• Quejarse

Emil Ludwig - Lincoln

Aquí puedes leer online Emil Ludwig - Lincoln texto completo del libro (historia completa) en español de forma gratuita. Descargue pdf y epub, obtenga significado, portada y reseñas sobre este libro electrónico. Género: Niños. Descripción de la obra, (prefacio), así como las revisiones están disponibles. La mejor biblioteca de literatura LitFox.es creado para los amantes de la buena lectura y ofrece una amplia selección de géneros:

Novela romántica Ciencia ficción Aventura Detective Ciencia Historia Hogar y familia Prosa Arte Política Ordenador No ficción Religión Negocios Niños

Elija una categoría favorita y encuentre realmente lee libros que valgan la pena. Disfrute de la inmersión en el mundo de la imaginación, sienta las emociones de los personajes o aprenda algo nuevo para usted, haga un descubrimiento fascinante.

Emil Ludwig Lincoln

Lincoln: resumen, descripción y anotación

Ofrecemos leer una anotación, descripción, resumen o prefacio (depende de lo que el autor del libro "Lincoln" escribió él mismo). Si no ha encontrado la información necesaria sobre el libro — escribe en los comentarios, intentaremos encontrarlo.

Esta biografía muestra los más variados aspectos sobre la existencia de Abraham Lincoln. La intensidad de la vida del presidente, así como los accidentes políticos y sociales y la tragicomedia que rodeó su vida sentimental, son descritos magníficamente por Emil Ludwig. El carácter integro y el sentido humorístico del protagonista fueron base para su fuerte personalidad, adquirida a través de las circunstancias que vivió. La ejemplaridad ciudadana y política rodea la vida del llamado Padre de la Nación. Consiguió su más ferviente anhelo al lograr abolir la esclavitud de los negros en los Estados Unidos.

Emil Ludwig: otros libros del autor


¿Quién escribió Lincoln? Averigüe el apellido, el nombre del autor del libro y una lista de todas las obras del autor por series.

Lincoln — leer online gratis el libro completo

A continuación se muestra el texto del libro, dividido por páginas. Sistema guardar el lugar de la última página leída, le permite leer cómodamente el libro" Lincoln " online de forma gratuita, sin tener que buscar de nuevo cada vez donde lo dejaste. Poner un marcador, y puede ir a la página donde terminó de leer en cualquier momento.

Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer
Esta biografía muestra los más variados aspectos sobre la existencia de Abraham - photo 1

Esta biografía muestra los más variados aspectos sobre la existencia de Abraham Lincoln. La intensidad de la vida del presidente, así como los accidentes políticos y sociales y la tragicomedia que rodeó su vida sentimental, son descritos magníficamente por Emil Ludwig.

El carácter integro y el sentido humorístico del protagonista fueron base para su fuerte personalidad, adquirida a través de las circunstancias que vivió.

La ejemplaridad ciudadana y política rodea la vida del llamado Padre de la Nación. Consiguió su más ferviente anhelo al lograr abolir la esclavitud de los negros en los Estados Unidos.

Emil Ludwig Lincoln ePub r10 turolero 171015 Título original Lincoln Emil - photo 2

Emil Ludwig

Lincoln

ePub r1.0

turolero 17.10.15

Título original: Lincoln

Emil Ludwig, 1930

Traducción: José Fernández

Editor digital: turolero

ePub base r1.2

Capítulo 1 EL JORNALERO El huracán invernal sacude violentamente la cabaña Al - photo 3

Capítulo 1

EL JORNALERO

El huracán invernal sacude violentamente la cabaña. Al igual que barre la planicie haciendo gemir los corpulentos árboles todavía respetados por la mano del hombre y despreciando las míseras chozas de madera, así parece que ha de hacer temblar medrosamente a quienes buscaron en su interior refugio y techo protector contra los elementos. Pero los moradores de la cabaña están acostumbrados a los aullidos del viento, y apenas si los oyen ya. Lo mismo los grandes que los chicos, todos duermen, rendidos por el trabajo del día.

Sólo el más pequeño, un rapaz de cuatro años, acaba de despertarse, a causa de una piedra que el vendaval ha arrancado de la chimenea, lanzándola contra la pared. Precisamente, la piedra ha ido a parar junto al jergón de hojas en que duerme con su hermana. El niño ocupa el lado de fuera, pues Sara siente mucho frío cuando el viento penetra por entre las junturas de los troncos y, si bien le lleva algunos años, es de constitución más delicada, en tanto que el muchacho es robusto y de osamenta sólida. Si al menos Sara no tirase siempre hacia su lado de la piel del zorro cazado últimamente por el padre, todavía podría el chico abrigarse un poco; pero es el caso que, dormida y todo, la tiene tan enérgicamente agarrada, que, por más que hace, no logra arrebatársela. Bien apretados el uno contra el otro para mejor defenderse del frío, el niño ve junto a su cabeza una manecita, una oreja y un mechón de los revueltos cabellos de la hermana, y de cuando en cuando siente rebullir, allá en lo hondo, los deditos de sus pies. Menos mal que las brasas de la chimenea iluminan la cabaña con un ligero resplandor; así, siquiera, podrá entretenerse mirando en torno.

Algo reluce a través de la atmósfera enrarecida de la cabaña, muy cerca, y tan dorado y brillante como, según la madre, son todas las cosas en el cielo. Es el gran cubo de cinc que todos los días, al anochecer, llena la madre en el arroyo. A1 lado opuesto, otro objeto resplandece, colgado de la pared. Es el hacha del padre, que los niños no deben tocar, pues tal es su filo, que en un santiamén se pierde un dedo. Debajo del hacha duerme el padre, junto a la madre. También hoy ronca bastante fuerte.

Vagos, como en un ensueño, los pensamientos del niño van hacia la madre dormida, y una especie de leve tristeza se apodera de él al recordar que, cuando era más chico, dormía junto a ella, en su misma cama. La sensación del calor materno vuelve a su mente, en la primera fila de sus recuerdos: aquel tiempo era mejor que el actual; entonces tenía algo que ya no tiene. Pensando en esto, aún siente más frío; pero se guarda mucho de llamar, prohibido como está por el padre. Pero todo tiene arreglo en este mundo, con tal de saberse ayudar a sí propio. Estirando los bracitos, trata de alcanzar la falda de la madre, con la que ésta los cubriera al acostarlos, caída ahora al otro lado de Sara. Desgraciadamente, todos los esfuerzos son inútiles; no llega hasta tan lejos, y un aire cortante penetra precisamente por aquel sitio. De pronto, al resplandor de las brasas, descubre encima de él un trapo pendiente de un clavo. Incorporándose con cuidado, hasta ponerse de puntillas, consigue llegar justo hasta su borde. Inmediatamente, con mucha destreza, lo aplica entre las junturas de los troncos, y ¡al fin desaparece aquella condenada corriente! Para colmo de bienes, logra conquistar a Sara un pedazo de piel. Poco a poco, va entrando de nuevo en calor. De repente, se queda otra vez dormido.

Cuando vuelve a despertar, ya arde el fuego espléndidamente, ahuyentando la luz grisácea que asoma por entre las junturas de los troncos. Sara duerme todavía, pero la madre se halla en pie al lado del fuego, añadiendo un poco de agua caliente a la leche, pues, desgraciadamente, una de las tres vacas ha muerto hace poco, cosa que no ignora el chico que observa y escucha con atención cuanto se dice y hace a su alrededor. Seguramente, el padre se encuentra ahora en la cuadra; pero cuando se lo pregunta a la madre, no obtiene respuesta; tan ocupada se halla.

Como jugando, sin prisas, se enfunda en su pantaloncito de cuero y se pone la chaqueta y las botas, todo de cuero, sin curtir, que el padre ha cortado de una piel de búfalo y la madre cosido —lo mismo que el resto de la indumentaria familiar—, por otra parte. Enseguida, se bebe un tazón de leche humeante, que acaba de hacerle entrar en calor. ¡Ah, si pudiese jugar con el bote de hojalata que está en el suelo! Pero la hojalata no se debe tocar; con ella puede hacer el padre una criba, o bien un rallador, o cualquier otro utensilio por el estilo. Sólo se puede jugar con la madera, tiene dicho su madre; pues para eso hay toda la que quiera, lo mismo para construir que para quemar, sobre una extensión de más de mil millas, hasta donde la tierra termina.

«¿Cuándo vendrá el domingo?», pregunta el niño, acercándose al fuego. Y la madre sonríe, adivinando que piensa en el pan blanco que amasa siempre el sábado. Luego, tomando la última hogaza del estante alto, adonde no pueden llegar los niños, con un gran cuchillo corta de ella una buena rebanada. Y como le ve ahora, con su taza de estaño en la mano, acurrucarse a su lado y mojar golosamente el pan en la leche, sin poderse contener se inclina hacia su hijo y le besa. Él se está quieto, mientras tanto, con el tazón de leche en una mano y el pedazo de pan en la otra, esperando a que le suelten para seguir engullendo. Luego, la mira de soslayo y piensa para sus adentros por qué tendrá su madre la mirada tan triste; pero, temiendo disgustarla, no se atreve a hacer la pregunta.

Ya está la madre en pie al lado de la mesa, un tronco de árbol gigantesco, apenas desbastado por la parte inferior. Por encima es bastante liso; pero hay que tener cuidado, pues de lo contrario es fácil clavarse una astilla en los dedos y, entonces, sale la sangre y el padre regaña.

Entre tanto, ha acabado de vestirse la hermana, y salen los dos al cobertizo en busca de leña. Ya han aprendido a distinguir la verde de la seca, y la dura de la blanda; también saben quebrar como es debido las ramas secas, y unos cuantos viajes les bastan para reunir un buen montón. La madre, entonces, coloca la olla grande sobre las trébedes de cuatro patas y empieza a preparar la comida. Los chicos corren de un lado a otro y traen del jardincillo que hay delante de la casa algunas hierbas de invierno; la sal escasea, y el rancho sin ningún condimento no gusta a nadie, ni siquiera aquí, en el bravío Oeste. Pues estamos en el centro de Kentucky, y en una época en que la mitad del Nuevo Mundo era tan agreste como dos mil años antes el Viejo, cuando el colono tenía que abrirse paso con el hacha a través de aquellos bosques, talando y desbrozando durante meses antes de poder plantar sus maizales, mientras su fusil era el encargado de alimentarle. Por otra parte, ésta es la región más pelada, punto menos que un desierto, y la fuente que brota en la proximidad de las cabañas no tarda en desaparecer de pronto entre los peñascos.

Página siguiente
Luz

Tamaño de fuente:

Restablecer

Intervalo:

Marcador:

Hacer

Libros similares «Lincoln»

Mira libros similares a Lincoln. Hemos seleccionado literatura similar en nombre y significado con la esperanza de proporcionar lectores con más opciones para encontrar obras nuevas, interesantes y aún no leídas.


Reseñas sobre «Lincoln»

Discusión, reseñas del libro Lincoln y solo las opiniones de los lectores. Deja tus comentarios, escribe lo que piensas sobre la obra, su significado o los personajes principales. Especifica exactamente lo que te gustó y lo que no te gustó, y por qué crees que sí.