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Mario Ruiz - Las batallas de Islam

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Mario Ruiz Las batallas de Islam
  • Libro:
    Las batallas de Islam
  • Autor:
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  • Año:
    2015
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Las batallas de Islam: resumen, descripción y anotación

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Las Batallas del ISLAM

Mario Ruíz

Todos los derechos reservados.

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Portada: Omar Gaytán

© Biblioteca Mario Ruiz 2015

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Debería emocionarnos no saber lo que nuestra vida nos depara. Mi nombre es Diego, soy originario del Distrito Federal. Hoy al igual que todos los días, ha sonado el despertador, justo a las seis en punto de la mañana. Me he levantado a encender el televisor y ha escuchar las noticias mientras tiendo la cama.

—Bienvenidos al noticiario matutino "Sucesos", —Anunció el conductor de TV—. Demos un recorrido por lo más actual en noticias por el mundo: ayer por la noche se galardonó la entrega anual del Premio Nobel de la paz… La ganadora de este año fue la activista pakistaní Nazia Lahure…

Sólo las escucho, no las veo, ya que sólo cuento con una hora antes de salir a trabajar.

Nadie en todo el internet había escuchado alguna vez lo que me sucedió aquella noche. La desesperación con la que toqué aquella puerta en mi sueño, motivado tanto por el miedo, como por el placer que me causaba no saber, que me iba a encontrar, hiso que se me olvidará detenerme por un momento a pensar y preguntarme sobre lo que podría salir por aquella puerta. La mayoría de las veces aunque no estés consciente de que lo que estás viendo es un sueño, el miedo está presente y puede llegar a detenerte, pero esta no fue la ocasión, fue todo lo contrario.

En el Internet, una vez que coloqué el caso recibí comentarios los cuales decían que un pellizco era clásico en las películas para despertar de una pesadilla, en la vida real, de cierta forma era así, nadie podía sentir un pellizco mientras se encontraba en sus sueños, eso en ese momento me alarmó. Lo que me sucedió no encajaba con la realidad que anunciaban aquéllos comentarios. Miré el reloj que marcaba las ocho en punto A.M. El miedo estaba pasando, por lo que enlisté mis cosas y salí rumbo al trabajo tratando de no pensar más en esto.

Lo que pasó en el sueño fue lo siguiente: En el momento que aquélla puerta se abrió, pude distinguir entre la penumbra, la silueta de una mujer mayor, una señora. La cual conforme se fue acercando, distinguí con más claridad. Llevaba en su mano derecha un machete de gran tamaño. Mi cuerpo se congeló, ya no pude mover mis pies para retroceder y huir de ahí. Comenzó a agredirme, macheteando mi pierna derecha una y otra vez; pensarás que cosas como esa son normales en las pesadillas pero esta no era normal. El era real.

—¡Muérete maldito, tú me las vas a pagar! —Aquella señora gritaba como loca.

—¡Pare señora, se lo pido por favor!—. No sabía de qué hablaba aquélla mujer y el dolor para ese momento ya era insoportable. La piel de mi pierna estaba abierta, sentí un horrible punzar en mi hueso, traté de no mirar, porque sabia que había una carnicería en mi extremidad.

Cuando aquélla mujer alzó el brazo con intenciones de dar su estocada final, estiré mi mano y le detuve el ataque, la hoja del machete fue apretada fuertemente por la palma de mi mano, con intención de detenerla. Sentí un dolor inmenso, la hoja del machete estaba cortando la palma de mi mano, ardió como si fuego tocara mi piel, en ese momento abrí los ojos, y pude darme cuenta que todo se trataba de un sueño, a excepción de algo. Me percaté que estaba boca arriba y que tenía mis manos sobre el pecho, mi mano derecha sostenía mi mano izquierda, la cual apretaba con miedo, debido a que aún podía sentir el dolor de la cortada que aquélla mujer me provocó durante el sueño.

Ese día durante el traslado a mi trabajo estuve reflexionando sobre lo ocurrido, nadie en el Internet sabía nada al respecto, nadie había sufrido dolor en sus sueños, y además a nadie le había continuado aún momentos después de despertar, no sabia que pensar por lo que no me quedo más que restarle importancia y olvidarlo.

Desde hace tiempo atrás soy consciente de que estoy atrapado en la rutina, siempre es la misma situación; levantarse, comer, arreglarse, trasladarse al trabajo, trabajar, encaminarse a la casa, comer, ver televisión y dormir. Así todos los días sucesivamente una y otra vez. Los días de descanso los utilizo para hacer toda la limpieza en mi cuarto, lavar ropa y acabar con el trabajo pendiente que suelo llevarme a casa conmigo.

Mis compañeros de trabajo suelen decir "Ya mañana pagan" con una gran alegría pero por dentro yo pienso que lo que en verdad deberían de decir es "Mañana pago mis deudas" porque eso es lo que en verdad sucede.

Últimamente he tenido sueños muy raros, he despertado con extrañas sensaciones. Despierto con miedo y no sé la causa, intento acordarme de lo que estaba soñando, pero es en vano, son de esos sueños que se quedan muy breves en la mente y se olvidan en instantes.

Al día siguiente desperté con un sentimiento de suma tristeza, no sé porque, volteó a ver el reloj, siete con dos minutos de la mañana. Me levanto y me dirijo hacia el baño, para refrescarme y despertar, esperando de esta manera alejar esta extraña sensación de mi cabeza.

En medio del sonido de la llave del lavabo y el del televisor, alcancé a distinguir un sollozo en mi oído izquierdo, en el instante que secaba mi rostro con la toalla. Un frío recorrió desde mi espalda hasta la punta de mis pies. Se acalambraron mis manos y en mi oído escuché una voz femenina diciendo "A salam aleikum ".

Mi respiración se detuvo por un momento, abrí los ojos sin quitar la toalla de mi rostro… Vivo sólo, por ello me quedé petrificado. Sabía perfectamente que estaba solo en la habitación. Volteé lentamente la mirada a mi lado izquierdo de dónde provino esa misteriosa voz, pero no había nadie, sólo estaba el retrete y la regadera como siempre.

Salí aterrorizado del baño, esos días habían amanecido cada uno de una manera tan diferente que no sabía que pensar. Me enlisté después de una ducha sin complicaciones. Estaba en la cocina tomando café y pensando sobre el significado de lo que estaba sucediendo, no era normal, nunca un fantasma me había asustado y mucho menos se había tratado de comunicar conmigo, ahora por otro lado, una parte de mí se alarmó, de cierta forma como cuando te avisan que alguno de tus familiares se encuentra en peligro o como cuando tienes nervios por algo que va a ocurrir.

Mi rostro, refleja varios días de desvelo, me siento un poco cansado pero mi cuerpo se encuentra genial; mis compañeros del trabajo todo el día se la pasan diciéndome "Ya duerme". No sé que esté sucediendo, Por qué suelo acostarme a las once en punto de la noche y despertar a las siete de la mañana, nunca he tenido problemas de insomnio, siempre he dormido mis ocho horas reglamentarias.

Estoy frente a una mujer, en una mesa redonda y dos cafés. En la mesa cabrían como mínimo seis personas pero no, sólo estamos ella y yo. Uno alado del otro, nuestras sillas están a unos escasos veinte centímetros de separación. Nuestros cuerpos apuntan el uno hacia el otro; no la he mirado fijamente a los ojos, creo que cohíbe mi mirar. La volteó a ver, no sé porque justo en los labios, entre rojos y marrones. Su piel es morena… café claro, sus ojos rasgados, sólo un poco sin exagerar. No tiene rasgos asiáticos para nada, su rostro es fino y alargado; lo suficiente para verse bien. —Al parecer estoy soñando—, tiene el cabello hacia los lados, caireles mal logrados. Su sonrisa es tan bella que puedo decir que sus dientes son perfectos. No la puedo dejar de ver, ella muerde su labio inferior de una manera tan sexy…

Estoy soñando, estoy completamente seguro. Me derrito por ella, entró en trance, como cuando vez a una mujer que te atrae mucho; no puedo creer las ganas, el deseo que tengo de besarla. Puedo deducir en sus manos que tiene alrededor de treinta y tantos años de edad, pero eso no es motivo suficiente para contener mis deseos, noto que tiene una cicatriz en su mano derecha, desde la muñeca hasta el nodillo de su dedo índice, por la parte exterior de su mano, le preguntó qué fue lo que le sucedió y responde que un día se cortó, sin dar más explicaciones, sonríe, me acerqué para intentar besarla pero en ese momento, abrí los ojos y vi mi habitación. De nueva cuenta escuché un susurro en mi oído izquierdo con la voz de aquella hermosa mujer diciéndome " Sukriya ", gire rápidamente mi cabeza en la almohada hacia ese lado, pero no había nadie.

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