Al lector : el autor ha tachado algunas partes del texto de este libro en cumplimiento de la Normativa de Preedición y Seguridad del Departamento de Defensa.
Nota del autor
En los últimos cuarenta años he tenido mucho que agradecer, incluidos el apoyo de unos padres maravillosos y el regalo de unas hijas muy especiales. Pero fue en el seno del Equipo de los SEAL XX donde aprendí qué es una profunda amistad. En los escuadrones XXXXXXX descubrí un nivel de confianza que, en mi opinión, supera con creces el que pueda existir en la vida civil. Cuando, en mitad de una noche oscura como la boca del lobo, en la otra punta del mundo, te preparas para irrumpir en un edificio repleto de terroristas armados con AK-47, tienes a tus hermanos SEAL y a nadie más.
Durante mucho tiempo dudé en escribir acerca de mis cuatrocientas misiones como SEAL. No quería que el libro tratara solo sobre mí. Si a eso se reducía la historia, no pensaba escribirla. ¿Podría evocar la increíble persistencia de mis hermanos SEAL? ¿Sería capaz de narrar lo que significa formar parte de un equipo que funciona como un único organismo, entrenado por medio de miles de repeticiones para actuar como uno solo; explicar que, cuando triunfaba uno de nosotros, lo hacíamos todos?
Esas eran las preguntas que me quitaban el sueño.
Cuando los SEAL se juegan la vida por su país, a veces lo hacen en la oscuridad y a veces bajo el foco de los medios de comunicación. Cuando ocurre esto último, los medios suelen malinterpretarlo. No es un SEAL quien devuelve a un rehén a sus seres queridos. No es un SEAL quien libera a un pueblo de sus torturadores. No es un SEAL quien rescata a un hombre detrás de las líneas enemigas. No es un SEAL quien mata al malo al que todos buscaban.
Cuando se dispara el arma, es como si la disparáramos todos. Finalmente decidí escribir este libro para transmitir esa verdad a los lectores.
Algunos creen que las actividades de los SEAL deberían permanecer en la sombra. Pero, en parte, lo que me animó a seguir adelante con el curso BUD/S cuando era un joven ingenuo fueron los libros que había leído sobre esta increíble organización militar. Mi humilde esperanza es que muchos hombres jóvenes —y mujeres (¡al final ocurrirá!)— terminen El operador con una mayor determinación de hacer todas esas cosas tan difíciles que les valdrán su tridente de los SEAL. También espero que el resto de los lectores de este libro honren el servicio que prestan los SEAL en todo el mundo, unos hombres que incluso ahora están arriesgándolo todo para que nuestro país sea un lugar seguro.
Al contar la historia, eché mano de mis recuerdos para reconstruir el coraje, la frustración y, sí, el humor escandalosamente soez que conocí en el transcurso de centenares de misiones. He hecho todo lo posible por exponer diálogos y hechos con una exactitud absoluta, pero, por supuesto, cualquier error es enteramente mío. Por cuestiones de seguridad y privacidad, los siguientes nombres de este libro son pseudónimos: Kris, Nicole, Cole Sterling, Jonny Savio, Tracy Longmire, Matthew Parris, Mack, Eric Roth, Cruz, Leo, Ralph, Decker, Adam, Harp y Karen.
Cronología
10 DE ABRIL DE 1976 | Robert «Rob» O’Neill nace en Butte, Montana |
OTOÑO DE 1988 | Rob mata su primer ciervo en una partida de caza con su padre |
VERANO DE 1995 | Rob se alista en la Armada estadounidense |
DICIEMBRE DE 1996 | Rob se licencia en el BUD/S, el curso militar más difícil del mundo |
VERANO DE 1998 | Primer despliegue de Rob con el Equipo Dos de los SEAL |
MARZO DE 2004 | Rob se incorpora al XXXXXXXXXXXXXX de los SEAL |
JUNIO DE 2005 | Rob se une a la búsqueda de Marcus Luttrell, el «Único superviviente» |
ENERO DE 2006 | Rob mata a su primer objetivo en combate en Irak |
VERANO DE 2008 | Rob recibe su primera Estrella de Plata por sus acciones en Afganistán |
ABRIL DE 2009 | Rob forma parte del equipo que rescata al capitán Richard Phillips de unos piratas somalíes |
MAYO DE 2011 | Rob mata a Osama bin Laden, el terrorista más buscado del mundo |
AGOSTO DE 2012 | Rob se licencia con honores en la Armada de EE. UU. tras haber participado en más de cuatrocientas misiones de combate por las que recibió más de cincuenta y dos condecoraciones. |
Capítulo 1
Le debo mi carrera como SEAL de la Armada a una chica. No soy el primero, y dudo que sea el último.
Era más joven que yo, una morena con cara de supermodelo, fantásticos movimientos de baile y un rápido sentido del humor que me conquistó. La primera vez que intenté besarla, cerré los ojos demasiado pronto y le oí decir: