Quiero dar las gracias a todos los niños y niñas, adolescentes, padres y madres, educadores y alumnos que, con sus charlas amigables, su apoyo y sus sugerencias, me permitieron profundizar en temas que siguen siendo fundamentales para nuestra existencia y nuestro futuro.
Gracias a todo el equipo de ediciones Hatier y muy especialmente a Caroline Terral por su eficacia y su sagacidad.
La educación alternativa
Antes que nada, definiremos las diferentes corrientes de las pedagogías alternativas por medio de aquello que las asemeja. La complejidad de un análisis de estas características radica en el hecho de que las pedagogías alternativas son una nebulosa compuesta por múltiples corrientes. Este conjunto dispar, desigual en número, con historias diferentes y finalidades divergentes, presenta un caleidoscopio de la diversidad de las pedagogías alternativas. El término «alternativa» es unificador e ilustra esta voluntad de encarnar una manera diferente de pensar la educación y de crear nuevas relaciones entre padres e hijos. Por lo tanto, nos proponemos analizar, en primer lugar, los principios unificadores y las apuestas de esta educación alternativa y, a continuación, en capítulos sucesivos, pormenorizar los rasgos específicos de cada corriente de pensamiento. El surgimiento actual de pedagogías alternativas plantea la cuestión de la encarnación misma de una alternativa. ¿Cómo se compone esta galaxia de pedagogías alternativas? ¿Cómo definimos lo que une y lo que distingue a cada una de las corrientes de pensamiento que forman parte de esta nebulosa? Estas cuestiones merecen toda nuestra atención, ya que las pedagogías alternativas no son un bloque compacto, sino más bien una multitud de pedagogías con sus características específicas y sus diferencias históricas, ideológicas y prácticas.
1. Una cuestión de la sociedad actual
En Europa, la creación de escuelas alternativas ha ido en aumento desde comienzos del siglo XXI . Sin embargo, debemos relativizar este impulso, ya que numéricamente los niños inscritos en organizaciones llamadas alternativas, en Francia, apenas alcanza la cantidad de unos sesenta mil. Pese a todo, el crecimiento es real, con un incremento exponencial de más del 30 % en los tres últimos años.
Una nueva reflexión sobre el sistema educativo francés
La comprensión de las pedagogías alternativas es el vórtice de las reflexiones sobre la escuela, la educación y el futuro de nuestra sociedad. Esta expansión se produce en un contexto particular, en el que la mirada hacia la institución escolar pública se vuelve cada vez más crítica. Y son cada vez más numerosos los protagonistas de la educación, en todos los niveles, que exteriorizan su impresión de que la enseñanza «tradicional» o clásica se encuentra desfasada con respecto a la evolución de la sociedad y el ritmo del niño. Evaluaciones internacionales como el informe PISA (Programme for International Student Assessment, o Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes) destacan el éxito de modelos diferentes tipo finlandés que privilegian otras maneras de concebir la educación. Todos estos factores, de distinta naturaleza, convergen hacia una nueva reflexión acerca de la educación en su globalidad. El estudio de las pedagogías alternativas no es solo un estudio de prácticas y técnicas, sino que es también un estudio de carácter muy político, en el sentido noble del término, sobre los fines educativos. La pregunta «¿qué educación queremos?» va ligada siempre a la pregunta «¿qué tipo de sociedad queremos?». La elección de otra educación ¿acaso no equivale también a la elección de una sociedad diferente? Estas preguntas ilustran claramente la situación actual y la importancia que tienen las pedagogías alternativas para el futuro de todo el sistema educativo y el de nuestras sociedades. Por tanto, las pedagogías alternativas no pueden ser solo una moda y un movimiento marginal, sino que son, ante todo, una tendencia fundamental de nuestra sociedad.
Nuevas aspiraciones en torno a la plena realización del individuo
Al mismo tiempo, una parte creciente de la sociedad se interesa por lo que se denomina el «desarrollo personal» y aspira a ello. El auge de este concepto complejo y plural pone de manifiesto la voluntad de prestar cada vez mayor atención a las diferentes facetas de una individualidad, de nuestra individualidad. Esta noción implica también una redefinición, a través del prisma del bienestar y la felicidad, de nuestra propia existencia, así como de la de nuestra familia y nuestros hijos. La combinación de tales consideraciones contribuye al auge mediático de una educación diferente y de las pedagogías alternativas. Se percibe en ellas la educación como el cuestionamiento de la enseñanza clásica y de la relación tradicional entre padres e hijos. La reflexión sobre las pedagogías alternativas es, por consiguiente, una cuestión fundamentalmente actual que revela otra forma de percibir nuestro futuro, el de nuestros hijos y el de nuestro planeta. La ambición de estas pedagogías alternativas es encarnar otra vía, una manera diferente de educar, de enseñar, de entender el aprendizaje, de redefinir las relaciones entre niños y adultos y, en definitiva, de pensar en nuestras sociedades. No son una moda, sino una tendencia de fondo en los sistemas educativos contemporáneos. Si no pueden dejar a nadie indiferente, es porque traslucen la evolución de nuestras sociedades y ponen en tela de juicio los sistemas educativos en su conjunto.
El hecho de que cada vez más padres quieran una escuela diferente para sus hijos, una escuela que acepte su singularidad y el desarrollo de su personalidad, es un fenómeno social de capital importancia. Por otra parte, estas pedagogías alternativas —con la notoria excepción de la corriente Freinet— prosperan al margen de la escuela pública. Este hecho plantea la cuestión de sus relaciones con la educación pública, porque no se trata de dos mundos estancos: existen influencias recíprocas, y algunas pedagogías, como la pedagogía Montessori, van incorporando poco a poco las clases tradicionales. Al afirmar la importancia —y en ocasiones incluso la primacía— de los aprendizajes informales, las pedagogías alternativas proponen así una reflexión sobre la definición misma de la educación, y no solo del entorno escolar.
2. Otra mirada sobre la educación y el niño
Las pedagogías alternativas, en su crítica a la enseñanza tradicional, tienen una larga historia.
- Podemos retroceder en el tiempo hasta los humanistas del siglo XVI . Los escritos de Rabelais esbozan su concepción de una educación viva y abierta a la ciencia. Montaigne, al advertir que «un niño no es un vaso que hay que llenar, sino un fuego que es preciso encender», formula una práctica respetuosa con el niño.
- Las ideas de libertad, bondad infantil, confianza y vínculo con la naturaleza, desarrolladas en el siglo XVIII por Jean-Jacques Rousseau en su Emilio o De la educación, ¿no constituyen acaso otras tantas raíces de las pedagogías alternativas?
- A comienzos del siglo XX , los movimientos de nueva educación de los pedagogos Célestin Freinet, Maria Montessori, Rudolf Steiner, Ovide Decroly o Janusz Korczak reivindicaron una «revolución copernicana»: una reorganización escolar con métodos de enseñanza, una revolución educativa dentro y fuera de la escuela, a través de otra visión del niño y de relaciones educativas diferentes entre adultos y niños.
En pocas palabras, las pedagogías alternativas del siglo XXI , tanto dentro como fuera de la escuela, y su proyecto de renovación de arriba abajo de la empresa educativa escolar tradicional transmisiva son un hecho histórico de larga data.