José de Arteche Aramburu - Elcano
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- Libro:Elcano
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:1942
- Índice:4 / 5
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Elcano: resumen, descripción y anotación
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NOTA PARA LA SEGUNDA EDICIÓN
Precede a esta edición el más minucioso repaso de la obra, porque nadie como los propios autores conoce mejor las limitaciones de sus libros.
Es un trabajo paciente, realizado con verdadera ilusión. El autor cree que la obra sale ganando con algún que otro pequeño corte y, sobre todo, respecto al hombre que era Elcano y la historia de sus navegaciones, bastante mejor perfilada gracias a sustanciales añadidos y notas anejas.
Los hechos son los hechos y permanecen, pero la historia puede también envejecer.
Por eso, al cabo de cerca de treinta años, vuelvo a acercarme cordialmente a los héroes del viaje magallánico culminado por Elcano.
En realidad, siempre estuve con ellos. La historia de Magallanes y Elcano nunca dejó —ni dejará— de interesarme.
Trato de remozar mi historia. Con respecto a ella desearla ser, a través de cuatro siglos y medio, una especie de testigo.
Junio, 1969
JOSÉ DE ARTECHE ARAMBURU (Azpeitia, Gipuzkoa, España, 12 de marzo de 1906 - San Sebastián, Gipuzkoa, España, 23 de septiembre de 1971).
A los catorce años de edad hubo de abandonar el Bachillerato para ponerse a trabajar. Es, pues, un literato formado en la más pura autodidaxia vocacional. Hasta los veintiún años no vio publicado su primer artículo pero desde entonces puede decirse que no ha cesado de escribir. Arteche es un trabajador infatigable. A su veintena de obras publicadas («Una inquietud y cuatro preguntas», «San Ignacio de Loyola», «Elcano», «Urdaneta», «Mi Guipúzcoa», «Legazpi», «Caminando», «Mi viaje diario», «San Francisco Javier», «Lope de Aguirre, traidor», «La paz de mi lámpara», «Vida de Jesús», «¡Portar bien!», «Saint-Cyran», «Cuatro relatos», «Camino y horizonte», «Lavigerie», «Siluetas y recuerdos», «Rectificaciones y añadidos», «Discusión en Bidartea», «Canto a Marichu», etc.), hay que añadir varios miles de artículos periodísticos.
Es un escritor bilingüe, se produce en euskera y en castellano, con idéntica facilidad de expedición. Cubre una columna habitual en el semanario vasco «Zeruko Argia», casi desde su misma fundación, y sus trabajos euskéricos, escritos en un lenguaje muy popular y asequible, deliberadamente desprovisto de neologismos y galanuras puristas, gozaron en el lector euskaldun, de gran predicamento y audiencia. Todos los libros de José de Arteche han versado sobre temas o personajes de Vasconia, Dentro de este amplio campo vasco, Arteche ha tocado diferentes géneros literarios, destacando como biógrafo de muchos de los vascos más sobresalientes, como Loyola, San Francisco Javier, Elcano, Lope de Aguirre, Urdaneta, Legazpi, Lavigerie, etc.
Su ensayo sobre Saint-Cyran y el jansenismo vasco —una de sus producciones más logradas y felices, con ediciones reiteradamente agotadas—, constituye un admirable sondeo psicológico del carácter vasco.
A la memoria de mi abuelo materno Don
Juan Ignacio de Aramburu, que tantas
veces me contó la historia de Elcano.
Y también:
Al Ayuntamiento
de la
Noble, Leal e Invicta
Villa de Guetaria.
José de Arteche Aramburu, 1942
Editor digital: Titivillus
ePub base r2.1
*
NOTAS
[1] Acerca de la etimología de Guetaria puede consultarse en “Gure Herria”. I. 1956, Ustaritz-Bayona, el trabajo de M. Perusqui, titulado “Guéthary. Simples notes d’histoire locale”. Aunque el autor se refiere a Guéthary, el puertecillo en la costa vasco-francesa, las conclusiones son perfectamente aplicables a Guetaria. Perusqui, apoyándose en Gavel el reputado lingüista, dice que Guetaria proviene del bajo-latín CAPTARE (ver, observar). En ambos casos, Guéthary, Guetaria, que en vascuence se pronuncian idénticamente —Ketari— significaría puesto de observación, puesto de vigías, atalaya.
[2] Acerca de la construcción de este pasadizo puede consultarse un documentado trabajo en el hermoso programa de fiestas de Guetaria correspondiente al año 1968. El trabajo se halla firmado por I.A.T., sigla de Ignacio Aguinaga Tellería, culto abogado y secretario de la villa de Guetaria.
Existe asimismo en el Ayuntamiento de Guetaria el original de la obra inédita: Guetaria, historia de la villa escrita por Angel de Gorostidi y Guelbenzu, académico correspondiente de la Real Academia de la Historia.
[3]Monumentos de Guetaria. Por Adolfo Fernández Casanova — Madrid. 1910.
[4] San Sebastián. Fueros dados por el rey de Navarra D. Sancho. Puede verse en “Diccionario Histórico-Geográfico-Descriptivo… de Guipúzcoa”, por D. Pablo de Gorosábel. — Tolosa. 1862. Véase asimismo el estudio a fondo acerca de esta materia: José Luis Bands y Aguirre. — “El Fuero de San-Sebastián”. — Ediciones Ayuntamiento de San Sebastián. 1963.
[5] Deambulando una tarde por las calles de Guetaria en compañía del culto médico de aquella localidad y buen amigo don Ezequiel Echániz, a quien debo también algunas otras valiosas referencias, supe del nombre antiquísimo, actualmente perdido, de la calle que en aquel momento atravesábamos: calle de las Platerías. Con razón o sin ella, al punto vinculé un recuerdo, sólo conservado en la memoria de unos pocos eruditos del lugar, al floreciente y remoto pasado de Guetaria.
[6] Veáse plano de Guetaria anejo a la obra “Historia de Juan Sebastián del Cano, escrita por Eustaquio Fernández de Navarrete… Publícala Nicolás de Soraluce y Zubizarreta” — Vitoria. 1872.
Es interesante también “De Elcano. — Su casa solar”, por Ignacio de Lardizabal. - San Sebastián. 1925. “Euskalerriaren aide”. Tomo XV. 361.
[7] En cuanto a la renovación y auge de las costumbres marineras de los vascos, Julio Caro Baroja concede gran importancia al establecimiento de los normandos en la desembocadura del Adour, en la antigua Lapurdum, la actual Bayona. La pista tiene importancia, porque es indudable que los elementos que dan más carácter al vasco, procedentes casi siempre del norte, pasan por Bayona. Véase “Vasconiana (De Historia y Etnología)”. Madrid. 1957.
[8] Durante la última guerra civil, cuando el verano del año 1936, los nacionales avanzaban por Guipúzcoa, me llamó poderosamente la atención un dicho en vascuence, que nunca había oído hasta entonces y que condensa una experiencia secular: “Gerra sortzen danian, tokirik seguruena itxas-ertza” (Cuando la guerra surge, la costa es el sitio más seguro). Este dicho había permanecido soterrado, pero surgió en la ocasión oportuna con toda su fuerza aleccionadora.
A propósito de las guerras de bandos, véase “Oñacinos y gamboinos”, por Ignacio Arocena. (Pamplona. 1959).
[9] Paúl Gaffarel. — Les découvreurs franjáis du XIVau XVle sicle. París. 1888.
[10]Manual Devotionezcoa edo Ezperen oren oro escuetan errabiltçeco liburutchoa. Ioannes Etcheberri. Bordelen. I. Mongiron, Millanges, Erregueren Imprimatçaillearenean. 1669.
La obra es rarísima, y puede verse un extracto de la oración de los balleneros en “Euskaldunen Loretegia…”. Pierre Lafitte. Bayona. 1931.
Los marinos vascos conocían tan perfectamente todo lo concerniente a la pesca de la ballena, que cuando los ingleses y holandeses iniciaron expediciones pesqueras al Polo Artico, sus servicios fueron requeridos y altamente apreciados. Hay pruebas de la petición del rey Jaime I de Inglaterra, efectuada el año 1612, pidiendo marinos vascos diestros en el manejo del arpón para los buques ingleses.
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