vi que había cubierto, e incluso con creces, mi cupo de blasfemias tudelanas, me acerqué por fin, ya sin resentimiento, a Dioses y héroes de la antigua Grecia y devoré estas historias como lo que son: unos cuentos griegos maravillosos relatados por Robert Graves, un genial bardo de Wimbledon, que siempre gastó una prosa que está a la altura de su excelente y copiosa poesía.
Dioses y héroes de la antigua Grecia es el libro que debería ser de lectura aconsejada en todos los colegios occidentales. Es el único antídoto eficaz contra el mal de ojo de los crucifijos que todavía cuelgan en las aulas y en algunos hospitales públicos. En la historia de Occidente, sólo Ovidio, en Las metamorfosis, ha narrado los mitos griegos con las gracia, rigor, frescura, humor, dramatismo y desparpajo del exquisito Robert Graves.
Robert Graves
Dioses y héroes
de la antigua Grecia
Roma conquistó Grecia unos ciento cincuenta años antes del nacimiento de Cristo, pero los romanos admiraban tanto la poesía griega que continuaron leyéndola, incluso después de convertirse al cristianismo. La cultura romana se extendió por toda Europa y, al final, llegó sin grandes cambios desde Inglaterra hasta América. Cualquier persona culta debía conocer la mitología griega casi tan bien como la Biblia, aunque sólo fuera porque el mapa griego del cielo nocturno, aún utilizado por los astrónomos, era un libro ilustrado de los mitos. Algunos grupos de estrellas están formados por perfiles relacionados con las personas y los animales mencionados en aquella mitología: héroes como Heracles y Perseo; el caballo alado Pegaso; la bella Andrómeda y la serpiente que casi la devora; el cazador Orión; el centauro Quirón; la popa del Argos; el carnero del vellocino de oro, y tantos otros.
Estos mitos no son solemnes, como las historias bíblicas. La idea de que pudiera haber un solo Dios y ninguna diosa no gustaba a los griegos, que eran un pueblo listo, pendenciero y divertido. Pensaban que el cielo estaba gobernado por un linaje divino muy parecido al de cualquier familia humana acaudalada, pero inmortal y todopoderoso; y solían reírse de ellos, al mismo tiempo que les ofrecían sacrificios. Incluso hoy, en pueblos europeos recónditos, donde un hombre rico es propietario de muchas casas y tierras, sucede más o menos lo mismo. Todos los habitantes del pueblo han sido educados con el propietario y le pagan un alquiler con regularidad. Pero a sus espaldas suelen decir: «¡Qué tipo más soberbio, violento y antipático! ¡Qué mal trata a su mujer… y ella no para de chincharle! ¿Y sus hijos? ¡Vaya una pandilla! La hija, tan guapa, está loca por los hombres y se comporta de cualquier manera; el chico que está en el ejército es un matón y un cobarde, y el que acompaña a su padre y cuida del ganado es un bocazas del que no te puedes fiar… Por cierto, el otro día me contaron…».
Tamaño de fuente:
Intervalo:
Marcador:
Libros similares «Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia»
Mira libros similares a Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.
Discusión, reseñas del libro Dioses Y Heroes De La Antigua Grecia y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.