Xavier De Weirt - La Guerra Fría
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- Libro:La Guerra Fría
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2016
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La Guerra Fría: resumen, descripción y anotación
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En 1947, Bernard Baruch (1870-1965), asesor cercano a Franklin Roosevelt, populariza la denominación «Guerra Fría». Con este término desea poner de relieve las tensiones existentes entre los Estados Unidos y la Unión Soviética que, aunque son muy intensas, es difícil que conduzcan a un conflicto armado.
Aunque muchos limitan la Guerra Fría a los años 1947-1991, período que comienza con la puesta en práctica de doctrinas ideológicas opuestas —la de Truman y la de Zhdánov— y termina con la caída de la Unión Soviética, estas fechas son arbitrarias. En efecto, bajo el término «guerra fría» se esconden diferentes acepciones. En los círculos académicos, algunos reducen el enfrentamiento a los primeros años solamente —relativos a la constitución de los bloques—, desde el final de la Segunda Guerra Mundial hasta la muerte de Joseph Stalin el 5 de marzo de 1953. Otros prefieren hablar en este caso de «primera guerra fría», diferenciándola de una «segunda guerra fría», de 1979 a 1983, caracterizada por la nueva escalada de tensiones. La crisis de los misiles de Cuba, en 1962, constituye otro hito elegido para terminar el conflicto, ya que viene seguida por una larga fase de distensión. Finalmente destacamos que, con respecto al enfrentamiento ideológico entre el comunismo ruso y el capitalismo estadounidense, a veces es más coherente iniciar la Guerra Fría en 1917, cuando comienza la revolución bolchevique y se topa con los objetivos universalistas del presidente de los Estados Unidos del momento, Thomas Woodrow Wilson (1856-1924). A menudo se habla de la caída del muro de Berlín, el 9 de noviembre de 1989, como del evento que marca el final de la Guerra Fría. En realidad, el acontecimiento impulsa una caída progresiva de los regímenes sovietizados, que no desaparecen definitivamente hasta 1991. Y lo que es más interesante todavía es que se puede plantear la hipótesis de que la Guerra Fría no ha terminado de verdad hoy en día, ya que algunos regímenes comunistas o afines (en particular en China, Cuba y Corea del Norte) siguen conviviendo dentro de una economía mundial capitalista. Por otra parte, el fortalecimiento de Rusia en la escena internacional en los últimos años muestra reminiscencias del conflicto Este-Oeste.
La Guerra Fría transcurre en Alemania, un país entonces bajo la autoridad de los estados vencedores de la Segunda Guerra Mundial (los Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia y la Unión Soviética). La Unión Soviética, que desea mantener su posición de gran potencia después de su victoria contra Alemania en el Este, apoya desde 1945 la formación de gobiernos comunistas en los países de Europa que ha liberado (Rumanía, Hungría y Polonia). En febrero de 1946, los soviéticos deciden fusionar los partidos socialista y comunista en un solo partido del este alemán (SED). Este movimiento tiene el efecto de anclar el sistema comunista a las puertas de Europa occidental y, el 5 de marzo, Winston Churchill menciona públicamente la existencia de un «telón de acero» levantado en Europa desde Stettin (puerto de Polonia, situado en el mar Báltico) hasta Trieste (ciudad de Italia, situada en el Adriático).
Ante este escenario, los Estados Unidos y Gran Bretaña creen oportuno establecer una alianza económica en Alemania y desmarcarse ideológicamente del proyecto soviético. Por consiguiente, y debido a las dificultades económicas de Gran Bretaña durante el invierno de 1946, los estadounidenses y los británicos deciden unificar sus territorios en una bizona, aprobada en enero de 1947. Sobre la base de los análisis de George Kennan y ante la insistencia de su ministro de Asuntos Exteriores Dean Acheson (1893-1971), el presidente Truman decide iniciar una política sistemática de contención del comunismo a nivel mundial. Ésta, bajo el nombre de doctrina Truman, seguirá, a pesar de los cambios de nombre, en el corazón de la estrategia estadounidense durante toda la Guerra Fría. Para los Estados Unidos representa un cambio total en términos de política exterior. Los estadounidenses, acabando con el aislacionismo en vigor hasta la Segunda Guerra Mundial, asignan ahora recursos al extranjero para fortalecer y difundir su modelo de vida.
La política de contención del comunismo
La política de contención se basa en el trabajo de dos geógrafos anglosajones, Halford John Mackinder (1861-1947) y Nicholas Spykman (1893-1943), que en el momento de la Guerra Fría recuperan asesores políticos estadounidenses. Estas teorías demuestran que el peligro para los Estados Unidos se concentra en el hecho de dejar que una potencia controle todo el Heartland (Europa y Asia) y, por tanto, insisten en la importancia de evitar que los soviéticos amplíen su dominio hasta los océanos de Europa y Asia. Spykman sugiere que se contenga esta expansión soviética mediante el control del Rimland (espacio que separa los mares del interior de las tierras), del que forman parte Europa occidental y el sudeste asiático. Según él, «quien controla el Rimland controla Eurasia, y quien controla Eurasia controla el destino del mundo» (Vandermotten y Vandeburie 2005, 53). Sin esta protección, los estadounidenses temen un efecto dominó que haría que las naciones libres cayeran una tras otra bajo el yugo de los regímenes comunistas.
Esto explica por qué, desde los primeros tiempos de la Guerra Fría, los estadounidenses se comprometen a expulsar a los soviéticos de Irán, de Turquía y de Grecia, países que permiten el acceso a Europa y al sur de Asia. Durante el conflicto, la teoría se adapta en función de la práctica, pero el principio de la contención sigue vigente durante toda la guerra e incluso después.
La contención del comunismo se realiza en diferentes ámbitos desde el comienzo de la Guerra Fría. De 1946 a 1949, el ejército de Estados Unidos interviene en Grecia y Turquía para mantener alejados a los rusos de cualquier pretensión política en estos países. Para proteger a la Europa occidental en crisis en abril de 1947, el secretario de Estado estadounidense George Marshall propone el European Recovery Program (también conocido como Plan Marshall), que consiste en proporcionar asistencia financiera a los Estados destruidos por la guerra y que luchan para llevar a cabo su reconstrucción. De esta manera, entre 1948 y 1951, se reparten 13 mil millones de dólares entre 16 países europeos, lo que facilita su recuperación económica. En el Este, los territorios recuperados por Stalin se ven obligados a rechazar la oferta de los Estados Unidos, que los soviéticos denuncian como una prueba de imperialismo económico. Se crea una Organización Económica para la Cooperación Europea (OECE) para organizar la distribución de los fondos en el continente. El proyecto de Unión Europea que toma forma en esta época entre seis naciones prevé a la vez la armonización política de la zona. En cambio, los Estados Unidos ahora disponen de una gran influencia económica en Europa occidental, lo que les da la oportunidad de vender una abundante cantidad de su producción de bienes de consumo y exportar el modo de vida estadounidense, considerado un poderoso antídoto contra la ideología comunista.
Por su parte, los soviéticos buscan protegerse contra el aislamiento diplomático a toda costa al tomar el control del poder en Europa del Este, mientras extienden su modelo económico. En respuesta a la política de los Estados Unidos, desarrollan la doctrina Zhdánov, que toma su nombre de un ideólogo ruso encargado de la propaganda en la Unión Soviética. Durante una conferencia celebrada en Polonia en septiembre de 1947 que reúne a los principales partidos comunistas europeos, Andréi Zhdánov expresa la idea de un mundo dividido en dos bandos. Los estadounidenses son tachados de representantes del imperialismo antidemocrático y, en respuesta a esto, los soviéticos se posicionan como los defensores del antiimperialismo y de la democracia que luchan a favor de los intereses de los pueblos oprimidos del mundo. Por consiguiente, la resistencia se asimila al comunismo, que aparece como única fuerza liberadora. La conferencia lleva de manera bastante natural al nacimiento de la Kominform, un organismo con sede en Belgrado cuyo trabajo consiste en homogeneizar la acción de los partidos comunistas en Europa y desestabilizar los regímenes capitalistas. En el plano económico, también se establece en Moscú un Consejo de Ayuda Mutua Económica (CAME o Comecon). A la manera del plan Marshall, los soviéticos proporcionan también desde ese momento una valiosa ayuda económica dentro de su esfera de influencia. Stalin se enfrenta a la realidad de una reconstrucción alemana en el Oeste, para lo que tiene la intención de reforzar su influencia en Europa oriental e impone la exclusión de los gobiernos de los partidos no comunistas.
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