José Pablo Feinmann - El Flaco
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- Libro:El Flaco
- Autor:
- Editor:ePubLibre
- Genre:
- Año:2011
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El Flaco: resumen, descripción y anotación
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Durante largo tiempo José Pablo Feinmann fue considerado por muchos «el filósofo del kirchnerismo» o «el filósofo del Presidente». Si bien esto no era así, porque Feinmann siempre prefirió la independencia como pensador e intelectual, cuando Néstor Kirchner lo convocó a la Casa Rosada de inmediato se estableció una relación muy particular, de confianza y sinceridad entre ambos. El Flaco —que tiene como eje esa relación que se inició en 2003 y terminó en 2006— muestra un perfil hasta ahora totalmente desconocido de Néstor Kirchner. A partir de la asunción del expresidente, Feinmann fue varias veces invitado a la Casa de Gobierno y a Olivos, consultado como intelectual ligado a los derechos humanos y a la constante revisión crítica de los sistemas de pensamiento. Tanto Néstor como —en menor medida— Cristina lo escucharon o lo siguieron a través de sus columnas periodísticas en Página/12. Se entabló una relación de respeto y admiración mutua, hasta que se distanciaron porque Néstor Kirchner reclamaba mayor compromiso con «el proyecto colectivo» que él encabezaba, y lo acusó de quedarse en una Torre de Marfil del escritor que elige esa independencia para poder estar tranquilo y dedicarse a su obra. Algo que Néstor —en un poderoso mail que le envía y que en este libro se publica por primera vez como documento— le reprocha duramente. Este perfil que acá se devela, polémico, desnuda a Kirchner como nunca nadie lo hizo antes. José Pablo Feinmann, que dio la bienvenida desde el principio a este proyecto político, realiza un retrato que no es concesivo, muestra aspectos muy positivos y otros muy críticos y descarnados. Con la pluma magistral de José Pablo Feinmann, asistimos a la intimidad y al pensamiento de un hombre político ciento por ciento, difícil de conocer, como fue Néstor Kirchner. El apasionado contrapunto entre ambos se entabla en diálogos memorables —en las conversaciones, que se continúan en los textos— y la teoría política que trama de manera brillante el desbordante relato nos convoca y nos interpela en nuestras convicciones y contradicciones.
José Pablo Feinmann
Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner
ePub r1.0
Titivillus 10.06.16
Título original: El Flaco. Diálogos irreverentes con Néstor Kirchner
José Pablo Feinmann, 2011
Editor digital: Titivillus
ePub base r1.2
JOSÉ PABLO FEINMANN (Buenos Aires, 1943). Es licenciado en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires y ha sido docente de esta carrera en esa casa de estudios. Publicó más de treinta libros, que han sido traducidos a varios idiomas. Entre sus ensayos, se cuentan Filosofía y nación (1982), López Rega, la cara oscura de Perón (1987), La creación de lo posible (1988), Ignotos y famosos. Política, posmodernidad y farándula en la nueva Argentina (1994); La sangre derramada. Ensayo sobre la violencia política (1998); Pasiones de celuloide. Ensayos y variedades sobre cine (2000); Escritos imprudentes (2002), La historia desbocada, tomos I y II (2004), Escritos imprudentes II (2005), El cine por asalto (2006), La filosofía y el barro de la historia (2008), Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina, tomos I y II, El Flaco (2010), y Filosofía política del poder mediático (2013). Entre sus novelas: Últimos días de la víctima (1979), Ni el tiro del final (1981), El ejército de ceniza (1986), La astucia de la razón (1990), El cadáver imposible (1992), Los crímenes de Van Gogh (1994), El mandato (2000), La crítica de las armas (2003), La sombra de Heidegger (2005), Timote. Secuestro y muerte del general Aramburu (2009), Carter en New York (2009), Carter en Vietnam (2009) y Días de infancia (2012). Es autor de las piezas teatrales Cuestiones con Ernesto Che Guevara (1999) y Sabor a Freud (2002), y de los guiones cinematográficos de Últimos días de la víctima (1982), Eva Perón (1996), El amor y el espanto (2000) y Ay, Juancito (2004). Su exitoso programa que emite Canal Encuentro, Filosofía aquí y ahora, inició este año su séptima temporada.
«Yo no le voy a pegar a nadie»
A ella, su compañera, la conocí antes. Fue en la presentación del libro de Miguel Bonasso, Diario de un clandestino. Si nos fijamos en el pie de imprenta será sencillo fijar con cierta proximación la fecha del evento: noviembre, 2000. Hace siglos. Aún antes había encontrado a Miguel en la redacción de la revista Trespuntos. Frente a la Caja, a la espera de cobrar algunos pocos pesos en una moneda que nada valía, me dijo: «Estoy terminando un libro. Se llama Diario de un clandestino». Una vez más le insistí con un viejo reclamo:
—Escribí literatura, Miguel. Tenés talento para eso. Querés hacerlo. No lo demores más.
Quería intentar una novela en la línea de Alejandro Dumas. Pero ya era demasiado el tiempo que venía hablando de eso. Y siempre que se sentaba a escribir le salía un ensayo sobre los 70. Ahora era un Diario. Pero de un clandestino. Eso le daba color a la cuestión. Un clandestino siempre tiene algo de aventurero, de prohibido, de tipo con cojones que lucha contra el poder dictatorial. El que se quedó en su casa, ¿qué atractivo puede ofrecer? Sólo decirnos que tenía miedo y persistía en una espera poco atractiva. Como toda espera. Cuando alguien espera algo no sucede nada hasta que ya no espera más. Cuando no espera más es porque algo sucedió. Pero ahí termina la historia. Es la historia de dos eventos. Uno largo, tan largo como aburrido: la espera. Y el otro, resolutivo. El segundo evento aniquila la espera. La resuelve. No hay más espera. Y el evento, en sí, no tiene historia. Sólo se eventualiza para concluir la de la espera. El no-clandestino era un ser en cuasiarresto domiciliario. Temía que vinieran a buscarlo. Pero la ausencia de un motivo determinante (una amenaza o una militancia seriamente comprometida con la lucha armada) lo paralizaba. Tenía que irse, pero ¿era para tanto? No había sido más que un perejil. ¿O se equivocaba? Nadie era un perejil para estos paranoicos asesinos. Y él, ¿había sido un perejil? ¿Y si había sido algo más? No lo sabía, no sabía nada ni podía saberlo. «Me quedo. Por ahí me salvo». El clandestino no tenía dudas. Además, para él, la lucha seguía. Su pathos no era la espera. Era la acción.
—No, esto tengo que publicarlo —me dice Miguel—. Es el manuscrito de Anáhuac.
El manuscrito es un Diario. Anotaciones dispersas, candentes, garabateadas entre el vértigo de los hechos de los diez años de su militancia en Montoneros: «desde el encuadramiento hasta la ruptura» (NOTA: Miguel Bonasso, Diario de un clandestino, Planeta, Buenos Aires, 2000, p. 17. Recién en 2010, Bonasso publicaría la novela que yo le reclamaba. Me escribió una dedicatoria. Con una prosa de rasgos ampulosos y firmes, anotó: «Como podrás ver, te hice caso». No quiero dejar pasar la dedicatoria impresa de Diario de un clandestino. En estos tiempos en que uno ya no encuentra a casi nadie donde lo había dejado. En que todos cruzan de vereda. En que la vereda de la derecha se ha transformado en «the sunny side of the street», según dice esa hermosa canción, tan optimista, tan new age aunque Sinatra ya la cantara en los años cincuenta, emociona leer la dedicatoria de Bonasso a su amigo Beto Borro: Porque supo estar donde esperaba encontrarlo. Las cosas ya no son así. Uno le pregunta a un amigo por otro: «¿Cómo está? ¿Lo ves?». «Sí». «¿Vive siempre en la misma casa?». «Mirá, te la hago corta: no lo busques en ninguno de los lugares donde solías encontrarlo. Cruzó de vereda. Y para siempre»).
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