Jules Verne - Los meridianos y el calendario
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- Libro:Los meridianos y el calendario
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1873
- Índice:5 / 5
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Los meridianos y el calendario: resumen, descripción y anotación
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Los meridianos y el calendario — leer online gratis el libro completo
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Asociación literaria y cultural sin ánimo de lucro creada en el 2012 en Palma de Mallorca, España.
En colaboración con:
Jules Verne fue miembro de la Sociedad Geográfica de París, la Academia de Amiens y del Concejo Municipal de Amiens. Como parte de su pertenencia a estas instituciones fue conminado a intervenir durante las reuniones o sesiones de trabajo de estas asociaciones. Luego muchas de estas intervenciones eran publicadas en los periódicos locales o los boletines de dichas organizaciones. En el caso de los reportes fueron informes escritos por él cuando formaba parte del Concejo Municipal de Amiens, la ciudad donde vivió hasta el final de sus días.
Títulos que forman la colección:
- La Pologne [no traducido aún].
- Los meridianos y el calendario . Les méridiens et le calendrier 3 de abril de 1873
- Gustave Dubois [no traducido aún].
- Gédéon Baril [no traducido aún].
- Ferdinand de Lesseps [no traducido aún].
- Cercle de l’Union [no traducido aún].
- M. Pacaut [no traducido aún].
- L. de Beaussire [no traducido aún].
- Théodore Jeunet [no traducido aún].
- Aux habitants de Philippeville [no traducido aún].
- Caisse des Écoles [no traducido aún].
- Cirque Municipal d’Amiens.
- École communale de Noyon [no traducido aún].
- Pierre Foncin sur l’Alliance francaise [no traducido aún].
- Trop de fleurs [no traducido aún].
- Concours des écoles [no traducido aún].
- Emile Ricquier [no traducido aún].
- Jeunes tireurs d’Amiens [no traducido aún].
- Lycée de jeunes filles [no traducido aún].
- Société d’Horticulture [no traducido aún].
- Dîner picard [no traducido aún].
- Caisse d’épargne [no traducido aún].
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1891 [no traducido aún] .
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1892 [no traducido aún] .
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1893 [no traducido aún] .
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1894 [no traducido aún] .
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1895 [no traducido aún] .
- Bourses commun [no traducido aún].
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1896 - 1897 [no traducido aún].
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1896 - 1897 [no traducido aún].
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1897 [no traducido aún].
- Procès - verbal de la 4e Commission du 17 septembre 1897 [no traducido aún].
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1898 [no traducido aún].
- Rapport - Théâtre d’Amiens 1900 [no traducido aún].
Intervención dirigida a la Sociedad Geográfica (sesión del 4 de abril de 1873) en respuesta a la pregunta de los señores Hourier y Faraguet, ambos interesados en conocer en qué meridiano ocurre el cambio de un día a otro del calendario civil.
S e me ha encomendado por la comisión central de la Sociedad Geográfica responder a una pregunta muy interesante que ha sido formulada simultáneamente, por una parte, por el señor Hourier, ingeniero civil, y, por la otra, por el señor Faraguet, ingeniero jefe de los puentes y carreteras de Lot y Garona.
No creo que sea necesario ver más que una simple coincidencia entre estas cartas y la salida del libro titulado La vuelta al mundo en ochenta días, que publiqué hace tres meses. Y para introducir la cuestión que nos concierne, les pediré permiso para citar las líneas con las que terminan esta obra.
Se trata de esta situación muy singular —de la que Edgar Poe ha sacado partido en un cuento titulado «Tres domingos por semana»—, se trata, digo, de esta situación ocurrida a los viajeros que lleven a cabo la vuelta al mundo, sea yendo hacia el este, sea dirigiéndose hacia el oeste. En el primer caso, han ganado un día; en el segundo, lo han perdido, luego de haber regresado al punto de partida.
En efecto —he dicho—, marchando hacia el oriente, Phileas Fogg (este es el héroe del libro) iba al encuentro del sol y, por lo tanto, los días disminuían para él tantas veces cuatro minutos como grados recorría. Hay 360 grados en la circunferencia que multiplicados por cuatro minutos, dan precisamente veinticuatro horas, es decir, el día inconscientemente ganado. En otros términos: mientras Phileas Fogg, marchando hacia oriente, vio el sol pasar ochenta veces por el meridiano, sus colegas de Londres no lo habían visto más que setenta y nueve.
La pregunta se formula entonces así, y solo me bastará resumirla en pocas palabras.
Todas las veces que se lleve a cabo la vuelta al globo yendo hacia el este, se gana un día. Todas las veces que se dé la vuelta al mundo yendo hacia el oeste, se pierde un día, es decir esas veinticuatro horas en que el sol, en su movimiento aparente, da la vuelta a la tierra, y este es, cualquiera que sea, el tiempo que se emplea para llevar a cabo el viaje.
Este resultado es tan real, que la administración de la Marina otorga un día de ración suplementaria a sus navíos que, saliendo de Europa, doblan el Cabo de Buena Esperanza, y retira, por otra parte, un día de ración a todos los que doblan el Cabo de Hornos. ¿De dónde se puede sacar una explicación a esta consecuencia tan rara de que los marinos que van hacia el este estén mejor alimentados que aquellos que van hacia el oeste? En efecto, cuando todos lleguen al punto de partida, aun cuando han vivido la misma cantidad de minutos, unos han hecho un desayuno, una comida y una cena más que los otros. A esto se responderá que han trabajado un día de más. Sin duda, pero no han vivido más que los otros.
Es entonces evidente, señores, que de este asunto sobre el día perdido o el día ganado, siguiendo la dirección lógica, debe por tanto concluirse que este cambio de fecha debe verificarse en un punto del globo. Pero ¿cuál es este punto? Tal es el problema que hay que resolver y no se asombrarán que esto haya despertado la atención de los autores de las dos cartas. Estas dos cartas pueden, en definitiva, resumirse de la siguiente manera: «Sí, hay un meridiano privilegiado sobre el que se lleva a cabo la transición», dice el señor Faraguet. «¿Dónde está ese meridiano privilegiado?», pregunta el señor Hourier.
Antes todo, señores, diré que es difícil responder desde el punto de vista puramente cosmográfico. ¡Ah!, si los señores Hourier y Faraguet me dijeran sobre qué horizonte el sol se levantó en los primeros días de la creación, si supieran el meridiano del globo sobre el que el mediodía se estableció por primera vez, la pregunta estaría fácilmente resuelta, y yo les diría: ese primer meridiano es el meridiano privilegiado que determina el señor Faraguet y que reclama el señor Hourier. Pero, ninguno de estos ingenieros ha sido lo suficientemente primitivo para ver la primera elevación del radiante astro. No pueden entonces decirme cuál es este primer meridiano, y ahora, abandonando por este momento la cuestión científica, paso a la cuestión práctica que trataré de dilucidar en algunas palabras.
De esta consecuencia de que se gana un día por el este y se pierde por el oeste, se deriva un equívoco que se ha mantenido durante mucho tiempo. De forma inconsciente, los primeros navegantes habían impuesto su calendario a las nuevas regiones. De forma general se contaban los días dependiendo de que los países hubieran sido descubiertos por el este o por el oeste. Los europeos, al llegar a estas regiones desconocidas habitadas por los indígenas que no se preocupaban ni de los días ni de las fechas en las que se comían a sus semejantes, los europeos, repito, imponían su calendario, y todo quedaba dicho. Así durante siglos se fechó Cantón tomando como punto de partida la llegada de Marco Polo y a las Filipinas por la de Magallanes.
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