Matthew White - El libro negro de la humanidad

Matthew White se ha hecho mundialmente famoso por su esfuerzo en identificar las peores matanzas de la historia y, lo que es más importante, por cuantificarlas: por establecer, utilizando toda la información posible, el número de las víctimas de cada uno de los acontecimientos que estudia, desde la Segunda guerra persa y las campañas de Alejandro Magno, hasta los genocidios de Ruanda y del Congo. Como dice Steven Pinker, profesor dela Universidad de Harvard: establecer los números de los muertos en cada una de las guerras y las matanzas es «un atroz pero crucial ejercicio, necesario para contestar preguntas como: ¿Ha sido realmente el siglo XX el más violento de la historia? ¿Cuál ha sido la causa de los mayores sufrimientos humanos: las religiones, los tiranos, el capitalismo, el comunismo, la lucha por los recursos o por el territorio? Sin alguna idea acerca de los números de las víctimas, que los historiadores no nos han dado hasta ahora, no podemos ni siquiera comenzar a contestar estas preguntas».

Matthew White

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Titivillus 27.09.16

Título original: The Great Big Book of Horrible Things

Matthew White, 2011

Traducción: Silvia Furió & Rosa Salleras

Editor digital: Titivillus

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A mi madre, que me dio sentido del humor,

y a mi padre, que me dio sentido de la justicia.

Matthew White (EE.UU.), ha trabajado como bibliotecario en los últimos veinte años. En 1997 comenzó su Atlas histórico del siglo XX online, con el que ganó diversos galardones en Internet.

A partir de ese atlas, que se puede consultar en Internet, White ha publicado varios ensayos en los que reúne y expone datos concretos, como El libro negro de la humanidad, donde ha recopilado las cien peores atrocidades de la historia.

Esta recopilación se ha convertido en la sección más popular y ampliamente citada del Atlas.

Con los años, ha sido reconocido por muchos estudiosos, como Steven Pinker y Gilbert Martin.

Vive en Richmond, Virginia.

[1] «¡El mal que hacen los hombres les sobrevive! El bien queda a menudo sepultado con sus huesos.» (William Shakespeare, Julio César, acto 3, escena II).

[2] Por ejemplo, conocidas obras de referencia como The World Almanac y Wikipedia proporcionan una lista meticulosa del número de soldados, marineros y marines americanos muertos en cada una de las guerras de América, mientras que ignoran las muertes de civiles entre los marinos mercantes, pasajeros, refugiados, esclavos huidos y, por supuesto, indios y colonos a lo largo de la frontera.

[3] Hanson, Carnage and Culture, p. 31, calculó que en las dos guerras médicas murieron 250.000 soldados persas. [Hay trad. cast.: Matanza y cultura: batallas decisivas en el auge de la dominación occidental, Turner, Madrid, 2004.] Sorokin, Social and Cultural Dynamics, vol. 3, p. 543, calculó que 57.000 griegos murieron o resultaron heridos. Se trata de cifras aproximadas, pero apuntan hacia un número cercano a los 300.000 en total, incluyendo a civiles. [Hay trad. cast.: Dinámica social y cultural, Centro de Estudios Políticos e Institucionales, Madrid, 1962.]

[4] Se desconoce el número. Heródoto habla de una fuerza que ascendía a 2.640.000 soldados y marineros, incluyendo 1.700.000 soldados de infantería, pero nadie le da crédito.

[5] Hanson, Carnage and Culture; Strauss, Battle of Salamis.

[6] Hanson, Wars of the Ancient Greeks, p. 178: «Tan sólo en el espacio de ocho años Alejandro Magno había matado a más de 200.000 hombres solamente en batallas campales»; p. 178: «Un total de un cuarto de millón de población urbana fue masacrada entre 334 y 324». He redondeado la cifra hacia arriba para incluir las pérdidas de Alejandro.

[7] Keegan, Mask of Command, pp. 13-91. [Hay trad. cast.: La máscara del mando, Ministerio de Defensa, Madrid, 1991.]

[8] Pratt, Battles That Changed History, pp. 17-37.

[9] Rogers, Alexander.

[10] Las antiguas historias aseguran que los soldados Qin mataron a un total de 1,5 millones de enemigos en todas sus batallas. Los modernos historiadores no asumen este total de forma literal, sino que lo consideran como una magnitud plausible para los muertos de ambos bandos por todo tipo de causas. Hui, War and State Formation, 87; Peers, Warlords of China, pp. 58-59.

[11] Lei Hai-tsung, «Warring States».

[12]Ibid.

[13]Ibid.

[14] Peers, Warlords of China, pp. 55-57.

[15]Ibid., p. 58.

[16] Peers, Warlords of China, p. 61.

[17] Sima Qian, Records of the Grand Historian, p. 163.

[18] Man, Terra Cotta Army, pp. 46-47.

[19] Richard A. Gabriel, The Culture of War: Invention and Early Development (Greenwood Press, Westport, CT, 1990), pp. 110-111. «Polibio calificó a esta guerra como la más sangrienta de la historia, y es probable que la pérdida de vidas en ambos bandos, sobre todo en el romano, se aproximase a los cuatrocientos mil hombres.»

[20] Bagnall, Essential Histories, p. 34.

[21] ¿Qué hacía que el ejército romano fuera tan eficiente? En primer lugar, los romanos eran meticulosos organizadores que tipificaban todos y cada uno de los aspectos de la guerra (el establecimiento de campamentos, el aprovisionamiento, la marcha, las pagas, las recompensas y la disciplina) para no cometer errores o retrasos que pudieran impedirles llegar hasta el enemigo. En segundo lugar, fragmentaron la sólida falange que utilizaba la mayoría de ejércitos en aquellos tiempos en bloques más pequeños de varios centenares de hombres (primero los manípulos, y, tras una importante reorganización en 107 a. C., las cohortes) que podían maniobrar y adaptarse con mayor flexibilidad a las circunstancias en el campo de batalla. Estos bloques se unían después formando legiones de unos 5.000 hombres cada una. Los soldados romanos solían iniciar el combate avanzando tranquilamente, lanzando una lluvia de pesadas jabalinas (pila; singular: pilum) sobre la masa compacta que formaba el enemigo, para después abalanzarse con las espadas. Las pila eran tan pesadas que aunque un soldado enemigo bloquease una con su escudo, ésta se clavaría igualmente y haría caer el escudo con su peso.

[22]Ibid., p. 41.

[23] Si no el peor, por lo menos empatado en el primer puesto con la pérdida de la flota de Kublai Khan a causa de una tormenta en la costa de Japón en 1281, en la que según consta murieron 100.000 personas.

[24] Fitzgerald, China, p. 140: «La tradición popular le recuerda con un odio imperecedero por haber construido la Muralla… El pueblo insiste en que un millón de hombres pereció realizando esta tarea».

[25] Peers, Warlords of China, p. 66.

[26]Ibid., pp. 62-64; Lesley A. Du Temple, The Great Wall of China (Lerner, Minneapolis, 2003), pp. 22-41.

[27] Peers, Warlords of China, pp. 67-69; Qingxin Li, Maritime Silk Road (China Intercontinental Press, Pekín, 2006), p. 11.