THIS IS A BORZOI BOOK PUBLISHED BY ALFRED A. KNOPF
Text copyright © 2000 by Julia Alvarez
Illustrations copyright © 2000 by Fabian Negrin
Translation copyright © 2002 by Dolores Prida
Translation reviewed by Ruth Herrera
All rights reserved. Published in the United States by Alfred A. Knopf,
an imprint of Random House Children’s Books, a division of Random House LLC,
a Penguin Random House Company, New York. Originally published in hardcover
in the United States in 2002 by Alfred A. Knopf, an imprint of Random House Children’s
Books, New York.
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Library of Congress Cataloging-in-Publication Data
Alvarez, Julia.
[Secret footprints. Spanish]
Las huellas secretas / por Julia Alvarez ; ilustraciones de Fabian Negrin ; traduccion de
Dolores Prida.— 1st Dell Dragonfly Books ed.
p. cm.
1. Taino Indians—Folklore. 2. Tales—Dominican Republic. I. Negrin,
Fabian. II. Prida, Dolores. III. Title.
F1909 .A4718 2002
398.2′089′979—dc21
2002009007
ISBN 0-679-89309-1 (trade) 0-679-993096 (lib. bdg.)
0-440-41747-3 (pbk.) 0-440-41764-3 (Span. pbk.)
0-385-90857-1 (Span. lib. bdg.)
eBook ISBN: 978-0-307-79328-7
Trade Paperback: 978-0-440-41764-4
Random House Children’s Books supports the First Amendment and Celebrates the right to read.
v3.1
Para Laurita,
la ciguapita,
y para todas esas ciguaponas y ciguapitas
que ponen todo su corazón
al servicio de sus comunidades
—J.A.
Para Pam y Joanna, Fausta y Paolo
— F.N.
Mi más profundo agradecimiento
a Carol Chatfield, bibliotecaria infantil de Ilsley Library, quien me introdujo a las delicias que no disfruté en mi niñez;
a Tracy Mack, quien me ayudó con los primeros bocetos de este cuento;
y finalmente, a Andrea Cascardi,
quien supervisó el manuscrito hasta su versión final.
¡Que las ciguapas las protejan!
— J.A
Índice de materias
E n una isla no muy distante y en una época no muy lejana vivía la tribu de las ciguapas. Vivían bajo el agua en unas cuevas azules adornadas con caracoles y algas. Salían a tierra en busca de alimentos solamente de noche ya que temían a los humanos. Algunas ciguapas decían que preferirían morir antes que ser descubiertas
Por suerte, las ciguapas guardaban un secreto especial que las protegía de la gente. ¡Tenían los pies al revés! Cuando caminaban sobre la tierra, dejaban huellas que iban en dirección contraria.
Fue así como las ciguapas lograron mantener su paradero oculto por tanto tiempo.
Pero una vez, casi descubren su secreto.
Entre las ciguapas vivía una joven muy bonita, con ojos brillantes y piel dorada y pelo negro que ondeaba graciosamente hasta la cintura. A diferencia de otras ciguapas, ella no temía a los humanos. Por eso su nombre era Guapa, que quiere decir valiente y audaz, y también significa hermosa.
A veces Guapa salía a buscar comida antes de que la noche se hiciera totalmente oscura.
Una noche se aventuró demasiado cerca de una casa donde la familia todavía estaba despierta. Cuando vio la ropa tendida en el cordel, Guapa decidió probarse un vestido. “¡Este me queda bien!” dijo en alta voz, y se encendieron las luces dentro de la casa.
Un niño abrió la ventana. “¡Hola!” exclamó con voz amistosa.
Guapa sintió curiosidad. ¿Cómo será ser un niño humano?
se preguntó. Pero se alejó de prisa.
A los miembros de la tribu les preocupaba que el atrevimiento de Guapa revelara su secreto y le pidieron a la reina que hablara con ella.
“¡Déjate de tantas travesuras!” la regañó la reina de las ciguapas.
“Pero soy atrevida y valiente y curiosa”, dijo Guapa en defensa propia. “Por eso me pusieron Guapa, ¿recuerda?”
“Tienes que proteger nuestro secreto”, le advirtió la reina muy seria.
“Pero, ¿por qué?” preguntó Guapa.
Jamás una ciguapa se había atrevido a hacerle tal pregunta a la reina.
La reina contestó: “Si la gente descubre donde vivimos, nos capturarán porque somos muy bellas. Los doctores nos encerrarán en jaulas para examinarnos. Nos obligarán a vivir en tierra”.
Guapa se quedó boquiabierta. “¡Ay, no! Me encanta vivir bajo el agua y que los peces me hagan cosquillas en el cuello y que la corriente me peine el cabello y así nunca tengo que hacerlo yo misma. No quiero vivir en tierra, sólo quiero ir allí de visita”.
“Pues no puedes arriesgarte tanto,” le advirtió la reina. “Los humanos son desagradables. Te obligarán a bañarte y a lavar la ropa y a lavarte las manos antes de comer”.
Entonces Guapa prometió de todo corazón que tendría mucho,
mucho cuidado.
Y se esforzó bastante para cumplir su promesa. Se quedaba sumergida en el agua hasta que anochecía, por lo que se aburría bastante. Iba detrás de los demás cuando salían a buscar comida, por lo que se sentía defraudada. Cuando pasaba cerca del cordel de ropa en la casa del niño, Guapa no se ponía la ropa, por lo que tampoco se divertía. Caminaba en puntillas, una manera muy difícil para las ciguapas.
Pero una tarde, Guapa olvidó sus precauciones. Desde el fondo del agua miraba el sol resplandeciente como si miles de pececitos brillantes colgaran del cielo. Salió a la superficie para verlo más de cerca. A esa hora del día la isla lucía más bella. El aire parecía salpicado de oro. Los pájaros con plumas del color del arcoiris practicaban sus canciones favoritas. Las palmas se mecían al compás de una tonada pegajosa que traía la brisa. Del bosque salía el dulce aroma de las flores.