Algunos nombres, lugares, fechas y tácticas han sido modificados u omitidos para proteger a los operadores y sus misiones.
Dada la gran cantidad de referencias del autor a diversos tipos de medidas —especialmente de longitud—, y con el fin de buscar un compromiso entre la precisión y la legibilidad, el traductor ha optado por hacer una conversión aproximada de dichas medidas. Así, por ejemplo, se da la distancia de 450 metros cuando el autor hace referencia a 500 yardas. La cifra exacta es 457 metros. Entiendo que mantener la distancia exacta provoca que el lector tenga más dificultades para hacerse una idea de lo que el autor quiere transmitir.
Por otra parte, se ha traducido la mayor cantidad de términos posibles, huyendo de la socorrida fórmula de dejar los nombres de instituciones y similares en inglés. Sin embargo se han mantenido los acrónimos del original, de modo que el lector no encontrará correspondencia entre ambos.
Prólogo
El Team Six de los SEAL son los caballeros Jedi de los equipos de la Marina de Estados Unidos de mar, aire y tierra. Se ha dicho que han trabajado con la CIA y con otros para matar a Osama Bin Laden. Yo, que he sido condecorado con la medalla Silver Star cuando operaba como tirador del Team Six de los SEAL, conozco de primera mano cómo lucha contra el terrorismo el Team Six.
Antes de convertirme en miembro de esta unidad de élite, tuve que superar algunos de los procesos de formación más duros del mundo, empezando por el entrenamiento básico en demolición submarina de los SEAL. Después de servir en combate con el Team Two de los SEAL, me presenté voluntario y fui seleccionado para el Green Team, el ala de entrenamiento del legendario Team Six de los SEAL. Las enseñanzas del Green Team iban desde la práctica de combate terrestre hasta el combate sin armas. No aprendíamos a abrir las cerraduras de las puertas, sino a hacer que saltaran las bisagras.
Todo el entrenamiento de los SEAL implica un trabajo repetitivo continuo, y el periodo preparatorio para la misión que tuvo como resultado la muerte de Bin Laden no fue una excepción. Cuando estaba en el Team Six disparábamos cientos de cartuchos al día. Se ha dicho que en un año gastamos más dinero, simplemente en munición para la pistola de 9mm, que todo el cuerpo de Marines en toda su munición. Pero no disparamos por gusto. Al hacerlo repetidamente, en diversas situaciones, los operadores pueden actuar con memoria muscular, lo cual es especialmente útil cuando hay una sobrecarga sensorial en el caos de la batalla.
Los SEAL también aprenden la importancia de la recopilación de información. Este proceso puede ser extremadamente tedioso y consumir mucho tiempo, y estar, además, lleno de obstáculos políticos y otras dificultades. Los analistas tratan de reunir inteligencia humana y técnica. Aunque los chismes y trastos tecnológicos son útiles en la recopilación de información, valdrían poco si no hubiera seres humanos valientes que se infiltran en territorio enemigo y hacen las preguntas adecuadas —seres humanos que pueden ver y oír lo que la tecnología no puede, que pueden encontrar un significado al contexto del entorno—, un trabajo en el que los agentes de la CIA son especialmente hábiles. Meses después de que Bin Laden planeara y organizara los ataques del 11 de septiembre, el comandante de la Delta Force Dalton Fury, utilizando información de la CIA y de otros servicios, le acorraló en Tora Bora, el conjunto de cuevas en las Montañas Blancas del este de Afganistán; sin embargo, la falta de apoyo del Mando Central de los Estados Unidos dejó abierta la puerta de atrás para que Bin Laden se escapara a Pakistán.
Pero, dos años más tarde, el tercero en la jerarquía de Al Qaeda, Jalid Sheij Mohammed, fue capturado y, después de que la CIA le interrogara, se dieron cuenta de que aunque los principales comandantes de Bin Laden no sabían dónde se encontraba, su correo sí tenían que saberlo, para poder entregarle los mensajes. Encuentra al correo y encontrarás a Bin Laden. Se creía que el líder de Al Qaeda se había estado ocultando en cuevas cerca de la frontera entre Afganistán y Pakistán, pero la CIA siguió a su correo hasta un lugar cercano a la Academia Militar de Pakistán en el pueblo de Bilal, en Abbottabad. Allí se ubicaba un cuartel general de 250.000 dólares protegido por muros rematados con alambre de espino. La casa tenía dos puertas de seguridad. No tenía teléfono ni conexión a internet. Sus habitantes quemaban la basura, en lugar de depositarla en los cubos, como hacían sus vecinos. Algunos de la zona pensaban que los misteriosos ocupantes de la casa eran traficantes de drogas.
A principios de abril de 2011, en el Campo Alpha, un área restringida de la base aérea de Bagram, en Afganistán, el JSOC (Mando de Operaciones Conjuntas Especiales) había construido una réplica del probable cuartel general de Bin Laden para el Team Six de los SEAL, con el fin de que lo utilizaran para realizar un ensayo general.
El vicealmirante William H. McRaven, comandante del JSOC, que supervisa las unidades de misiones especiales, como el Team Six y la Delta, escribió en su libro Spec Ops que para que una misión tenga éxito tiene que ser sencilla, limitándose el número de sus objetivos, reuniendo buena información y realizándola de una manera innovadora. Aunque esta era una operación de alto riesgo, los objetivos eran pocos y sencillos: capturar o matar a Bin Laden y reunir información. El elemento de innovación se volvería evidente más tarde, en el aire.
Por muy meticulosa que haya sido la planificación, los últimos días que llevan a la captura o asesinato de un terrorista pueden ser frustrantes. Te preparas y corres a los helicópteros simplemente para escuchar «Retirada». El objetivo no está en casa. La información no puede ser verificada. La fuente no es fiable. Una y otra vez.
Pero el viernes 29 de abril de 2011 el presidente Obama tomó la decisión de poner en marcha la Operación Lanza para capturar o matar a Bin Laden. Para que una operación especial tenga éxito la seguridad es fundamental, por eso no se contactó con funcionarios extranjeros, como tampoco fue informado nadie fuera de un pequeño círculo del gobierno estadounidense.
Para el Team Six de los SEAL había llegado el momento del «comienza el juego». Había muy poca luz lunar en el cielo oscuro. Portaban gafas de visión nocturna, y cada SEAL llevaba un fusil M4 con cientos de cartuchos de munición y una pistola SIG-Sauer 9mm en la cintura como apoyo. Veinticuatro SEAL con cuatro helicópteros podrían ser suficientes para desmantelar el escondite de Bin Laden: dos francotiradores en uno, dos más en el segundo, diez asaltantes en el tercero, y diez más en el cuarto. Se ha dicho que en la misión para capturar a Bin Laden, el 160.º Regimiento de Aviación de Operaciones Especiales utilizó helicópteros secretos furtivos. Los paracaidistas rescatadores de la Fuerza Aérea tendrían sus propios «helos» de apoyo, por si acaso. Los «helos» despegaron de Jalalabad, en el este de Afganistán, utilizando tecnología de última generación para sortear los radares paquistaníes. Otro aparato tecnológico cortaría los teléfonos móviles y la electricidad de la zona del objetivo.
Sé lo que es ser el hombre de la cuerda en este tipo de misiones. Te sientas dentro de la puerta del «helo», en medio de un rollo de cuerda. Cuando el «helo» despega, sujetas fuerte la cuerda con la mano izquierda para que el viento no haga que esta se deslice por la puerta. Los «helos» vuelan bajo, de modo que son más difíciles de detectar.
«Quince minutos.» La voz del tripulante del «helo» en los auriculares transmite información del piloto.