La Guerra Fría
Datos clave
- ¿Cuándo? Entre 1947 y 1991
- ¿Dónde? En América, Europa, Asia y África
- ¿Contexto? Conflicto ideológico entre la Unión Soviética y los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945)
- ¿Protagonistas?
- Joseph Stalin, hombre de Estado soviético (1878/1879-1953)
- Andréi Zhdánov, político soviético (1896-1948)
- Harry S. Truman, hombre de Estado estadounidense (1884-1972)
- George F. Kennan, diplomático estadounidense (1904-2005)
- ¿Resultado? Victoria de los Estados Unidos
- ¿Repercusiones?
- El fin del orden bipolar
- La globalización
- Las desigualdades Norte-Sur
- Las guerras étnicas
- El islamismo radical
- El terrorismo internacional
Introducción
La Segunda Guerra Mundial termina con la capitulación de Japón el 14 de agosto de 1945, después de los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki. Los Estados Unidos y la Unión Soviética salen del conflicto fortalecidos; Europa, por su parte, termina exhausta. Entonces, las dos grandes potencias intentan ponerse de acuerdo para organizar la paz mundial, pero rápidamente surgen tensiones entre estos regímenes políticos y económicos totalmente opuestos.
De 1947 a 1953, una primera fase de enfrentamientos entre las dos superpotencias divide a Europa y Asia en dos bloques políticos y militares. Sin embargo, el control conjunto del armamento nuclear disuade la apertura a un conflicto mundial generalizado, por lo que los conflictos armados estallarán en los márgenes de un espacio Este-Oeste cerrado, causando varios millones de muertes. Rusos y estadounidenses compiten por el potencial destructivo y participan en una impresionante carrera armamentística, sentando las bases para la existencia de un mundo bipolar estable. Pero en 1962, con la crisis de los misiles de Cuba, casi estalla una guerra nuclear entre ambos; tras estos acontecimientos, surge la idea de que se necesita urgentemente un control más estricto de los arsenales militares.
A mediados de los años sesenta, la hegemonía de las dos grandes potencias presenta algunos defectos: la descolonización, el surgimiento de nuevos actores, las dificultades económicas y las duras críticas de la opinión pública mundial afectan a los propios fundamentos del condominio (derecho de soberanía ejercido por varios estados sobre un territorio) americano-soviético, imponiendo una fase de distensión entre los dos bloques.
A finales de los años setenta, surgen nuevas tensiones que hacen revivir los temores de una guerra mundial. La invasión de Afganistán por parte de las tropas soviéticas en diciembre de 1979 sume a la federación en una grave crisis social, política y económica. Cuando Mijaíl Gorbachov llega al poder en 1985, se cree que el fin de la guerra con los Estados Unidos está cerca. No obstante, los últimos intentos de reformar el aparato soviético provocan divisiones dentro del Partido Comunista, mientras que las economías socialistas de todo el mundo empiezan a desmoronarse. Con el colapse definitivo de la Unión Soviética en 1991, se pone fin a la Guerra Fría que, con importantes consecuencias, trazará la silueta del futuro global.
Contexto
La unión de las potencias
En junio de 1941, en plena guerra mundial, se forma una gran alianza entre países con ideologías totalmente opuestas: con tal de sumar esfuerzos para derrotar a la Alemania hitleriana, la Gran Bretaña de Winston Churchill (1874-1965) y los Estados Unidos de Franklin Roosevelt (1882-1945) deciden combatir al lado de la Unión Soviética de Joseph Stalin. Juntos, consiguen que la Alemania nazi capitule el 8 de mayo de 1945, tras lo que deben negociar el reparto del poder en el mundo, el precio que Alemania tendrá que pagar por los daños causados durante la guerra y, sobre todo, el restablecimiento de un orden mundial pacificado.
La aparición de nuevas relaciones de poder en 1945
Los Estados Unidos
Los Estados Unidos son los grandes vencedores de la Segunda Guerra Mundial: sacan provecho de la economía de guerra, con un producto nacional bruto que aumenta en un 220 % desde que entran en el conflicto en diciembre de 1941, y sus pérdidas materiales y humanas son limitadas. Los estadounidenses también disponen de un ejército muy eficaz tanto a nivel de efectivos humanos como tecnológicos. De hecho, es el único país que posee el arma atómica, desarrollada con la ayuda de científicos y militares nazis algunos años antes. Su salud financiera es tan buena que, al final del conflicto, el país proporciona alrededor del 50 % de la producción industrial mundial y participa en un tercio de las exportaciones mundiales. Su objetivo a corto plazo es desmovilizar a los 12 millones de soldados que todavía se encuentran en el extranjero y reconvertir su economía.
La Unión Soviética
Por su parte, la Unión Soviética sufre el mayor número de pérdidas humanas de la guerra (alrededor de 20 millones de personas), y pierde una gran parte de sus capacidades materiales. Las autoridades cifran los daños directos causados por el conflicto en 679 mil millones de rublos. Sin embargo, el sistema soviético, basado en la planificación, el colectivismo y la autoridad restrictiva de un solo partido, demuestra su eficacia durante el período de entreguerras. Así, dado el contexto internacional, para los principales responsables políticos es esencial reequilibrar el complejo industrial-militar ruso. En 1946, la aplicación del Cuarto Plan Quinquenal (documento de planificación estatal que organiza el desarrollo económico en un período de cinco años) permite la rápida recuperación de los principales sectores de la economía soviética. Esta recuperación es de vital importancia ya que, con los Estados Unidos, la Unión Soviética es la única potencia capaz de ejercer una influencia significativa en este periodo de posguerra. Al igual que los millones de soldados estadounidenses que permanecen en el extranjero, su poderoso ejército mantiene su presencia en los países liberados. Por lo tanto, aunque la Unión Soviética sale muy perjudicada de la guerra, puede pretender entrar en la categoría de superpotencia con total legitimidad.
Europa
Por el contrario, los países europeos están devastados: se ha diezmado su población, han sufrido pérdidas materiales catastróficas y su economía se ha paralizado. En la esfera política reina una gran inestabilidad, debida al final de la ocupación alemana y al retorno de los gobernantes a sus países, que pronto se traduce en revueltas. Los pueblos que fueron sometidos directamente a la invasión alemana encuentran la figura del héroe de guerra en el bando de la Resistencia y no en los políticos exiliados. Por consiguiente, algunos movimientos sociales ven la luz, a menudo apoyados por los partidos comunistas europeos, que, en efecto, desempeñan un papel muy importante en la alimentación de la Resistencia europea, en particular gracias a la acción centralizadora de la Komintern (Internacional Comunista bajo control soviético, disuelta en 1943). Gracias a sus acciones decisivas contra el ejército alemán, la Unión Soviética es muy popular entre las naciones occidentales. Así, durante las primeras votaciones, los partidos comunistas obtienen resultados históricos. En Gran Bretaña, los partidos de izquierdas también ganan las primeras elecciones organizadas después de la guerra, algo que despierta los miedos a un acercamiento con movimientos comunistas. En Bélgica, el anuncio del regreso al trono del rey Leopoldo III (1901-1983), muy conciliador con los alemanes durante la guerra, conduce al país al borde de la guerra civil. En Grecia, a pesar de un acuerdo territorial en 1944 entre Joseph Stalin y Winston Churchill, estalla una guerra fratricida en marzo de 1946, que enfrenta a los comunistas del general Markos (1906-1992) con las tropas monárquicas del rey Jorge II (1890-1947). El conflicto termina en 1949 con la derrota de los comunistas.