José Revueltas - En el filo

La posteridad de Revueltas se debe también a algo que no puede ser olvidado pero que, por los caprichos de nuestra vida literaria, se le busca en cualquier parte imaginada e imaginaria salvo en sus propios manuscritos y en sus propios testimonios, es decir en su vida, por demás ejemplar.

JUAN CRISTÓBAL CRUZ REVUELTAS

La realidad siempre resulta un poco más fantástica que la literatura, como ya lo afirmaba Dostoievski. Éste será siempre un problema para el escritor: la realidad literalmente tomada nunca es verosímil…

Lo terrible no es lo que imaginamos como tal: está siempre en lo más sencillo, en lo que tenemos más al alcance de la mano y en lo que vivimos con mayor angustia y que viene a ser incomunicable por dos razones: una, cierto pudor del sufrimiento para expresarse; otra, la inverosimilitud: que no sabremos demostrar que aquello sea espantosamente cierto.

JOSÉ REVUELTAS

José Revueltas

ePub r1.0

IbnKhaldun 19.10.15

Título original: Título

José Revueltas, 2000

Ilustración de cubierta: Gilda Cruz Revueltas

Selección: Andrea Revueltas

Prólogo: Juan Cristóbal Cruz Revueltas

Diseño de cubierta: Mónica Zacarías

Editor digital: IbnKhaldun

ePub base r1.2

Volver a los escritos de una personalidad tan inevitable en el paisaje cultural de nuestro país como lo es José Revueltas (1914-1976) , es una manera privilegiada de no ignorar el zócalo en que se deberá apoyar toda reflexión sobre nuestro nuevo siglo mexicano. No se requiere insistir aquí en el hecho de que José Revueltas es —retomando la expresión de Christopher Domínguez— un autor clásico del siglo y de nuestra literatura, como es igualmente innecesario reiterar que sus notas y ensayos políticos son una referencia obligada y conforman uno de los momentos más significativos de la trayectoria de la izquierda mexicana. La posteridad de Revueltas se debe también a algo que no puede ser olvidado pero que, por los caprichos de nuestra vida literaria, se le busca en cualquier parte imaginada e imaginaria salvo en sus propios manuscritos y en sus propios testimonios, es decir en su vida, por demás ejemplar. Con ese fin hemos realizado una selección de textos que permiten un primer acercamiento a la trayectoria del escritor duranguense. Sin duda toda antología es siempre arbitraria y por ende inevitablemente arriesgada, y estos peligros son más amenazadores aún en el caso que aquí nos ocupa, por la variedad de géneros literarios que exploró el autor. Pero, amén de lo dicho, esperamos que la presente edición logre su propósito de invitar al lector a detenerse por un momento ante eso que un poeta llamaba, atinadamente, la «silenciosa actualidad de lo esencial», ya que es indudable que una de esas obras necesarias, para quien quiera entender la realidad de nuestro país, es la del escritor de Los días terrenales y de El apando.

La presente selección de textos se centra en tres aspectos que nos han parecido particularmente significativos como vías de aproximación al autor y a su obra, a saber, sus experiencias recurrentes como falso prisionero común y verdadero prisionero político, el entorno familiar a través de las palabras de los propios hermanos, y finalmente sus visiones y reflexiones sobre México. El primer punto, el de la militancia política, es uno de los aspectos más característicos de Revueltas y explica por qué su biografía, desde su adolescencia hasta poco antes de su fallecimiento, de 1929 hasta 1971, está marcada por recurrentes «temporadas en el infierno» del autoritarismo postrevolucionario mexicano. De la correccional de menores y sus sucesivas «estancias» en las Islas Marías hasta las crujías del «Palacio Negro de Lecumberri», Revueltas conoce y sufre, en varias ocasiones, la amarga ausencia de la libertad. Afortunadamente el autor se preocupó por dejar testimonio de estas experiencias, por lo que podemos retomar aquí tanto las notas escritas en 1955 de un viaje en el que, rumbo a Camarón (Nuevo León), Revueltas es arrestado debido a su participación en la organización de una huelga de trabajadores agrícolas; como las notas de su segunda estancia en las Islas Marías y de las andanzas «judiciales» que la precedieron, derivadas de dicho arresto; y, finalmente, los escritos desde la cárcel de 1970, en el momento en que Revueltas tiene 56 años de edad, que tratan de los acontecimientos derivados de la huelga de hambre organizada como protesta a la detención arbitraria e ilegal a la que fue sometido y que cumplía entonces un año de duración. el doloroso drama, con sus anhelos y derrotas, en que se debate constantemente nuestro país. Dicho esto, reiteramos nuestro deseo de que este conjunto de textos logre suscitar el interés del lector y le lleve a seguir, por otros medios, a la lectura y el estudio de la obra de José Revueltas.

LA FAMILIA REVUELTAS

José Revueltas nace en el seno de una familia poco común. Probablemente ninguna otra familia en México condense mejor la cultura mexicana del siglo XX gracias a la reunión de tan insignes y variados representantes: Silvestre, el músico; Fermín, el pintor; Rosaura, la actriz; Consuelo, la paisajista. El testimonio de Consuelo Revueltas y el intercambio epistolar entre José y su hermano Silvestre, permiten esclarecer hasta cierto punto algunas de las causas que propiciaron esta peculiar exuberancia de la sensibilidad en una familia duranguense, originaria de un pequeño poblado (Santiago Papasquiaro) que a primera vista, nada predispone como semillero de artistas, y refutar, al mismo tiempo, la tan reiterada explicación genética que en realidad, no es tal. A nuestro parecer, la idea de un don heredado lejos de ser una explicación satisfactoria, es una forma poco elegante de evitar el problema y la respuesta. Se ignora así que los fenómenos culturales, en particular lo que ellos implican de ruptura e innovación, no puede ser reducido a la dimensión biológica. Ver lo determinante en la herencia biológica supone olvidar que la cultura es ante todo actividad, formación y resultado de la acumulación de un conjunto diverso de pequeñas causas. Por ejemplo: la forma en que en la vida cotidiana se desenvuelven las conversaciones de sobremesa, se privilegian temas, se entablan discusiones; o de cómo se despierta la conciencia de la sonoridad y del peso del lenguaje, de cómo el placer de palpar la textura de los libros y de perderse en sus mundos imaginarios, de cómo se desarrolla la sensibilidad de la mirada o el goce del movimiento y de la expresión del propio cuerpo. A fin de cuentas se requeriría evocar lo que un griego como Aristóteles supone cuando habla de excelencia, a saber: todo aquello que lleva a la interiorización de hábitos y actitudes desde la más temprana infancia. La gracia no reside entonces en los genes sino, como lo narra su hermana Consuelo, en la disponibilidad de modelos de conducta en los que desde temprana edad se sabe que a falta de alegría del alma, «triste pensamiento».

Por otra parte, a pesar de lo que se ha querido hacer creer con el reiterado uso de «anécdotas» bohemias, vemos, en su intercambio epistolar, cómo entre los hermanos se discute y se toman seriamente las pasiones y las pretensiones, y cómo, sólo bajo estos supuestos, se critica y se orienta, se exige disciplina, trabajo y humilde autocrítica. Para ellos el arte no es un entretenimiento ni una pose, sino la más seria de las actividades. Así, en una carta, José se identifica con el artista que entiende que el arte implica actividad, un sentido de misión y de sacrificio; y, a través de este «sufrimiento», espera ganar una percepción más solidaria de sus semejantes y a fin de cuentas, una visión más enriquecida e intensa de la vida. Tal vez el joven José piensa en ese «… es la vida de la vida» que Thomas Mann daba como definición de la literatura. Con estos elementos, tomados en su conjunto, podemos revaluar el papel que jugó esta familia duranguense como catalizador de algo cuya explicación va más allá de la biológica, de la fábula bohemia o anecdótica con las que se contentan frecuentemente los comentaristas. Si se puede hablar de un «don», éste es, en buena medida, el de una atmósfera familiar que, como lo resalta Consuelo Revueltas, en lo que concierne a la educación no «ponía límites», don que por un lado se recibe, y por otro lado, se cultiva. No contentarse con la idea de la simple reproducción ya sea cultural, genética o fisiológica, en el caso de la producción artística, es en lo que radica la dificultad de la explicación, si es que