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Ian Crofton - Historia de la ciencia sin los trozos aburridos

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Ian Crofton Historia de la ciencia sin los trozos aburridos
  • Libro:
    Historia de la ciencia sin los trozos aburridos
  • Autor:
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    ePubLibre
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  • Año:
    2011
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Historia de la ciencia sin los trozos aburridos: resumen, descripción y anotación

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Ian Crofton Edimburgo Reino Unido es un escritor y divulgador americano ha - photo 1

Ian Crofton (Edimburgo, Reino Unido) es un escritor y divulgador americano, ha publicado libros tanto sobre temas históricos, normalmente recopilando anécdotas o historias curiosas, así como sobre ciencia, siendo su Historia de la ciencia sin los trozos aburridos todo un éxito de ventas en el mercado anglosajón.

Trabajó durante 11 años para una importante editorial en Glasgow antes de trasladarse a Londres, donde lleva más de 25 años como escritor y editor autónomo.

También es el autor del éxito de ventas History Without the Boring Bits (publicado en los Estados Unidos como The Totally Useless History of the World). Entre sus otros libros se cuentan Brewer’s Cabinet of Curiosities (publicado ahora en rústica como Nettle Knickers and Exploding Toads), y varias obras de historia popular, como The Kings and Queens of England, The Disappeared, Traitors and Turncoats y Great Escapes.

Ha escrito asimismo sobre diversos temas científicos para un público más joven, con contribuciones, por ejemplo, a la Encyclopedia of Science de Dorling Kindersley, en CD-ROM, y a The Young Oxford Encyclopedia of Science.

3929 a. C. Cosmología. El año de la creación

En The Harmony of the Four Evangelists, among themselves, and with the Old Testament (1644), el doctor John Lightfoot (quien diez años después sería nombrado vicecanciller de la Universidad de Cambridge) escribió:

Y ahora, quien deseara saber el año del mundo, que en la actualidad está pasando sobre nosotros (este año, 1644), encontrará que acaban de cumplirse exactamente 5572 años desde la creación; y que acaba de empezar el año 5573 de la edad del mundo, este septiembre, en el equinoccio.

Así, el mundo, según Lightfoot, fue creado el año 3929 a. C. Algunos años después, James Ussher, arzobispo de Armagh, ajustó los cálculos de Lightfoot. Ussher, en sus Annals of the World (1658) estimó que la Tierra fue creada el 22 de octubre del año 4004 a. C., a las seis en punto de la tarde. Antes de que el estudio de los estratos geológicos empezara a finales del siglo XVIII, estos cálculos se basaban en las mejores pruebas disponibles: las generaciones que se enumeraban en el Antiguo Testamento. Científicos del calibre de Kepler y Newton hicieron cálculos parecidos; el primero llegó a la fecha de 3993 a. C., y el segundo a 3998 a. C. Ahora se sabe que la Tierra tiene más de cuatro mil quinientos millones de años de antigüedad.

C. 3750 a. C. Metalurgia. Bronce tóxico

Las primeras aleaciones de bronce se hicieron en el Creciente Fértil de Oriente Medio hacia esta fecha. Inicialmente, el cobre se combinaba no con estaño, sino con arsénico, y la toxicidad extrema de este elemento podría explicar el hecho de que en diversas mitologías, los dioses forjadores (por ejemplo, el griego Hefesto, que es el romano Vulcano) sean cojos, al ser la atrofia muscular una de las consecuencias del envenenamiento por arsénico. También se ha sugerido que la asociación en tiempos antiguos de los forjadores con la cojera pudiera deberse a la costumbre de tullir deliberadamente al herrero del pueblo, de manera que no pudiera marcharse y llevar a otra parte sus inestimables habilidades. En la mitología germánica y escandinava, tal fue el destino de Weland, Wayland o Völundr el Forjador, que fue incapacitado por orden del rey Nidud y encarcelado en una isla, donde se vio obligado a forjar armaduras y armas para el rey.

Apolo en la fragua del Vulcano de Edward Francis Burney 1760-1848 La - photo 2

Apolo en la fragua del Vulcano, de Edward Francis Burney (1760-1848). ¿La cojera del dios forjador, que aquí aparece apoyado en un bastón, podría deberse a envenenamiento por arsénico?

C. 3100 a. C. Astronomía. Los irlandeses construyen el primer observatorio del mundo

Se construye la espectacular galería funeraria en Newgrange, en el condado de Meath, Irlanda. Según la mitología irlandesa, fue el hogar de Aengus Óg, el dios celta del amor, quien vivió aquí con su amante, la doncella cisne Cáer. En 1967, el profesor M. J. O’Kelly observó por primera vez en miles de años que Newgrange es en realidad un instrumento astronómico y calendario muy preciso, diseñado de tal manera que la luz sólo penetra en la cámara interior en el amanecer del solsticio de invierno. Hoy en día, la luz penetra en la cámara cuatro minutos después del alba y permanece durante diecisiete minutos, pero cálculos que tienen en cuenta la precesión de la Tierra indican que hace cinco mil años la luz hubiera aparecido por primera vez exactamente cuando el Sol salía sobre el horizonte. Las famosas alineaciones astronómicas de las grandes pirámides de Egipto datan de unos seiscientos años después, mientras que la construcción del gran templo de Karnak, alineado como Newgrange según la salida del Sol en el solsticio de invierno, no empezó hasta alrededor de 1375 a. C.

C. 3000 a. C. Matemáticas. ¿Por qué sesenta minutos y sesenta segundos?

Hacia esta fecha los sumerios utilizaban un sistema numérico sexagesimal (de base 60), lo que explica que cada uno de los 360 grados de una circunferencia esté dividido en sesenta minutos, al igual que lo está la hora, mientras que el minuto está dividido en sesenta segundos. Sin embargo, en el Tiempo Universal Coordinado (UTC), que se basa en relojes atómicos, se añaden de tanto en tanto segundos intercalares para reflejar el retardo de la rotación de la Tierra, para que el UTC se mantenga cerca del tiempo solar medio. La consecuencia de ello es que algún minuto muy ocasional (todo lo más, uno por año), tiene 59 o 61 segundos.

C. 2600 a. C. Tecnología textil. Un gusano en el té de la Emperatriz

Se atribuye el descubrimiento de la seda a la legendaria emperatriz china Lei Zu, quien supuestamente vivió en el siglo XXVII a. C. (aunque es posible que la seda se utilizara en China mucho antes, hacia el año 6000 a. C.). Según el relato, un capullo de la mariposa de la seda cayó en el té de la emperatriz, y con el agua caliente se desenredó. Lei Zu descubrió que podía desenrollar el fino hilo, que era tan largo que cubría todo su jardín. La seda todavía se produce sumergiendo las crisálidas en agua en ebullición, o clavando una aguja en su cuerpo y desenrollando el capullo. La seda alcanzó muy pronto un elevado valor; su atractivo brillo se debe a la sección triangular de la fibra, que hace que funcione como un prisma, que refracta la luz a distintos ángulos y produciendo de este modo diferentes colores. Desde los tiempos más tempranos, se comerciaba con la seda a grandes distancias; se ha encontrado seda trenzada en el cabello de una momia egipcia datada de finales del segundo milenio a. C., y los romanos valoraban muchísimo el material, que creían que procedía de árboles.

C. 1900 a. C. Matemáticas. Breve historia de pi

Las primeras aproximaciones escritas de pi (la relación entre la circunferencia de un círculo y su diámetro, un número irracional que empieza 3,14159…) se hicieron por esta fecha: los babilonios decidieron que era 25/8 (3,125), mientras que los egipcios optaron por 256/81 (3,16049…). Aproximadamente un milenio más tarde, el texto indio en prosa Shatapatha Brahmana sugería 339/108 (3,13888…). En el siglo III a. C., Arquímedes utilizó un complejo método geométrico para demostrar que pi era más que 3 + 10/71 y menos que 3 + 1/7 , lo que daba una media de 3,14185. Hacia el año 265 d. C., el matemático chino Liu Huí desarrolló un algoritmo iterativo para calcular pi, y obtuvo un valor aproximado de 3,14159. A lo largo de los siglos siguientes, matemáticos indios, chinos y persas desarrollaron más aproximaciones. En el período moderno temprano, el matemático alemán Ludolph von Ceulen (1540-1610) estaba tan orgulloso de la obra de su vida, que en gran parte consistió en calcular pi hasta el trigésimo quinto decimal, que hizo inscribir el número en su tumba. El advenimiento del cálculo proporcionó una nueva herramienta, e Isaac Newton calculó pi hasta el decimoquinto decimal, pero consideró que era una pérdida de tiempo y escribió: «Me avergüenza decirles hasta qué cifra llevé estos cómputos, pues en aquella época no tenía otra ocupación». La llegada de los ordenadores modernos hizo que se pudiera calcular pi con un número creciente de decimales. En 1989 se sobrepasaron los mil millones, y en el momento de escribir esto el récord estaba en 2,5 billones (2 576 980 370 000), que se consiguió a lo largo de un período de 73 horas y 36 minutos en agosto de 2009 en un súperordenador de la Universidad de Tsukuba, en Japón. Este superordenador, el T2K-Tsukuba, puede alcanzar velocidades de 95,4 billones de operaciones en punto flotante por segundo, y entre los 2,5 billones de dígitos hubo algunas secuencias sorprendentes, entre ellas 0123456789,9876543210,8888888888888 e incluso una repetición de los primeros 13 dígitos de pi: 3 141 592 653 589. Véase también 1844,1888,2005.

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