PASAPORTE
A LA AVENTURA
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Rich Aguilera
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Lecturas devocionales adolescentes
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Gral. José de San Martín 4555,
B1604CDG Florida Oeste,
Buenos Aires, Rep. Argentina
Pasaporte a la aventura
Richard Aguilera
Dirección: Ricardo Bentancur
Diseño del interior: Carlos Schefer
Diseño de tapa: Ivonne Leichner
Ilustración: Shutterstock (Banco de imágenes)
Libro de edición argentina
IMPRESO EN LA ARGENTINA - Printed in Argentina
Primera edición, iBook
MMXIX
Es propiedad. © 2018 Pacific Press Publ. Assn. © 2018 Asociación Casa Editora Sudamericana.
Queda hecho el depósito que marca la ley 11.723.
ISBN 978-987-701-882-0
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Aguilera, Richard
Pasaporte a la aventura / Richard Aguilera / Dirigido por Ricardo Bentancur. – 1ª ed. – Florida : Asociación Casa Editora Sudamericana, 2019.
Libro digital, iBook
Archivo Digital: online
ISBN 978-987-701-882-0
1. Devocionario. 2. Iglesia Adventista. I. Bentancur, Ricardo, dir. II. Título.
CDD 242.2
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Publicado el 09 de enero de 2019 por la Asociación Casa Editora Sudamericana (Gral. José de San Martín 4555, B1604CDG Florida Oeste, Buenos Aires).
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1º de enero
La verdadera celebración
Pues el Señor mismo descenderá del cielo con un grito de mando, con voz de arcángel y con el llamado de trompeta de Dios. Primero, los creyentes que hayan muerto se levantarán de sus tumbas. Luego, junto con ellos, nosotros, los que aún sigamos vivos sobre la tierra, seremos arrebatados en las nubes para encontrarnos con el Señor en el aire. Entonces estaremos con el Señor para siempre.1 Tesalonicenses 4:16, 17, NTV.
F altaban pocos días para el fin de año y, junto con tres amigos con quienes viajaba por Europa, tratábamos de decidir dónde recibir el año nuevo. Éramos estudiantes universitarios. Pensamos en Londres, Roma y Barcelona; pero nos decidimos por París. Llevábamos cuatro meses viviendo y estudiando en Francia y habíamos aprendido bastante bien el idioma, así que nos gustó la idea de ir a algún lugar en el que pudiéramos comunicarnos con la gente.
Llegamos a París el 31 de diciembre, a las 8:00 de la mañana, y encontramos un lugar donde pasar la noche. A las 20:00, la calle principal de París, Champs-Élysées, estaba atestada de gente. A las 21:00, el tránsito se paralizó. La calle se convirtió en un estacionamiento de un kilómetro y medio de largo, con diez carriles de ancho. Los autos no pudieron moverse hasta después de la medianoche.
Durante la siguiente hora continuaron llegando multitudes de personas. Se lanzaban fuegos artificiales y todo el mundo cantaba y celebraba en las calles. La celebración llegó a su clímax a la medianoche, y continuó hasta la madrugada. Cerca de las 00:30, nos dirigimos a la estación del metro para regresar al hotel, pero muchos más tuvieron la misma idea. Si no te gustan los lugares atestados, esto hubiera sido una pesadilla para ti. Había tantas personas apretujándose en nuestro vagón, que a unos pocos metros una joven se desmayó. Por fin, llegamos a nuestra habitación cerca de las 3:00 de la mañana.
En la segunda venida de Cristo habrá dos grandes celebraciones. Primero, los creyentes que murieron se levantarán de sus tumbas. ¡Esa será una reunión insólita, ya que conoceremos a personas que murieron hace miles de años! Luego, el pueblo de Dios que esté vivo, y quienes hayan resucitado, serán llevados juntos en las nubes para una reunión aun mayor: con Jesús. ¡Qué asombroso! ¡Ojalá llegue muy pronto ese día!
2 de enero
Incertidumbre en la playa
Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.Josué 1:8, NIV.
R ecientemente fui a Fort Myers Beach, Florida, para pasar allí el receso de primavera con mi familia. Estaba sentado en una silla, disfrutando del sol que comenzaba a descender. Como era tarde, apenas quedaban tres jóvenes frente a mí, con el agua hasta el pecho. Los demás estaban jugando en la playa. De repente, los tres muchachos comenzaron a correr hacia la orilla, gritando: “¡Tiburón, tiburón!”
Al instante vi una aleta saliendo del agua. ¿Qué crees que hice? Salté de la silla y comencé a correr hacia el mar. Tal vez pienses que estoy loco, pero no es así. Esa aleta era de un delfín. Mi hijo menor estaba cerca, y le dije que me siguiera.
Un delfín solitario había vagado hasta nuestra playa y nadaba hacia el norte, a lo largo de la costa, a unos quince metros de distancia. Mi hijo y yo lo seguimos hasta donde pudimos; en un momento llegamos a unos seis metros de donde estaba el delfín.
El día anterior habíamos estado con unos amigos en su bote. Mientras navegábamos, divisamos un grupo de delfines nadando por la zona. Incluso por un rato detuvimos el bote porque un grupo de cinco delfines pasó unos diez minutos nadando alrededor de nosotros, jugando, girando y chapoteando a medio metro del casco de la embarcación. Estábamos maravillados ante el espectáculo gratuito que nos daban. Gracias a esa experiencia, pude diferenciar la aleta de un tiburón de la de un delfín.
Cuando pasamos tiempo con Dios, aprendemos a diferenciar bien cómo es él y cómo son realmente otros “dioses” que nos hacemos. Lo mismo sucede con los amigos: cuanto más tiempo pasas con ellos, más los conoces, por lo tanto mejor diferencias quién es amigo de verdad y quién no. Aparta tiempo cada día para estar con Dios, orando y leyendo la Biblia. Estas son las mejores maneras de acercarte a él, de conocerlo bien, y de diferenciar las cosas importantes en la vida de las que no lo son.
3 de enero
La escapada
Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.Mateo 6:6, NVI.
D e vez en cuando tengo el privilegio de visitar algún lugar único e inusual. Hace varios años, mi esposa y yo estábamos viajando por Grecia, y decidimos visitar el pueblo remoto de Meteora, a cinco horas de distancia de Atenas, la capital griega.
Quizá te preguntes por qué deseábamos visitar un sitio tan apartado. Pues bien, tenía una razón, aunque me da un poco de vergüenza admitirla. Una vez vi una película, y algunas escenas habían sido filmadas allí. No es que quisiera visitar el lugar debido a la película, sino que fue por medio de la película que descubrí la existencia de aquel lugar.
Luego de un viaje de cinco horas en tren desde Atenas hasta un pueblo llamado Kalambaka, salimos de la estación. Ahora debíamos encontrar la forma de llegar al lugar al que nos dirigíamos, que se encontraba en las montañas que rodeaban la ciudad.
La palabra meteora significa literalmente “suspendido en el aire”. Ahí, a partir del año 1500, en lo alto de un montón de pilares naturales de rocas, ¡algunos de más de 365 metros de altura!, fueron construidos seis monasterios. En realidad, había más monasterios, pero estos son los que quedaron. ¿Te imaginas al pie de un inmenso acantilado, mirando hacia arriba a una pared de roca natural, de más de 300 metros de altura, y divisando en la cima un impresionante monasterio? Ten en mente que no había escaleras para llegar arriba. El acceso a los monasterios era difícil, y era así a propósito, porque los monjes querían vivir en soledad. Para llegar allí se necesitaban escaleras largas, unidas unas con otras, o redes y canastos grandes que se utilizaban para subir personas y provisiones.