Mélanie Mettra - La guerra de la Vendée

En 1789, las poblaciones del oeste de Francia participan activamente en la redacción de cuadernos de quejas, al igual que en todo el país. Aunque no son fervientes defensores de la Revolución que se inicia en París, los territorios vandeano y bretón tampoco se oponen. Los primeros movimientos de protesta que se producen en la región están más relacionados con el voto de la Asamblea Constituyente para la Constitución Civil del clero, el 12 de julio de 1790. En las regiones que se encuentran a orillas del Loira y en la costa atlántica, la mayoría de los sacerdotes se niega a prestar juramento y obtiene un respaldo masivo de una población que considera que la religión católica es a la vez un vínculo entre las comunidades y un apoyo para los más desfavorecidos. La ira de los habitantes va aumentando progresivamente con las reformas que reparten los impuestos injustamente y con la monopolización por parte de las familias más ricas de los bienes nacionales (antiguas posesiones de la Iglesia). Pero la gota que colma el vaso llega cuando la Convención decide reclutar masivamente a 300 000 hombres en enero de 1793 para luchar en los frentes del este. La decisión atiza el fuego de la ira de una población que ya estaba dispuesta a sublevarse. Entonces, el 12 de marzo de 1793, varios miles de personas invaden Saint-Florent-le-Vieil. En el municipio de Machecoul, la situación también es crítica: una rebelión masacra a los empleados republicanos, los sacerdotes que han prestado juramento, los oficiales municipales y los guardias nacionales. El 14 de marzo, Jallais es tomada por entre 300 y 400 hombres, liderados por Jacques Cathelineau, y el 15, casi 10 000 hombres invaden Cholet, defendida tan solo por 400 guardias nacionales. El 19 de marzo, la columna republicana de 3000 soldados dirigida por el general Louis Henri François de Marcé (1731-1794) es reducida a cenizas en la batalla de Pont Charrault.

Mientras en Bretaña se restablece la calma enérgicamente a manos de las tropas del Ejército de las Costas de Brest de Jean-Baptiste de Canclaux, al sur del Loira, en lo que no tardará en llamarse la «Vendée militar», las bandas del País de Retz y de Anjou, respaldadas por sus victorias, se reagrupan. Están lideradas por nobles de la región, que a menudo son antiguos oficiales, para organizar auténticos ejércitos:

• el Ejército Católico y Real de Anjou y de Haut Poitou, comandado por Jacques Cathelineau, Jean-Nicolas Stofflet, Charles de Bonchamps, Maurice Gigost d’Elbée, el conde de La Rochejaquelein y el marqués de Lescure;
• el Ejército del Centro, dirigido por Charles de Royrand (jefe vandeano, 1731-1793), Carlos Enrique, conde Sapinaud de la Rairie (1760-1829) y su tío, el caballero Louis Sapinaud de la Verrie (1738-1793);
• el ejército del País de Retz, a las órdenes de François Athanase Charette.

Los meses de abril y mayo todavía están marcados por las victorias vandeanas frente a las tropas de los generales Jean-François Berruyer (1741-1804) y François Leigonyer (1740-después de 1804). Los republicanos, debilitados y en inferioridad numérica, se baten en retirada frente a la marcha triunfal de las tropas vandeanas que se produce a lo largo de toda la primavera: Thouars cae el 5 de mayo, Parthenay 5 días más tarde y Saumur el 10 de junio, causando 400 muertes en las filas de los Azules (apodo que proviene del color del uniforme republicano) y unos 60 en el bando de los Blancos (por el color de la bandera de los realistas, que simboliza la monarquía).

En paralelo, la Convención endurece la represión de los motines y envía a entre 40 000 y 70 000 hombres a luchar a la Vendée a partir de la primavera de 1793. El 29 de junio, las tropas de François Athanase Charette y, a continuación, las de Charles de Bonchamps, las de Maurice Gigost d’Elbée y las de Jacques Cathelineau llegan desordenadas a las carreteras que llevan a Nantes. El alcalde de la ciudad, René Gaston Baco de La Chapelle (1751-1800), respaldado por sus administrados, se niega a rendirse en el ultimátum que lanzan los sublevados unos días antes. Los guardias republicanos que han venido a defenderlo en seguida cuentan con el apoyo de los hombres de los generales Jean-Michel Beysser y Jean-Baptiste de Canclaux. A pesar de su gran superioridad numérica ( 50 000 vandeanos contra 12 000 republicanos), los vandeanos se baten en retirada, descoordinados y desmoralizados por la muerte de Jacques Cathelineau, que se produce durante el combate.

Rápidamente, la Convención moviliza sus fuerzas y envía al oeste a regimientos de élite, entre los que se encuentra el Ejército de Maguncia, liderado por Jean-Baptiste Kléber y François Séverin Marceau, que desfila en Nantes el 3 de septiembre de 1793. Con estas nuevas tropas y con la reorganización de los Ejércitos de las Costas de La Rochela y Brest nace el Ejército del Oeste. Tras la sorpresa y las vacilaciones, ha llegado la hora de acabar con la insurrección vandeana. Esta todavía se defiende y gana la batalla de Tiffauges contra Jean-Baptiste Kléber y la de Montaigu (21 de septiembre) contra Jean-Michel Beysser. Pero, mientras que el 12 de octubre François Athanase Charette toma Noirmoutier, el 17 los 40 000 hombres de Maurice Gigost d’Elbée, de Charles de Bonchamps, de Jean-Nicolas Stofflet y del conde de La Rochejaquelein sufren una terrible derrota en Cholet.

El conde de La Rochejaquelein en el combate de Cholet en 1793.

A primera hora de la tarde, los vandeanos avanzan masivamente hacia la ciudad y prenden fuego a las retamas para crear una espesa humareda entre los dos bandos, lo que impide que sus enemigos puedan apuntar correctamente. Los republicanos, que cuentan con algo más de 25 000 soldados, se repliegan durante un tiempo en la ciudad, lo que permite que Jean-Baptiste Kléber reorganice su dispositivo. Así, puede tomar por la retaguardia a los vandeanos que huyen hacia el Loira. Durante el asalto, Charles de Bonchamps resulta herido de muerte y fallece al día siguiente. Maurice Gigost d’Elbée, también herido, se queda en la marisma con François Athanase Charette, mientras que para las otras tropas vandeanas empieza un largo camino de 2 meses al norte del Loira. Esta marcha, apodada «el Giro de la Galerna», por el viento del norte, tiene como objetivo unir a la causa vandeana a Bretaña, a Mayena y a los ingleses, e incluso pretende dirigirse hacia París. Así, en la noche del 18 al 19 de octubre, el conde de La Rochejaquelein cruza el Loira con casi 100 000 combatientes y civiles.

El Giro de la Galerna

El Giro de la Galerna no solo atañe a combatientes. En efecto, entre las casi 100 000 personas que cruzan el Loira hacia el norte en octubre de 1793, también estaban las familias de los soldados: mujeres, niños, ancianos y sacerdotes siguen al generalísimo en su camino. Entre ellos, está la señora de La Rochejaquelein, esposa del general de Lescure y, después, del hermano del generalísimo Henri de La Rochejaquelein. Ella cuenta esta odisea en sus Memorias, que redactará entre 1798 y 1803.

El Ejército realista alcanza nuevas victorias durante su largo camino hacia Granville: toma Laval el 22 de octubre y vence a los Azules en Entrammes, Fougères, Pontorson y Avranches. Pero cuando llega a Granville, sufre una importante derrota el 14 de noviembre. Dado que no disponen de ningún material de asedio, a los 25 000 hombres del conde de La Rochejaquelein y de Jean-Nicolas Stofflet les cuesta entrar en la fortaleza. Cuando un puñado de vandeanos lo logra, el miedo se apodera de ellos sin motivo aparente y se expande rápidamente al resto de tropas, que ya están decepcionados por la ausencia de los refuerzos británicos que tanto esperaban. Entonces, los Blancos se repliegan en Avranches. A pesar de las exhortaciones del conde de La Rochejaquelein, sus hombres ya no quieren avanzar y desean volver a la Vendée. Su voluntad se ve reforzada el 21 de noviembre cuando cerca de un millar de los suyos son masacrados por los republicanos en los alrededores de Avranches, cuando el Ejército del Oeste, reconstituido tras su derrota en Entrammes, afronta en Dol-de-Bretagne a las tropas vandeanas. Aunque los vandeanos obtienen algunas victorias frente a los republicanos en el camino de regreso, su estado físico y su moral se deterioran cada vez más. Las poblaciones de las regiones que atraviesan también se ensañan contra ellos, en parte por miedo a las enfermedades de las que son portadores (tifus y cólera). Por consiguiente, estas tropas agotadas, hambrientas y enfermas deciden seguir a Jean-Nicolas Stofflet, que desea tomar el camino de vuelta más corto. Su itinerario pasa por Angers, cuyo asedio, que han llevado a cabo 20 000 vandeanos contra 4000 republicanos, se salda con una dolorosa derrota para los sublevados. En Le Mans, el 13 de diciembre, los hombres de François Joseph Westermann (general francés, 1751-1794) y de François Séverin Marceau, seguidos por Jean-Baptiste Kléber, aplastan a los del conde de La Rochejaquelein.