• Quejarse

John Lydon - La ira es energía

Aquí puedes leer online John Lydon - La ira es energía texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Año: 2015, Editor: Malpaso, Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

John Lydon La ira es energía
  • Libro:
    La ira es energía
  • Autor:
  • Editor:
    Malpaso
  • Genre:
  • Año:
    2015
  • Índice:
    5 / 5
  • Favoritos:
    Añadir a favoritos
  • Tu marca:
    • 100
    • 1
    • 2
    • 3
    • 4
    • 5

La ira es energía: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "La ira es energía" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Sin censura, sin pelos en la lengua y a calzó quitado: así habla John Lydon y esta es la característica que mejor define a La ira es energía. A diferencia de lo que ocurrió con su autobiografía, aquí Lydon reflexiona sobre lo que hizo, sobre las consecuencias que tuvo y, lo que es mejor, sobre la época que le tocó vivir. Este punto de vista, más maduro y articulado, no ha perdido ni un ápice de frescura y descaro. Lydon no tiene reparos en decir lo que piensa sobre personajes como Vivienne Westwood o Malcolm McLaren, sobre Sid Vicious –un gran amigo perdido− o sobre temas como el punk, la música, la enseñanza, la creatividad o la moda. Lydon es energía en estado puro y reivindica la ira como motor para construir y seguir adelante.

John Lydon: otros libros del autor


¿Quién escribió La ira es energía? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

La ira es energía — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" La ira es energía " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

La ira es energía John Lydon Traducción de Emilia García-Romeu y Jaime Blasco - photo 1

La ira es energía

John Lydon

Traducción de Emilia García-Romeu y Jaime Blasco

BARCELONA MÉXICO BUENOS AIRES Nota editorial El lector advertirá que la - photo 2
BARCELONA MÉXICO BUENOS AIRES
Nota editorial

El lector advertirá que la prosa de John Lydon no siempre se ajusta a las convenciones gramaticales. También hallará palabras no registradas en los diccionarios o empleadas de forma poco ortodoxa. No son erratas o errores, sino elementos sustanciales de la singular jerga que utiliza el autor y que, por ello, esta editorial ha respetado casi sin excepción. Como diría el señor Lydon: «No perdamos el tiempo con chorradas».

Los Lydon: no puedo agradecer a mi familia que me diera una carrera (eso me lo hice yo solito), pero sí que permaneciera a mi lado. Muchas gracias.

Nora: el amor de mi vida, mi mejor amiga. Nuestros desencuentros son bellos y nuestros reencuentros bellísimos. Ojalá sepa devolverte todo el cariño y el apoyo que me has dado. Gracias.

Este libro está dedicado a la integridad.

Introducción Que la carretera se alce contigo La ira es energía Es la puta - photo 3

Introducción Que la carretera se alce contigo

La ira es energía. Es la puta verdad. En la vida se me ha ocurrido otra frase tan potente. Cuando estaba escribiendo «Rise», una canción para Public Image Ltd, no fui consciente del impacto emocional que tendría sobre mí y sobre la gente que después la escucharía.

La escribí distraído, casi sin pensar, justo cuando me disponía a cantar la canción entera por primera vez, en mi nueva casa de Los Ángeles. Es una idea llena de dureza y espontaneidad.

«Rise» hacía referencia al contexto de Sudáfrica bajo el apartheid. Por entonces, la CNN transmitía noticias horrorosas sobre el país; versos de la canción como «They put a hotwire to my head, because of the things I did and said» [me pusieron un cable eléctrico en la cabeza por las cosas que yo había hecho y dicho] describen las técnicas de tortura del régimen. Era insoportable.

Veías los reportajes de la televisión y los periódicos y sentías que no había posibilidad de cambio. Así que en el contexto de «Rise», «La ira es energía» era una declaración de intenciones para que la gente deje de ver la ira como algo negativo y empiece a usarla de forma creativa. La combiné con otro verso que también se repite: «May the road rise with you» [que la carretera se alce contigo].

Cuando era pequeño, había una frase que solía decir: «May the road rise, and your enemies always be behind you!» [que la carretera se alce y tus enemigos vayan siempre a la zaga].

Una expresion que sugiere que siempre hay motivo para albergar esperanzas y evitar recurrir a la violencia. La ira no equivale exactamente a violencia. La mayor parte de las veces, la violencia no soluciona nada. En Sudáfrica, al final, encontraron una solución relativamente pacífica a través de la ira, una energía que consideramos tan negativa, pero que si se utiliza positivamente puede lograr que las cosas mejoren.

Cuando grabamos la canción en el estudio, el productor y yo no parábamos de discutir, lo cual, por otra parte, es de lo más normal. Discutir es bueno, es una forma de encontrar soluciones. Cuando lanzamos «Rise», a principios de 1986, se convirtió en el himno de una época, justo cuando la prensa decía que yo estaba acabado, que no había hueco alguno para mí. ¡Claro que había hueco para mí! Y allí es adonde fui. La ira es energía. Es imparable.

Ahora, cuando canto en los conciertos, me emociono muchísimo porque me siento muy conectado con el público. Tengo unas reacciones un tanto melodramáticas, siento que el público es pura empatía con las letras, con el sentido de la canción, con lo que quiero decir. Lo entienden perfectamente y podemos compartirlo juntos. Me quedo sin respiración. A veces oír a toda esa gente coreando me impresiona tanto que me olvido de cantar y dejo que ellos lo hagan por mí. Creo que eso es lograr el éxito total: que toda la gente en la sala llegue a comprender una experiencia tan enriquecedora.

La ira está en la raíz de mis canciones. A veces me da la sensación de que cuando compongo apenas tengo control sobre mí mismo. Si existen los ángeles de la guarda, el mío es un tío de cuidado. En mis canciones y en mi vida en general, hay mucha reflexión y también muchas experiencias. Cuando me pongo en on, las palabras simplemente fluyen. Porque cuando estoy on, estoy ON.


Sea lo que sea lo que tengo en mi interior, me ayuda a continuar y a ser yo mismo, a no rendirme, a tener mi propia forma de entender las cosas que, de hecho, no es muy distinta a la del resto de los mortales. Mucha gente la comparte, pero yo soy el único que se levanta y habla.


Vengo de la basura. Nací y crecí en un barrio muy pobre del norte de Londres, un lugar parecido a como te imaginas Rusia hoy en día. No sólo era una sociedad extremadamente controlada sino que la sensación de estar vigilado era también enorme. La gente que nacía en este sistema de mierda, shitstem, como lo llaman los jamaicanos, estaba convencida de que había personas que tenían derecho de mandarte. A la familia real le dije: «Podéis pedir lealtad, pero no exigirla. No estoy para servir a nadie».

No creo que muchos británicos estuvieran de acuerdo conmigo, quizás sí lo hiciera hace siglos, pero esa forma de pensar, más libre, quedó anulada por la mentalidad victoriana. De hecho, el Reino Unido posee una estimulante tradición de desórdenes civiles que, cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, fue barrida de la vida y de los libros de historia. No obstante, los aficionados a la lectura, como yo, fuimos capaces de encontrarla.

Aprendí a leer y escribir a los cuatro o cinco años. Mi madre me enseñó. Pero luego, a los siete, cuando contraje la meningitis, me olvidé de todo, perdí la memoria por completo hasta el punto de olvidar quiénes eran mis padres. Me costó mucho recuperarla. Después del colegio me iba a la biblioteca y me quedaba leyendo hasta que cerraba. Mis padres eran geniales. Me dejaban volver a casa solo, confiaban en que encontraría el camino, aunque a veces la verdad es que había olvidado (¡literalmente!) hasta dónde vivía.

Después de la meningitis, me maravilló volver a leer (historia, geología o cualquier cosa sobre fauna salvaje; luego «subí de nivel» y leí a Dostoievski). Más o menos a los once años pensaba que Crimen y castigo era un libro profundamente revelador. También muy triste, pero regodearse en las miserias y penalidades de otro a veces resulta gratificante e incluso provechoso. Es decir, por contraste te das cuenta que en desgracias y mala suerte te ganan por goleada. Los libros fueron muy importantes para mí, una especie de salvavidas.

Aquí, en Estados Unidos, hace poco surgió un debate sobre por qué cada expresidente se dedica a fundar una biblioteca, cuando es notorio que ningún político ha abierto un libro en su vida. De hecho, eso podría explicar la política estadounidense. Leer me salvó, fue una forma de regresar de la enfermedad. En la lectura me hallé a mí mismo; gracias a ella volví a acordarme de las cosas que para mí tenían sentido, me di cuenta de que era la misma persona de antes de olvidarlo todo. Pero ahora se me daba mucho mejor, era capaz de verme a mí mismo desde fuera, de salir de mí mismo y decirme: «Pero, ¿qué estás haciendo? Intenta hacerlo bien en vez de actuar impulsivamente y sin pensar». Quizás estaba metiéndome demasiada caña, sólo tenía siete años, pero es que soy tremendamente exigente conmigo mismo (y me temo que eso no va a cambiar). Nadie puede escribir algo negativo sobre mí sin que yo lo haya pensado antes; la mitad de las veces, cuando la gente se mete conmigo a saco, me siento aliviado porque creo que no se han pasado todo lo que podrían. Como verás en las páginas que siguen, soy un verdadero tirano conmigo mismo. Este libro responde al autoanálisis que he practicado toda la vida y que sigue en curso.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «La ira es energía»

Mira libros similares a La ira es energía. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «La ira es energía»

Discusión, reseñas del libro La ira es energía y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.