Julie Lorang - David Livingstone

• ¿Nacimiento? El 19 de marzo de 1813 en Blantyre (Escocia).
• ¿Muerte? El 1 de mayo de 1873 cerca del lago Bangweulu (Zambia).
• ¿Objetivos de la expedición?
  • Evangelizar a los pueblos africanos.
  • Encontrar nuevas rutas comerciales.
• ¿Región del mundo explorada? El corazón del África austral.
• ¿Principales descubrimientos?
  • Las cataratas Victoria.
  • El río Zambeze.

El médico, misionero y explorador escocés David Livingstone viaja por el sur y el centro del continente africano entre 1841 y 1873. En un momento en el que África sigue siendo una gran desconocida para los europeos —que se han limitado a explorar sus costas—, David Livingstone, buscando un acceso navegable hacia el corazón del continente, no duda en recorrer estas tierras salvajes con su esposa e hijos, enfrentándose a los numerosos peligros de la sabana africana. En casi 30 años, el explorador escocés realiza tres largos viajes y se convierte en el primer europeo en descubrir los grandes ríos y los lagos del África Central.

Durante todos estos años, trata de mejorar las condiciones de vida de las poblaciones locales mediante la implantación del comercio y el cristianismo. Sin embargo, su trabajo se ve socavado por las grandes potencias europeas que enseguida explotan y colonizan el continente.

Su fuerte personalidad y su compromiso contra la esclavitud, pero, también, su misteriosa desaparición, lo convierten en una leyenda viviente. Todavía hoy en día, sigue siendo uno de los exploradores más famosos de su generación y encarna a la perfección la figura del aventurero obstinado y valiente.

Retrato de David Livingstone.

David Livingstone nace el 19 de marzo de 1813 en Blantyre (Escocia), en el seno de una familia modesta. Con 10 años, deja la escuela para trabajar en una fábrica de algodón, pero continúa con su educación asistiendo a clases nocturnas. Es autodidacta, y pronto le nace una afición por los relatos de viajes y por las obras científicas. Además, desarrolla rápidamente cualidades que serán útiles para sus futuras expediciones.

A la edad de 20 años, el joven decide cumplir sus sueños de viaje convirtiéndose en misionero en China. Livingstone, que es un estudiante brillante y diligente, estudia Medicina y Teología en la Universidad de Glasgow durante dos años, para convertirse en médico misionero. Desafortunadamente para él, el Reino Unido y China entran en conflicto ese año, por lo que esta última decide prohibir cualquier nueva misión religiosa en su territorio.

Lejos de abandonar su proyecto, David Livingstone decide volverse hacia el continente africano y se pone en contacto con la London Missionary Society (Sociedad Misionera de Londres). En 1840, es ordenado pastor y se embarca en su primera misión.

Al llegar a África como misionero, David Livingstone rápidamente se aventura en territorio desconocido y descubre su alma de explorador. Especialmente, alberga la esperanza de encontrar una vía navegable que permitiría que los barcos europeos llegaran al centro del continente para comerciar y evangelizar a la población.

David Livingstone lleva a cabo esta búsqueda durante el resto de su vida, una misión que lo empuja a hacer tres largos viajes a África entre 1840 y 1873. Así, se convierte en el primer europeo en descubrir el río Zambeze y las cataratas Victoria, y en cruzar el continente de oeste a este. Cada expedición le brinda la oportunidad de dibujar nuevos mapas.

Imagen de las cataratas Victoria.

El escocés conoce a su futura mujer en África. Se trata de Mary Moffat (1821-1862), hija del misionero inglés Robert Moffat (1795-1883). La pareja se casa en 1845 y fruto de su unión nacen seis niños, uno de los cuales muere durante su infancia. Mary Livingstone es una esposa dedicada que sigue a su marido en muchas expediciones pero, durante estos viajes, la mujer acaba contrayendo una enfermedad tropical que acabará con su vida.

Durante su tercer y último viaje, David Livingstone pierde el contacto con su tierra natal y se aísla en la orilla del lago Tanganica. El periodista Henry Morton Stanley (1841-1904) es enviado para seguir su rastro y lo encuentra en 1871, enfermo y sin recursos.

Retrato de Henry Morton Stanley.

El 1 de mayo de 1873, David Livingstone muere de disentería, a orillas del lago Bangweulu, en Zambia. Sus compañeros africanos entierran su corazón y sus entrañas a los pies de un baobab y embalsaman su cuerpo, que luego es repatriado a Gran Bretaña. Cuando llega a su país de origen, el cuerpo del explorador recibe los más altos honores y es enterrado en la nave central de la abadía de Westminster.

En el siglo XIX, el Reino Unido —que se encuentra en el apogeo de la Revolución Industrial— es una de las mayores potencias europeas y mundiales. El inmenso imperio de la reina Victoria (1819-1901) se extiende en ese momento en una superficie que ocupa alrededor de 26 millones de kilómetros cuadrados, y tiene alrededor de 400 millones de habitantes. Además del Reino Unido, está formado entre otros por Irlanda, Canadá, India, Australia y una parte de África del Sur. Así pues, el Reino Unido controla la mayoría de los mares y océanos, lo que le permite ejercer una fuerte influencia en diversas regiones, como Argentina, el Imperio otomano o China.

La época victoriana es también un período extremadamente próspero a nivel cultural y científico, marcado por el nacimiento de grandes figuras como los escritores Charles Dickens (1812-1870), Arthur Conan Doyle (1859-1930) y Oscar Wilde (1854-1900) o también por el naturalista Charles Darwin (1809-1882). Las invenciones de la Revolución Industrial, como el barco de vapor o el telégrafo, permiten gozar de una ventaja tecnológica significativa sobre las otras naciones.

En este contexto, la expedición de David Livingstone recibe el apoyo del Gobierno británico, que gracias a ella espera encontrar nuevas rutas comerciales y establecer nuevas colonias.

En el siglo XIX, el continente africano es un territorio misterioso y poco conocido. Aunque en las costas de África hay factorías comerciales europeas desde hace mucho tiempo, el corazón del continente sigue siendo inaccesible. Solo las costas están divididas entre las diferentes potencias: los portugueses ocupan el suroeste (Angola) y el sureste (Mozambique), mientras que los británicos y los bóeres (descendientes de los primeros colonos neerlandeses) conviven como pueden en el actual territorio de Sudáfrica.

Pero sus tierras inhóspitas, las enfermedades tropicales y la ausencia de ríos fácilmente navegables impiden que los europeos se aventuren más profundamente tierra adentro. Así pues, el mapa de África sigue siendo virgen y el conocimiento que se tiene del continente apenas ha evolucionado desde la Antigüedad. Por lo tanto, muchos imaginan el corazón del continente como una región desértica y poco poblada. Además, los escasos contactos con las poblaciones subsaharianas pasan por el intermediario de los comerciantes árabes.